Siempre he dicho que no es lo que tenemos lo que nos hace felices, ni siquiera lo que hacemos con lo que tenemos. La felicidad depende, única y exclusivamente, de cómo cada uno utiliza el Tiempo, que para todos es el mismo.
La pausa es vitalmente necesaria. Con ello no justifico mi necesidad, aconsejo su virtud: la creatividad, la generación de ideas o, simplemente, la soledad y el silencio. No hay mejor aspirina contra el ruido que nos busca.
En tiempos de paz mental, descubres que tu Ser llega a ser la luz que va iluminando los pasos que, a tientas, das en la oscuridad de tu mundo. Cada una de las respuestas está dentro de ti.
Mejorar nuestra vida supone correr nuestra propia carrera. Y nada externo importa, solo aquello que nosotros creemos. No te preocupes de nada, simplemente corre.
De vez en cuando, al despertar, deberíamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Hay cosas que sabes que podrías hacer y que servirían para mejorar la vida de las personas que te rodean y no haces? Si la respuesta es sí, deja de hacer las cosas que están mal y empieza hoy mismo ha hacerlas bien.
No podemos controlar el tiempo que hace o el tráfico de hoy, pero si podemos controlar nuestra actitud hacia ello. Tenemos el poder de elegir en qué vamos a pensar en este momento. Depende de nosotros.
Es curioso que casi siempre evitamos disfrutar de los momentos que verdaderamente tenemos que disfrutar. Somos raros hasta para eso. Los tiempos se van, no lo perdamos.
La mayor motivación que existe para todo es querer hacer las cosas y en intentarlo está el éxito, en no intentarlo el fracaso. Nadie nos dijo que las cosas iban a ser fáciles.
No diciendo nada a veces se dice todo. Hablando mucho en ocasiones no se dice nada. La palabra puede ser justa o injusta. El control en el hablar y en el silencio es una gran virtud.