01.09.2019... Septiembre!

Poco o nada he escrito este verano, en estos cuadernos virtuales que tienden a convertirse en páginas de vida, en versos del alma. De vez en cuando, también, las palabras necesitan un respiro para ir colocándose, o acurrucándose, tras la parada, en ese esperado orden de pensamientos.

Qué mejor día para volver por aquí que hoy, que dejamos atrás agosto y comenzamos un septiembre que sin duda es el mes de la vuelta de lleno al ruido, al alboroto laboral, pero también supone el inicio, la ilusión, el sentido de caminos en los que no pensar en cuál será el final sino simplemente en el hecho de caminar.



Vuelvo a escribir, tras un descanso estival y lo vuelvo a hacer desde el corazón, como siempre.

El 1 de septiembre, más allá de los días que unos u otros hayamos podido disfrutar, en un lugar u otro, retomamos la vida con fuerzas y la ilusión de, por qué no, seguir haciendo los días con esa misma sensación de paz que nos hacía agosto. Todo depende de nosotros.

He comenzado septiembre ilusionado. Reconozco que a veces, en el día a día, casi siempre por culpa nuestra, comenzar la jornada o, mas difícil todavía, comenzar el mes ilusionado, supone de un esfuerzo infrahumano. Pues esta vez no, comienzo ilusionado. Ilusionado de Ser y de sentir; ilusionado de vivir un poco más, de atrapar esos presentes y no pensar tanto en el qué pasará mañana. 

Todo camino tiene sus más y sus menos. Los caminos se caminan, se pisan, se sienten, se viven, sin pensar dónde o cómo de su final. En los caminos se tropieza, se cae, se levanta, se vuelve a tropezar, se aprende, se siente... pero no se deja de caminar.

De cada uno depende el no mirar atrás, sino mirar hacia delante dejándonos llevar a donde el camino nos quiera llegar.

A veces nuestro destino no es aquello que pensábamos que era sino lo que se nos cruza en el camino cuando nos hemos desviado o hecho alguna parada.

El camino no comienza hasta que no se pone un pie en él, hasta que no damos un primer paso y, a veces, cuesta, asusta.

Paciencia, equilibrio y fe.

Ahora abandono parte del silencio para adentrarme otra vez en el ruido y el bullicio. Echaré de menos la paz de mis cielos, mis caminatas entre las lindes de aquellos campos que sin duda esperarán, con el mismo ansia que yo, los días que vengan.


El que los días se iluminen depende de uno mismo porque todo está dentro de uno mismo. Iluminemos cada día.


Cualquier emoción viene precedido de un pensamiento. Si nuestros pensamientos van en buena dirección nuestras emociones serán agradables y nos van a llenar de un estado positivo y motivador.

Lo negativo provoca ansiedades, depresión y estados realmente molestos y desagradables. ¿Para qué?

La vuelta, el fin del verano, el inicio del curso laboral, envuelto en una emoción positiva, en una ilusión, en una creencia o consciencia que va más allá de nosotros, lo convierten en algo realmente extraordinario y positivo.

No es solo momento presente, es ir haciendo camino, con perseverancia, con esfuerzo y voluntad. 

¿Qué tiempo dura un momento? Un momento puede durar toda una vida.
Dejar de perseguir ideales externos, materiales, que son solo sombras, imágenes. Buscar lo verdadero, lo esencial. Buscar en nosotros, en el interior de nuestro Ser.

¿Para qué tener todo si no tienes alma? Dediquemos tiempo a construir alma.

No es fácil estar en paz con uno mismo, conseguirlo es sentir libertad. Para estar en paz primero debemos encontrarnos con nosotros mismos, escucharnos, sentirnos, aprender a vivirnos, a respetarnos tal y como somos. 

Para Crecer hay que Ser, es indispensable. 

¿Por qué no preocuparnos un poquito de nosotros mismos? No creo sea egoísmo, tal vez, simplemente, sea vivir.

Lo que te despierta cada día es una ilusión, lo que te dormita es la falta de ellas.

Avancemos septiembre sin pensar en las dificultades, que serán no pocas; avancemos confiando y sintiendo, es la única manera de Crecer y, por lo tanto, Ser.


Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29