Diario de un Estoico III. El presente que me vive. Semana 20

 
E/13.L
 
No has dormido ni mucho, ni bien. Vuelves a acostarte con preocupaciones a las que no dejas de dar vueltas durante toda la noche. Siempre lo mismo, lo económico; siempre el mismo, provocado por el mismo personaje. Las cosas que no se solucionan en su momento, tienden a enredarse más y más. Es como las enfermedades que no se curan bien.
Tienes la semana bastante cargada, además viajarás a Barcelona por primera vez este año.
Noches gélidas, heladas, frías.
 
No es lo mismo ser inteligente que ser sabio. La inteligencia no deja de ser un medio. La sabiduría se adquiere bebiendo de cuatro fuentes: dolor, experiencia, pérdida y renuncia.
De la sabiduría lo espiritual. El camino espiritual nos facilita el proceso.
 
Las situaciones complicadas despiertan nuestro talento y creatividad, pero tú, a estas alturas de la vida, comienzas a estar hasta las pelotas de situaciones complicadas.
 
Escribir te permite retener el pasado.
 
En el tren de vuelta te das cuenta de que has dejado el cuaderno en el despacho. Te incomoda, son tus diarios. Escribes en esa aplicación, de Notas, del móvil. No es lo mismo. Pero sabes que lo que no anotes quedará perdido.
Has almorzado en La Giralda, de trabajo, aunque con conocidos. La política te chirría cada vez más aunque no debes olvidar que no ha dejado de ser tu vida. Al menos ahora te puedes mantener en ese solitario camino del centro.
Despacho y a casa, pronto.
 
“No es posible ser amigo de muchos con perfecta amistad, como tampoco estar enamorado de muchos al mismo tiempo (pues amar es como un exceso, y esta condición se orienta, por naturaleza, sólo a una persona); no es fácil que muchos, a la vez, agraden extraordinariamente a la misma persona, y quizá tampoco que sean todos buenos para él. Pero, además, uno debe adquirir experiencia y llegar a una intimidad, lo que es muy difícil. En cambio, por utilidad o por placer es posible agradar a muchos, porque muchos son los que están en esas condiciones, y tales servicios requieren poco tiempo.” Aristóteles en Ética nicomáquea.
Y qué razón tenía.
 
Habéis quedado para el miércoles por la mañana. A ver si solucionáis algo. Te llamó. Frialdad por ambas partes, desconfianza también. Como siempre debes ser simplemente como eres: sensato, paciente y cauto. Los errores de los demás no son los tuyos, bastante tienes con los que cometiste tú. Solo te permites esa carga, no los del resto. Demasiado camino con este peso.
 
 
E/14.M
 
Sales de casa con – 4ºC. Abrigado, el frío se te ha metido hasta en el conducto del ombligo. Has recordado aquellos días en la sierra madrileña, zona de Manzanares del Real, cuando haciendo el servicio militar salíais a hacer maniobras y dormíais en tiendas de campaña, incluso en los camiones militares. Era un frío del que no podías escapar por mucha ropa que llevases encima, ropa que, por cierto, ni te quitabas en los días que estabas dando barrigazos.
 
En la Biblia se dice claramente, Efesios 5:15-20: “Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos. No actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan. No se emborrachen con vino, porque eso les arruinará la vida. En cambio, sean llenos del Espíritu Santo cantando Salmos e himnos y canciones espirituales entre ustedes, y haciendo música al Señor en el corazón. Y den gracias por todo a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
Seamos agradecidos, cada día, por lo que tenemos y disfrutemos de ello. No pensemos en lo que no tenemos porque ello nos evitará disfrutar del momento y de lo que sí tenemos. Debemos poner el foco en dar gracias.
 
En estos días, por diferentes motivos, pienso que jamás se puede hacer nada para remediar lo que nos pasó antes, ayer, pero sí que podemos hacer para cambiar lo que venga mañana.
 
No podemos culpar al resto de los límites que no hemos puesto nosotros.
 
