Cuando el Silencio Me Llama...

Hay quien opina que volver al pueblo es de fracasados; mi opinión es que volver al pueblo es de inteligentes. En cada crisis suele resurgir ese afán por buscar un cambio de vida, por regresar a lo natural, por volver al pueblo. 'Lo dejo todo' 'Necesito hacer un cambio radical en mi vida' Cuántas veces hemos escuchado decir estas frases en el último año. Muchos están desencantados con la vida que llevan, han perdido el empleo o no ven expectativas de futuro. Esta crisis está siendo fundamentalmente sanitaria, pero lo será económica y emocional. Pero un pueblo, también hay que decirlo y los que lo conocemos sabemos, no es solo una estampa idílica tipo Verano Azul. Un pueblo puede resultar un cambio radical en tu forma de vida que no todos pueden llegar a asumir. En los pueblos faltan servicios, pero también existe la falta de oportunidades. Esta época, encerrados, confinados en la mayoría de los casos en habitáculos sin balcón, muchos eran los que soñaban con un pueblo s

No luches contra lo viejo. Concentra tu energía en positivo y construir aquello que crees.

Debemos reconocer nuestras equivocaciones, no hacerlo sería reconocer que siempre queremos llevar razón y la razón no hace la felicidad.

¿Os dais cuenta que, en los últimos tiempos, todos sabemos todo sobre todo y de todo? Antes todos sabíamos de construcciones y reformas, llegamos a saber muchísimo de economía y bolsa; ahora todos sabemos de medicina.

Dentro de todos nosotros hay una luz. En ocasiones nos parece imposible encontrarla porque las circunstancias nos bloquean. Pero está ahí dentro. Respira, busca, siempre llegas a ella.

 

Podemos dedicarnos a caminar sumidos en la oscuridad o, por el contrario, y en la circunstancia que sea, ver la luz del día más allá de la noche. Somos nosotros quienes elegimos.

Conseguir la Paz Interior solo depende de uno mismo. Nadie puede hacerlo por nosotros. No podemos esperar a que lo que nos rodea cambie. Debemos ser nosotros.

 

Comenzar a ver lo que en realidad es, es comenzar a vivir lo que nunca has vivido.

Hoy quería, brevemente, aplaudir a los jóvenes o, mejor explicado, esos adolescentes tardíos. A la inmensa mayoría de ellos. A esos pocos otros, vagos, irresponsables e incipientes o predispuestos delincuentes que últimamente acostumbramos a ver en imágenes, por supuesto que no. Observo, por la ventana del mundo de hoy, nuestro país. Me quedo perplejo, disgustado, tal vez con un sentimiento de fracaso. ¿Esto es lo que queríamos? ¿Esto es lo que hay? ¿Esto es el futuro? No, ni mucho menos es esto. Esos cientos de jóvenes, jaleados por algún que otro político desde su poltrona, no son la juventud que representa este país. Ellos mismos se darán cuenta de su error. El tiempo se lo dirá. ☝️Esos jóvenes, con aires revolucionarios, pero con comportamientos delincuentes, no son la imagen de los jóvenes de este país. Esos jóvenes, unos con discursos fascistas, xenófobos o racistas, que ni han conocido ni saben de historia, no son los jóvenes de este país. Vándalos, sin ideales ni valores, que

Deja de culpar a otros si las cosas no te salen como deseas cuando quieres lograr un objetivo. Todas las decisiones que tomamos sobre nuestra vida también son nuestras.

Los objetivos con los que despertamos cada mañana, nos hacen avanzar. O pensamos en objetivos o pensamos en problemas. Tú verás.

Hemos aprendido a ocultar la culpa pensando que de esa manera nos libera. Pregúntate de qué eres culpable. Seguramente de nada.

No olvides que ninguno de tus pasos es pequeño. Cada uno forma parte de tu viaje. Gratitud al día y aprovechemos las horas que se nos ofrecen.

No busques fuera de ti porque la Verdad se encuentra en tu interior. Responsabilízate de tu vida y cuestiónate tu manera de ver las cosas.

 

Nada tan fácil pero a veces tan difícil como tratar a los demás como nos gustaría ser tratados nosotros. Olvida el ataque. Ignora a tu atacante.

Hemos aprendido a ocultar la culpa pensando que de esa manera nos libera. Pregúntate de qué eres culpable. Seguramente de nada.

