Me quedo terminando este día con la sensación de haberlo aprovechado, teniendo en cuenta que mi estado físico ha rozado el apalancamiento total. Por eso levanté y me obligué, no sé si diría mejor castigué , con placer, a hacer mi ruta de running al Cerro. Un ritmo bastante tortuguero , las piernas algo más que cansinas, y el estómago lanzando gorgoritos internos a manera de avisos extraños que he conseguido vencer. No sé cómo uno llega a dejarse caer tanto. Creo que son de esas tonterías que ocurren en determinados momentos de la vida, en los que vas acumulando factores que te obligan a apartar, normalmente, lo más importante. Creo llega una buena época para coger el ritmo y volver a recuperar las buenas costumbres que, traerán, también, las buenas formas. Nuestra conversación de hoy, zancada a zancada, ha girado, en parte, sobre la aburrida política. Y digo en parte, porque ya no es lo más importante, visto lo visto, en las conversaciones de las personas de a...