Una fascitis plantar me acompaña desde el jueves. Hacía tiempo no volvía a recibir esos dolores que, sin duda, me los provoco siempre por correr y caminar en exceso por superficies duras y/o, con calzado poco adecuado. El fin de semana pasado me hice unos cuántos kilómetros caminando con mi padre por esos caminos pedregosos de Minaya con un calzado poco apto y, para remate, estos días he tenido varias caminatas por Tenerife con mis zapatitos puestos. En fin... para qué contar. Así que ahora me toca algo de reposo deportivo y, como no mejore, también del caminar. Así hoy, domingo, me he sentido algo huérfano en la mañana. Huérfano de mi momento running, de mi momento de reflexión y meditación vital, de encuentro conmigo y con todos esos pensamientos, ideas y proyectos que se agolpan en la cabeza y que, normalmente, con unos kilómetros, consigo ordenar en su mayor parte. Leía hace poco, en el blog de mi admirada Virginia Galvin , algo que hoy, al recordar, me hizo reflex