 
E/15.X
 
Darte por vencido en algo significa dar por ganadores a otros. Lo sabes, lo entiendes y por eso te cuesta tanto darte por vencido.
Esta mañana tendrás la reunión que esperabas desde hace tiempo. No tienes una estrategia clara porque tampoco necesitas tenerla. Anoche tu hijo, hablando de ello, te pedía calma. Te conoce y sabe que tus impulsos pueden provocar, en ocasiones, desastres mayores. Dejar hablar, escuchar y decir poco. Luego hacer lo que creas conveniente. Conociendo al personaje tampoco sabes si pretenderá provocarte. Así que boca cerrada. Solo pretendes que quede asumido el error, la responsabilidad y que todo termine de la mejor manera posible. Y a otra cosa.
Estos temas te quitan mucho tiempo, te desgastan enérgicamente. Ni tienes tiempo ni ganas para tonterías.
 
Un día puede ser toda una vida.
No des nada por supuesto.
No permitas que nadie envenene tu alma.
 
El frío que hace hoy, -5ºC, obtusa tu cabeza. Tampoco es que estés muy cuerdo habitualmente. ¿Tenemos propósitos? Pues entonces aguantemos el proceso.
 
Hay algo que nadie puede poseer: la verdad.
La verdad se busca.
Creer es acoger la verdad en nuestro Ser, no poseerla.
Quien busca la verdad de algún modo está buscando a Dios.
 
Dirías que la reunión ha evolucionado según lo previsto, sin estridencias.
Como si fuerais dos extraños, al menos es lo que has sentido tú.
Ambos sabíais lo que ibais a decir cada uno. Él tenía claras tus pretensiones y posiciones. Le has visto más seguro en sus planteamientos porque conoce su responsabilidad y, evidentemente, está asesorado. Mejor así. Las discusiones no arreglan nada, entorpecen.
En lo personal, para ti, ha sido un fraude. Otro más. Una equivocación por tu parte, un exceso de confianza personal.
Lo que esta persona te ha generado, a estas alturas de tu vida, es que no vuelvas a confiar en nadie. Siempre entenderás que van a aprovecharse de ti, como en parte lo ha hecho él. Eso es una putada, pero tampoco es nada grave. Confiar en quien tienes que confiar, que son los que siempre han estado y te quedan. No volverás a dejar que ningún elemento externo entre en tu círculo de acción.


 
E/16.J
 
Tomas café cerca del hotel. No has dormido bien. Llegaste a Barcelona con tiempo de dejar las cosas en la habitación y marchar a dónde habías quedado para cenar algo. Uno de tus rincones favoritos, Paco Meralgo. Ligero, pero digestión pesada.
Quieres caminar antes de comenzar la jornada de reuniones. Esta vez te alojas más alejado de tu zona habitual. Está muy bien y, lo fundamental, más económico.
 
Escribir, aunque sean gilipolleces, te transforma y ayuda a repensarte, explorarte y conectar tu mundo interno con el externo.
Te cuesta extraer lo que llevas dentro y plasmarlo en el papel tal cual.
Piensas que deberías ir dejando por aquí los retazos, notas, ideas, de esa posible novela. Serían trozos de ficción entre tu yo. Sería como una especie de experiencia, de fusión.
Tal vez es algo que requiera un periodo de maduración.
Escribir es de los pocos hábitos que tienes que te merecen Ser.
Por aquí no hace tanto frío como en Madrid.
Las calles ya hace tiempo despertaron. Madrugas en exceso, incluso cuando no tienes por qué hacerlo.
 
Cada uno de nosotros actuamos desde nuestro nivel de entendimiento, nuestra inteligencia y empatía. No es que tengamos problemas con nadie, a veces es nuestro propio razonamiento.
 
