22.06.2016... Los equilibrios.

Pues sí, llegamos al miércoles, no sabemos muy bien cómo, pero lo que sí sabemos es de la realidad consciente de los momentos que vivimos.

Esta mañana, mientras caminaba, pensaba en cómo las personas son capaces de dibujar un circulo perfecto es sus vidas aunque, en muchas ocasiones, estén llenas de adversidades. En cambio otras, envueltos en comodidades y cubiertas sus necesidades, no llegan a encontrar la esencia de sus vidas.

¿Es tan difícil?

Realmente lo difícil es ser capaces de controlar nuestros pensamientos y emociones. Realmente lo difícil es despertar cada mañana agradeciendo tener otra oportunidad de nuevo para sonreír, para disfrutar del sol, para convertir en versos los momentos, para corregir un camino o pedir perdón, para conocer a alguien o dejarte llevar hasta la orilla de la noche por la ola de la vida.

¿Qué puede haber peor que desaprovechar la oportunidad de vivir?

A veces, un poema, surge del momento más insospechado. La poesía es como la vida, te sorprende. Te sorprende caminando, te sorprende sentado en un parque, te sorprende mientras miras por la ventanilla del tren o apoyado en la barra de algún bar con la mente perdida en el infinito. Los versos te llegan cuando te llegan, simplemente tienes que estar dispuesto a recogerlos, a acariciarlos y dejarlos fluir hasta que se conviertan en ese poema que realmente quieres.




No es fácil encontrar el equilibrio vital. No es fácil, en todo ese ajetreo diario, en ese ir y venir con prisas, encontrar nuestros momentos, esos momentos de espera, de sentir verdaderamente la vida, de valorar que más allá de esos problemas que rodean a cada uno, lo verdaderamente importante está en nuestro interior, en esa sonrisa o esos ojos que miran la vida con la luz de la pureza.

Creo que en esto del equilibrio vital, lo fundamental es comenzar a ocuparnos de uno mismo, de nuestra salud física, emocional y espiritual. El hecho de estar bien con nosotros sin duda nos va a producir bienestar y eso se va a trasladar a los demás. No debemos de ignorarnos nunca. Jamás debemos de pensar eso de que los únicos importantes son los demás, por encima de nosotros. Esto no es egoísmo, esto es el primer paso para estar bien con los que nos rodean, esos a los que nunca perdemos de vista y a veces nos consumen la mente.

Cuando estás saturado, presionado, envuelto en mil líos a veces absurdos, llega un momento que explotas y al hacerlo sueles pagarla con quién menos culpa tiene. Por eso es tan importante encontrar momentos de silencio, de reflexión con uno mismo. En esos momentos de calma tu mente también la encuentra, invitándote a bajar el tono y la presión, de tal manera que, tras unos minutos, te des cuenta que nada es tan importante que merezca enfadarse contigo o con los demás.

Vivir la vida en positivo, aunque incluso a veces sepamos de la dificultad, es la mejor vitamina que podemos tomarnos cada día. Algunos, muchos, viven en una constante negatividad, es una elección de cada uno. Si comenzamos a nublar nuestra mente, podemos caer por el precipicio de la negatividad. Si nuestra mente es negativa, hasta el mínimo problema puede ser un obstáculo que creamos imposible superar. En cambio, si ese pequeño obstáculo, u otro más grande, lo vemos con un pensamiento positivo, será el impulso necesario que nos haga saltar o ignorarlo.

Vivir en positivo requiere esfuerzo, no nos creamos que es fácil. Sin darte cuenta, en muchas ocasiones, te sales del carril positivo y vas caminando largo tiempo por el negativo. Ser capaces de darnos cuenta, atacar esos pensamientos con otros positivos, es la respuesta.

El desorden emocional nos nubla, los malos hábitos. El no marcarnos prioridades puede hacer que nuestras vidas vivan en un constante desequilibrio. Equilibrarnos es fundamental. Vivir los momentos y ser plenamente conscientes de ellos, disfrutando intensamente lo que nos de cada segundo de vida.

Deberíamos de marcar nuestras prioridades, tenerlas clarificadas, hacer una lista de nuestros objetivos más importantes, deshacernos de esos hábitos que nos evitan vivir la vida al máximo y encontrar ese equilibrio nuestro que nos haga sentir y vivir con espíritu positivo, energía y dispuestos a superar cualquier adversidad que se nos ponga por delante.

Uno cree, según va acumulando años, que todo lo ha visto o leído. No es cierto. El amplio mundo del arte, de la filosofía, de la literatura en tan inmenso como lo es esta esfera terráquea nuestra. Ayer me dieron a conocer, lo que supone para mí siempre una invitación a saber, uno de esos autores del que no tenía más conocimiento que por el título de una de sus obras, pero que por el nombre jamás lo hubiera recordado: Gregor Von Rezzori. Es lo que tiene vivir momentos con personas interesantes.




Gregor von Rezzori (1914-1998), hijo de una familia cosmopolita y aristocrática, nació en Czernowitz, capital de la Buccovina cuando era una provincia oriental del imperio austrohúngaro.

Esta mañana me he lanzado, veloz, en cuanto he podido, a la librería que tengo más cercana a la oficina. Casualmente he encontrado dos libros suyos: 'Memorias de un antisemita', que forma parte de la 'La Gran Trilogía' y 'La muerte de mi hermano Abel'.

La gran duda, fundamentalmente cuando adoptas dos obras literarias, es cual leer primero. Claro, lo absurdo, también, hubiera sido no aprovecharme -cariñosamente hablando- de quién me recomendó y solicitar su consejo.

La respuesta, con la indicación que seguiré a pies juntillas, no ha podido ser más atenta y, lógicamente, experta: 
"Te recomendaría las 'Memorias de un antisemita', aunque forma parte de la trilogía pero como una lectura independiente es una interesante confesión autocrítica y reveladora de un testigo de su época. El título de la novela es un poco trampa. Si te interesan estos temas, es una buena ilustración al pasado histórico de los territorios marcados por el problema de la interacción de culturas..." J.S.

Pues eso, tener una opinión así es un privilegio y suficiente para que me adentre en el mundo de Gregor Von Rezzori a través de sus libros.

Y por hoy, entre equilibrios, creo que es suficiente.

Feliz noche.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30