Cuando el Silencio Me Llama...

Me salté el rito de la escritura en la tarde de ayer. Ni me apetecía ni estaba en condiciones para hacerlo. Me encontraba cansado y cuando uno está cansado, sobre todo físicamente, lo mejor que se puede hacer es descansar. Fue una semana, la pasada, de cierta actividad que ha servido para que hoy, último día del mes, coincida en mi paseo por la página/pantalla en blanco. En estos días he tenido la oportunidad de conversar bastante con un joven: mi hijo. De escucharle. De entenderle. También de aprender. He de decir, y sobra, que me siento cada día más orgulloso de él. ¿Cómo le explicas a un joven de 18 años, en plena ebullición y efervescencia hormonal, con la cabeza más en la próxima 'fiesta' del fin de semana que de su futuro como persona, vital, que sin esfuerzo es muy difícil llegar a nada, que el éxito no está en tener sino en Ser y que la felicidad no te la aporta el momento de esas risas con tus amigotes sino la calidad de las personas que te acompaña

El sol siempre sale aunque se pierda, pero a La Luz del día es cuando mejor se ven los errores cometidos.

El mundo está lleno de cosas mágicas, que esperan pacientemente que nuestros sentidos despierten.

La mayor exigencia siempre debe ser con nosotros mismos. Exigir a los demás es algo que no nos lleva a ningún lado.

Tu tarea no consiste en buscar el amor, sino en derribar en ti los muros que te impiden alcanzarlo.

Si caminas muy deprisa te puedes cansar antes y cuando el camino es largo hay que medir fuerzas.

Debemos estar dispuestos a soltar la vida que teníamos planeada para acoger la vida que nos está esperando.

La incertidumbre es el castigo de aquellos que no saben hacia dónde van.

“El futuro ni depende enteramente de nosotros, ni tampoco nos es totalmente ajeno, de modo que no debemos esperarlo como si hubiera de venir infaliblemente ni tampoco desesperarnos como si no hubiera de venir nunca”.

Pensaba ahora, que me enfrento a la pantalla en blanco del ordenador, sobre qué escribir en este breve post semanal. Los domingos nos traen lo que el viento de la semana ha arrastrado hasta aquí: tensiones, emociones, sentido, vida y poesía. Podría escribir sobre política, algo a lo que me he dedicado gran parte de mi vida, que me gusta y que de vez en cuando me dejo llevar por la tentación de la opinión, pero cada vez me genera más disgusto y confusión, no por su esencia sino por aquellos que representan o dirigen actualmente las organizaciones políticas, que son votados por la ciudadanía y son incapaces de ejercer su responsabilidad con valentía. Y los demás, y digo los demás que son la mayoría, a sobrevivir la parálisis de sus señorías (ya he dicho, sin decir, demasiado). A veces, cuando no tengo claro lo que escribir, me doy miedo. Me dejo llevar, comienzo a vomitar pensamientos, sensaciones, sentimientos, y no sé muy bien cómo termino hasta el final de las líneas. 

A veces, si nos pasamos de frenada también nos podemos estrellar.

La emoción, sin acción, no tiene sentido.

Todo lo que somos es fruto de nuestras decisiones, lo bueno y lo malo. Para Ser Ahora no hay que estar llenando la mochila de recuerdos ni de miedos a proyectos futuros. Simplemente decidir y Ser Aquí y Ahora.

Hoy estás donde tus pensamientos te han traído; mañana estarás donde tus pensamientos te lleven.

De verdad que a veces, cuando el cielo se nubla, parece que el mundo se nos viene encima y no pensamos que puede ser una oportunidad para subir un peldaño más y volver a ver La Luz.

El pasado es historia y el futuro un misterio, mientras que este momento es un regalo. Por eso se lo llama presente.

Uno de mis maestros, el filósofo estoico Séneca , me recuerda en uno de sus textos que "hay más cosas que pueden asustarnos que aplastarnos; sufrimos más a menudo en la imaginación que en la realidad".   Los miedos son, la mayoría de las veces, fruto de nuestra imaginación y son esos miedos los que nos pueden paralizar o bloquear o, por el contrario, animar en la prudencia a caminar. El miedo se vence caminando. Es difícil, cuando algo nos importa, cuando ponemos ante nosotros un reto, sea personal, sea profesional, siempre vital, no tener miedo. Normalmente, como decía también mi amigo Aristóteles , aquel que no siente miedo suele pecar de imprudencia. Lo difícil, claro está, es controlar nosotros al miedo y no que el miedo se apodere de nosotros. Es curioso que, normalmente, los miedos suelen provenir de pensamientos, creencias, sobre aquello que ni siquiera ha sucedido ni, posiblemente, sucederá nunca. Son predicciones, previsiones fantasiosas que nuestra

El miedo nos paraliza a no ser que consigamos tener el control de nuestras emociones. El miedo es positivo, nos estimula, nos espabila.