Vuelves a sentarte a tomar otro café. Esta vez cerca del Paseo de Gracia,  junto a la calle Balmes. Has caminado bastante. Te acercaste a la Barceloneta para sentir y oler ese mar en una estampa idílica. Apareció el sol justo en ese momento, entre unas nubes que abrazaban el mar en movimiento. Uno de esos regalos que se te ofrece y que es tan difícil de plasmar con palabras en este cuaderno que ahora miras. También él te mira. En blanco. Qué decir, qué escribir. Esperar que esas palabras lleguen en la forma que deseas.
A veces esa inspiración que buscas se te hace difícil de encontrar.
 
 
E/17.V
 
Anoche te retiraste pronto. Últimamente, algo que valoras tanto como el comer bien, es el sueño, el dormir bien y el tiempo suficiente como para recuperarte. Tus siete horas.
Fue un día de mucho movimiento, sin parar. De un lado a otro. De caminatas largas y reflexivas. De reuniones activas y no exentas de alguna absurdez.
Terminaste en la tarde, temprano. Te sentaste en uno de los sillones del hall del hotel y tomaste una copa de cava en lo que iba a ser un rato de escritura. Pero te dejaste llevar por uno de esos momentos en los que el cansancio te provoca, simplemente, mirar. Mirar los rincones de un espacio con una decoración clásica pero muy agradable, mirar esas personas que, como tú, van y vienen paseando su ser por estos hoteles que pretenden convertirse, sin conseguirlo, en el hogar de una noche. ¿Cuántas historias ocultan los hoteles? ¿Cuánta soledad? ¿Cuánto amor escondido entre esas sábanas y almohadas prestadas e impersonales?
En los hoteles se vive en una especie de soledad que no compartes. Por eso eres de los que no paran en la habitación más que para lo necesario: dormir.
Terminaste el día en una de esas experiencias culinarias únicas. Comida japonesa y barbacoa. Una calidad de carne inmejorable, con unos cortes únicos y un sistema de parrillas en las mesas que permiten cocinar cada bocado al gusto de cada uno.
Te encantó la comida y el sistema. Te encantó el lugar. Suculento pero a la vez sano: Ah-Un Japanese BBQ&Sake Bar. Perfecto.
 
Es fascinante comprobar que la vida jamás decepciona.
 
No importa quienes seamos ni que hayamos hecho en la vida. No somos perfectos ni somos tan buenos como podríamos ser. Así que siempre podremos mejorar.
 
Los días de seminario jurídico son bastante agotadores. Los preparativos, la atención a los ponentes y la organización de la posterior comida. Todo para que estén lo más a gusto posible. En el caso de hoy, además, magistrados junto a catedráticos. Aunque ya los conoces a todos, es un cúmulo de egos que se encuentran en ese perdido mundo que es el derecho.
Tu sabes ir a lo tuyo, sin hacerte notar, en tu burbuja. Has aprendido que eso de destacar solo trae, a la larga, problemas.
 
 
E/18.S
 
El día de la semana en el que despiertas más feliz suele ser el sábado. Abres los ojos a la hora de siempre y recuerdas que no tienes prisa. No tener prisa. Tu día para ti, tuyo, de no hacer nada, de dedicarlo a lo que más te gusta: leer, escribir, cocinar. Además Kika y A están en casa, todo se convierte en un regalo de Dios. Realmente es eso, cada día es un regalo de Él.
Sales para caminar un poco, con frío, como hoy, y a desear ese café humeante mientras escribes unas líneas.
Caminando se te cruzan ideas, pensamientos sin orden que luego te es difícil expresar y dejar por aquí. Pero sabes que ahí están.
En ocasiones, sin saber muy bien por qué, una especie de angustia te persigue e incluso se apodera de ti un tiempo. Vuelves a caminar antes que esa tristeza que te provoca no te estropee el día. Y no lo hace porque rápidamente le encuentras el sentido de gratitud que te ofrecen los sábados.
Porque puedes hacer lo que te plazca, sin prisa.
Puedes mirar el campo infinito que te rodea. Puedes mirar el cielo, ahora, en este instante. Puedes llamar a esa persona que quieres y se preocupa cada día. Puedes quedarte en silencio, simplemente respirar.
Y puedes, debes, dar las gracias por todo esto que te rodea y te acompaña.
 
