Cuando el Silencio Me Llama...

Si sufres, al menos no machaques a otros. Apóyate, agárrate, pero no les generes pesadez y carga.

En cada suspiro encontramos una palabra, en cada lamento un verso y en cada una de las sonrisas que vives, un poema.

Cada uno de nosotros tenemos toda la capacidad de equivocarnos como los demás. Con lo que no juzgues a los demás, pero tampoco te culpes a ti mismo de los errores.

No aprendemos de fracasar, aprendemos de superar los fracasos, y eso no es nada fácil. La vida es tan dura que es a base de fracasos como lo aprendemos, pero los logros, por pequeños que sean, nos van indicando el camino.

Si todos los días pensamos las mismas cosas negativas será imposible que caminemos hacia delante. Pensar en cómo hacer que todo sea mejor no es un hábito fácil, pero es el combustible de nuestras vidas.

Hay una emoción dentro de ti que hace que cuando todo falle, si la activas te permite no caer: no dejar de creer en ti y no dejar de quererte.

 

Desde luego que lo mejor para cuando estás cansado es parar en el camino y descansar. No llegarás antes, pero llegarás entero.

No es la primera vez que aquello que parece imposible se vuelve posible. También puede ocurrir al revés. Pero no cejes en tu empeño.

Vivamos nuestra vida y dejemos que los demás vivan la suya sin meternos en ella.

Nuestras acciones son nuestras únicas pertenencias. Es lo que nos identifica.

 

  ¿Verdad que nuestros ojos enfocan siempre aquello que nos interesa? Para ver debemos fijar un objetivo. No podemos caminar sin un objetivo al que dirigirnos, estaríamos perdidos.

Todos deberíamos tener tres vidas: la primera para equivocarnos, otra para corregir esos errores y una tercera para poder arreglarlo todo.

El descanso debe ser tan prioritario como que sin él es imposible caminar. No te importe parar, es curar el alma para volver a andar.

 

Pensar que tienes 20 años cuando los que tienes son 50, normalmente es motivador pero habitualmente es una paliza.

Tanto en la empresa como en la es imprescindible la flexibilidad. Si no eres flexible no mejoras, no creces. Adaptabilidad al cambio, flexibilidad en el entorno.

Despertamos con dos posibilidades: versificar los días y convertirlos en poesía, o amargarnos la existencia. Escuchando el orquestal canto de los pájaros y sintiendo una sonrisa, solo puedo pensar en poetizar este momento.

Sabes que te equivocas 100 veces, pero vuelves a intentarlo una vez más hasta que te equivocas 101. Un gran éxito amigo.

 

¿Cómo gestionas tu tiempo contigo? Si estás lleno de ruido ¿qué haces? ¿Te envuelves en más ruido o buscas un instante de silencio? El ruido se cura únicamente con silencio.

Hablan estos días, unos y otros, sobre la Salud Mental . Por dos motivos fundamentales: el primero de ellos, porque se está convirtiendo en una verdadera pandemia y se viene agudizando,  deslizando de manera silenciosa pero con un carácter destructivo, en la humanidad;  el segundo, porque estos días de atrás se celebraba el Día Mundial de la Salud Mental y todos los expertos están pidiendo una mayor atención tanto a pacientes como a familias. Y cuando hablamos de atención, hablamos de prioridades y hablamos de salud pública. A mi, personalmente, todo lo que tiene que ver con la mente y/o la salud mental, me ha preocupado y llamado la atención desde siempre. El poder de la mente es tal que puede destruirnos. Las enfermedades de la mente son tan crueles que pueden apoderarse de ti hasta que dejes de ser tú. ¿Qué se considera enfermedad mental? Podríamos entenderlo como aquellas alteraciones de tipo emocional, cognitivo y/o de comportamiento, en las cuales se ven afectadas las emocione

Saber lo que de verdad es bueno para ti, es tratarte de la manera en que ayudarías a otro. Porque a veces no es lo que quieres, lo que deseas, es lo que de verdad es bueno para ti, que es muy diferente.

Si escuchas atentamente puedes llegar a escuchar el sonido del silencio. El silencio es capaz de reactivar nuestra mente en paz.

No intentemos cambiar a las personas para que sean como nosotros queremos que sean; cambiémonos nosotros para ser como debemos ser.

Criticar o sospechar de esas pocas personas que te rodean aparentemente felices, te hará más amargado e infeliz. El que es verdaderamente feliz, desea la felicidad de los demás.  

El control sobre uno mismo es imprescindible para vivir una vida en equilibrio. No queramos controlar a los demás cuando no somos capaces de controlarnos nosotros.

El control sobre uno mismo es imprescindible para vivir una vida en equilibrio. No queramos controlar a los demás cuando no somos capaces de controlarnos nosotros.

Si aprendiésemos a valorar lo que tenemos, nos daríamos cuenta de que todo lo que brilla es oro.

Los problemas no suelen desaparecer de tu vida por arte de magia. Si están, estarán, no puedes obviarlos, tendrás que enfrentarte a ellos.

Para no ser juzgado, no juzgues. La alegría que aporta el no juzgar es fuerte, a partir de ahí dejamos de tener preferencias.

 

Ámate a ti mismo como obligación… es la única manera de soportarte y no deambular perdido.

Este curso, ya comenzado, parece de cambios. Uno de ellos es que trato de estar menos encorsetado a esas obligaciones que me autoimpongo. Una de tantas, por ejemplo, era la de escribir cada domingo. En ocasiones, la obligación impuesta por otros, o por uno mismo, genera desgana. Cambio de hábito: escribo y publico cuando me place.   Escribo y publico si tengo algo que decir o decirme. Ha terminado septiembre. Vengo del pueblo tras perder mi mirada en un anochecer de fuego infinito y despertar con unos cielos que aproximaban a lo eterno. Llevo toda la vida con casa en un pueblo y, por lo tanto, yendo y viniendo. Primero de mis abuelos maternos y paternos, luego la de mis padres y, en los últimos años, la mía propia. Con esto quiero decir que, pasando largas temporadas como paso, conociendo a sus gentes como conozco, sé en buena parte lo que es la vida en un pueblo. Sé de lo bueno y conozco lo malo, aunque esto último, por no vivir en el día a día del año, no puedo decir que lo sufra.

Todo camino se vive andando. El resultado no depende de las veces que te caigas, depende de los pasos que das.

El ego nos hace buscar lo que no necesitamos y desatender lo importante. Desapegarnos del ego es básico.

Lo difícil no es elegir entre el bien y el mal, es hacerlo entre la ignorancia y el conocimiento, como decía Buda.