S/25.L Terminé el domingo, día de ayer, con poca paz; comienzo la semana con remordimientos y arrebatos de ansiedad. Que soy un tipo raro es algo que tengo asumido desde hace mucho tiempo. Cada vez más egoísta, tal vez. Cada vez más ensimismado y menos empático, también. Son ese tipo de taras que la vida, la edad, las hostias, nos va provocando para quedarse en nosotros hasta los fines. Aguantamos mucho menos de todo. No aguantamos a nadie. Ayer ocurrió, en domingo tarde, mi domingo, que me vi obligado a quedar con uno de esos amigos de la adolescencia, que de mayor no ha hecho las cosas bien (¿y quién las hace bien?) y ahora, a su edad, poco más que la mía, se ve en una situación realmente complicada. Yo sabía a lo que venía, me lo llevaba anunciando desde el verano: necesita ayuda, fundamentalmente económica, laboral. He sido toda mi vida, dentro de mis posibilidades, muy generoso con los demás, conocidos y amigos. Cuando me han pedido un favor me he desvivido por hacer...