En las casas antiguas de los pueblos, construidas con muros de barro y piedra, las de mis abuelos, no existían persianas como las de ahora, que te oscurecen la habitación aunque el sol del día esté iluminando por completo el exterior; tampoco las ventanas te encerraban, herméticamente, al ruido, de tal manera que cuando la luz se hacía y las señoras, como mi abuela, comenzaban a barrer la puerta, agachadas, con pequeñas escobas caseras, de hierbas y ramas secas, como durmieses en las habitaciones que daban al exterior, despertabas con esas conversaciones que ahora podrían parecer un tanto absurdas, o carentes de sentido, pero que entonces, ajenos ellos al mundo externo, versaban sobre la relación de uno u otro vecino, la enfermedad que había sorprendido a aquél o esos pollos que engordaban lentos para el puchero del día.  Cada amanecer, de entonces, era una ilusión, una aventura. Ilusión por comenzar a correr por la casa hacia el corral, a ver las gallinas y conejos; aventura por descu

Ante una circunstancia adversa, o un desafío, tenemos tres formas de reaccionar: atacar, huir o bloquearte. Tú eliges.

La mayoría de los problemas no tienen una solución desde el exterior, sino que es desde el interior donde realmente se solucionan.

Hay días en los que pensamos que no somos lo que queremos, que querríamos ser otra persona. Es justo ahí cuando más hay que quererse y valorar lo que somos y cómo somos. Cada uno es único.

Hoy no vamos a olvidar que siempre es mejor atender lo importante que lo urgente. Lo urgente normalmente puede esperar.

Sería interesante que hoy, más allá de esa luz con la que tratamos de alumbrar a los demás, y que a veces tanto cuesta que vean, paremos, apuntemos hacia nosotros, y hagamos un esfuerzo de comprensión personal. Solo hoy. Mañana otro día será.

 

El primer paso para cambiar es cambiar las creencias. La primera creencia que debemos tener es que todos podemos cambiar Ahora. Nosotros somos los responsables de nuestro propio cambio.

Las personas sabias se levantan tras una caída, pero jamás olvidan la razón que les hizo caer. Ella nos sirve como una nueva fortaleza y conocimiento.

¿Verdad que iniciamos los días, al levantarnos, con la sensación de que nos falta algo, de que estamos incompletos? Y no tiene por qué ser material, aunque el deseo de lo material siempre viene precedido de la necesidad espiritual que impera en nosotros. Cualquiera que lea esto dirá que es una gilipollez de las mías. No lo es. Simplemente no queremos permitirnos parar y reflexionar sobre ello . Creemos, pensamos, que lo tenemos todo. Tal vez nos falta lo más importante, lo que nos completa, lo que nos llena: la plenitud interior . ☝️ Cada uno de nosotros damos un significado a lo que vemos, a lo que nos pasa, a lo que vivimos.  Si en tus pensamientos se encuentra la esperanza, tendrás una vida mucho más sana. Cuando no somos capaces de anticipar lo que ocurrirá mañana, nos llenamos de incertidumbre y entonces nos invade la desconfianza, en nosotros y en todo lo que nos rodea. Lo vemos todo negro. Más negro de lo que realmente es. 💫La solidaridad, la compasión, aumenta la supervivencia

Tal vez sea necesario caernos para que aprendamos a levantarnos con más fuerza y con la cabeza llena de sueños y cosas por conseguir.

Las circunstancias que nos ocurren en nuestra vida son las que son. Vendrán mal dadas y la única diferencia, en lo único que tenemos el control, es en la actitud con la que nos enfrentamos a ellas.

 

Nos encontramos ante unas adversidades poco comunes, nunca vividas. Si nos resignamos nos quedaremos presos de algo y no sabremos cómo salir. Somos la víctima. Aceptemos lo que hay, no va a cambiar, es nuestra realidad y planteémonos AVANZAR.

Si la vida nos duele no nos conformemos con una aspirina, busquemos la causa y actuemos cuanto antes. Si dejamos pasar el tiempo será peor.

¿Y si caminamos más despacio y disfrutamos de todo lo bello que hay a nuestro alrededor mientras recorremos el camino de la vida? Sentiríamos que todo es diferente.

Para comenzar a disfrutar del momento lo primero que hay que hacer es dejar de comparar, porque cada instante es único.

Las dificultades no vienen a destruirnos. Si somos capaces de utilizar, nos aportan experiencia y nos moldean.