Quien no se alimenta de sus sueños envejece pronto.

Nada sucede por si solo, si queremos que algo suceda debemos pasar a la acción, visualizar el objetivo y hacer que suceda.

Déjate llevar silenciosamente por el poderoso impulso de lo que verdaderamente amas.

Todas las respuestas a nuestras preguntas están dentro de nosotros. Búscalas.

No estoy escribiendo demasiado últimamente. Me excuso en que ando algo descentrado y, cuando uno anda descentrado, que tan poco es tan habitual, pues llega a entender que a veces, por el motivo que sea, descentrarse no sólo no es malo sino que llega a ser positivo y saludable. Todos estamos incorporados ya a esa rutina habitual: trabajo, la ciudad, más trabajo, los hijos, los problemas, las preocupaciones, el estrés… Y posiblemente en lo que menos pensemos, tal vez porque no lo hacemos nunca, sea en nosotros .  A lo mejor es el momento, como propósito de inicio de curso, de intentar enfrentarnos a la vida de una manera más simple y plena .  No creo debamos renunciar a nada, pero sí creo debemos comprometernos con alguien muy especial: con nosotros.   Comprometernos con nosotros, al menos para algunos, no es tarea fácil. Todo es querer, todo es disciplina, todo es Ser; todo es atender lo importante y todo es disfrutar de esos momentos que, al fin y al cabo, son los que van

La meditación no es una evasión, sino un sereno encuentro con la realidad.

¿Por qué no dejamos de correr detrás de las cosas como si se acabara el mundo? ¿Por qué no paramos, respiramos, repensamos y luego seguimos? Tal vez lleguemos antes.

Hoy despertaba, al igual que ayer, con esos cantos que anuncian los primeros rayos de sol y pensaba que sí uno no cree en sí mismo, difícilmente creerán los demás. Por lo tanto Cree en Ti.

"No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy"

No es lo mismo decir lo que se piensa que hacer lo que se dice. De nada sirve decir o pensar si luego no somos capaces de hacer.

“la paz no es tanto un valor a conseguir, sino un fruto que procede del espíritu y de la comprensión de la realidad. En nuestra experiencia diaria observamos cómo la paz es inestable, cómo hay momentos en los que, a través de ella, nos sentimos unificados y otros en los que la perdemos, bien por agitación interior o por los estímulos externos”.

Es importante que nos siga dando el frío en la piel de la cara, así no olvidamos donde estamos.

Normalmente las personas más buenas, que lo entregan todo por nada, son las que menos reciben y a las que la vida les pone más obstáculos que superar.

¿Por qué contentarnos con vivir a rastras si sentimos el anhelo de volar?

Poco o nada he escrito este verano, en estos cuadernos virtuales que tienden a convertirse en páginas de vida, en versos del alma. De vez en cuando, también, las palabras necesitan un respiro para ir colocándose, o acurrucándose, tras la parada, en ese esperado orden de pensamientos. Qué mejor día para volver por aquí que hoy, que dejamos atrás agosto y comenzamos un septiembre que sin duda es el mes de la vuelta de lleno al ruido, al alboroto laboral, pero también supone el inicio, la ilusión, el sentido de caminos en los que no pensar en cuál será el final sino simplemente en el hecho de caminar. Vuelvo a escribir, tras un descanso estival y lo vuelvo a hacer desde el corazón, como siempre. El 1 de septiembre, más allá de los días que unos u otros hayamos podido disfrutar, en un lugar u otro, retomamos la vida con fuerzas y la ilusión de, por qué no, seguir haciendo los días con esa misma sensación de paz que nos hacía agosto. Todo depende de nosotros. He come

Es posible que los cambios nos desestabilicen, pero solo los cambios transforman lo que hay en lo que queremos que sea y solo así saldremos del estado de confort en el que nos encontramos.