¿Es posible vivir completamente en paz? Es una pregunta que te planteas a menudo, en los últimos años, tal vez los más espirituales. El ego destruye la paz. Los pensamientos nos desequilibran con lo que a la paz se llega con una gestión adecuada de los pensamientos y viviendo desde la profundidad del alma. ¿Cómo? Ese es un camino personal, duro, pero no difícil.
Vivir desde el Nosotros, desde el yo con Él y hacia los demás. Desterrar de nosotros el yo egoico.
Mirar desde la razón, el sentido y la contemplación.
 
Tienes solo un hijo. Ni bien ni mal, son decisiones que se toman a su tiempo y que no dependen solo de uno. Pero el que sea hijo único tiene una parte negativa, sobre todo para él, y otra positiva, ahora, para ti. No tienes que repartir amor ni tampoco comparar a uno u otro.. Es uno.
Los padres son los maestros hasta que los hijos crecen, luego pueden serlo los hijos, aunque también lo puede ser tu perro.
 
En estos tiempos, con el año ya comenzado, en los que uno reflexiona de todo y para todo, lo hago en exceso sobre los pensamientos.
Todos, en mayor o menor medida, tenemos pensamientos
Todos, en mayor o menor medida, tenemos pensamientos. En mi caso demasiados. Lo cierto es que mal va el que no piense. Y esos pensamientos pueden ser positivos o negativos y, sin dudarlo, tanto unos como otros nos influyen. Nos influyen en nuestro estado de ánimo y nos influyen en nuestras decisiones y acciones.
¿Podemos cambiar nuestros pensamientos?
La Lección 284 del Libro de Ejercicios de Un Curso de Milagros nos dice: "Puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor. Y hoy deseo ir más allá de las palabras y de todas mis reservas, y aceptar plenamente la verdad que reside en ellas." L 284 1: 7-8.
Puedo cambiar cualquier pensamiento que pueda pensar, es decir, todos.
Y si el problema está dentro de mis pensamientos, puedo cambiar el problema porque la causa de los problemas está en mi mente.
Todos pasamos en la vida por malos y buenos momentos; también somos nosotros los que a veces nos provocamos malos momentos, como si el estar bien, tranquilos, en calma, nos sentara mal.
Nos asusta lo que no conocemos pero también lo que no queremos conocer.
Normalmente nos asusta la verdad y no la queremos ver.
La tristeza existe, negarla es una equivocación. Parece que todos  debemos estar, obligatoriamente, contentos, sonrientes, exultantes de felicidad.
Junto a Portugal somos el país de la UE que más sedantes, ansiolíticos e hipnóticos consume habiendo aumentado un 15% desde el inicio de la pandemia.
Somos la décima potencia mundial en el consumo de antidepresivos.
Todo tiene un por qué. Somos incapaces de controlar nuestros pensamientos. 
La mente nos domina con lo que si somos incapaces de dominar nuestra mente, alguien que no seamos nosotros podrá dominarla y dominarnos.
La tristeza no es un mal. La tristeza te viene por muchos malos momentos que a lo mejor somos incapaces de controlar o absorber.
Todo está en nuestra mente, sí.
Ser sensible emocionalmente no quiere decir que seamos frágiles. Ser sensible es una cualidad que nos hace vivir todo con mayor intensidad y profundidad.
Ser frágil emocionalmente es ser incapaz de manejar las emociones internas y entonces es cuando aparece el miedo, la depresión y la ansiedad.
Los pensamientos negativos son como una pequeña cárcel creada por nosotros mismos. Liberarnos, salir de esa prisión es tan simple como cambiar nuestra manera de pensar.
Cuando los pensamientos negativos nos vengan, observémoslos. Reflexionemos. No busquemos culpables externos, tampoco nos culpemos. Simplemente, cambiemos por pensamientos positivos, tenemos el poder de hacerlo y de ello dependerá nuestra fortaleza.
 
 
E/19.D
 
Despiertas, tras unos sueños extraños, sintiendo el pequeño cuerpo de Kika, su respiración, al lado. No hace falta que lo escribas, no se trata de una persona, es nuestra teckel que buscando seguridad, el calor de quienes se convirtieron en su familia, en estos inviernos se introduce entre las sábanas, bajo el edredón, haciendo difícil su captura para devolverla a su cama. La dejas ahí. No pasa nada. No genera más problema que ese sentimiento de complacencia y cariño que de seguro no siempre le es correspondido como merece.
 
Anoche viste la película ‘La Revolución de Jesús’, estrenada estos días en Netflix. Te emocionó tanto como ‘El caso de Cristo’, que viste hace algún tiempo.
Esta cinta narra la historia de un predicador callejero hippy, que interpreta Jonathan Roumie (Los Elegidos/The Chosen) y un pastor puritano -Chuck Smith-, interpretado por Kelsey Crammer (Cheers y Frasier), fundador de la Capilla Calvario.
Esta capilla abre la puerta a una corriente de jóvenes modernos y esto desencadena el mayor despertar espiritual de la historia de los Estados Unidos.
Basada en hechos reales. Lonnie fue el evangelista hippy más representativo del movimiento de la Gente de Jesús en el sur de California a principios de los 70. Frisbee (1949-1993) es fundador de las dos iglesias más conocidas que allí se forman, la Capilla Calvario y la Comunidad Cristiana de la Viña, aunque su nombre es borrado de la historia de estas denominaciones evangélicas por su homosexualidad y muerte de sida en 1993. De alguna manera, esta película, rehabilita su memoria y nos introduce al apasionante mundo de aquellos “locos por Jesús” (Jesus Freaks) que, al ser bautizados en el océano, soñaron una revolución espiritual, al margen de las iglesias establecidas.
La historia es muy sugerente, y nos introduce en los grandes dilemas de la fe.
La terminé antes de ir a acostar. Quedé con una especie de motivación interior y regocijo espiritual.
Es una película recomendable, tanto para los que gustan del cine espiritual como los que simplemente quieren aprender o conocer.
 
Llegas a la conclusión de la complejidad del mundo. Todo tiende a enredarse por sí mismo y normalmente no nos necesita a nosotros aunque nos gusta tener esa parte de protagonismo.
Los problemas, el tamaño de los problemas, depende de cómo los miremos. Es por ello por lo que un problema no tenga la misma importancia para una persona u otra.
Cómo miramos, cómo nos enfrentamos, es lo que cambia todo.
Es como esos animales que huelen el miedo, los problemas también. Si te enfrentas a un problema con miedo, te arrincona y paraliza antes de tiempo.
 
Ya sea tu hijo, o cualquiera de los que te preguntan, en estos momentos, que qué quieres en la vida, le contestas que paz. Sentir que estás bien y que lo que tienes alrededor ha estado basado en una buena elección. Hacer las cosas de corazón. No quieres cargos ni títulos, ya sabes lo que son y lo que provocan. Quieres momentos sinceros con personas correctas. Conoces que todo lo material viene pero también va, solo te queda el interior y aquello que dejas en el corazón para los demás.
 
Hay una gran diferencia entre dinero y tiempo. Siempre sabremos el dinero que tenemos en el banco -sea menos o más-, nunca el tiempo que nos queda.
 
No eres ejemplo de haber triunfado o destacado o haber lo grado nada exitoso en esta vida. Sí puedes hablar de la experiencia, de mucho de lo que no se debe hacer, de decisiones acertadas o erróneas que te han servido para no haber llegado a caer.
 
Suena ‘Cabeza de Cartel’ de Tu otra Bonita. Y suenan muy bien. No sabes a quién te recuerdan, pero es un sonido familiar. Tras este tema te lanzas a escuchar su último álbum publicado, ‘¿Quieres rollo?’, y te parece excepcional. Descubrir buena música los domingos por la mañana. Una especie de felicidad, de happy way.
 
Ese final de domingo, ese invierno que camina
entre silencios necesarios y búsquedas que no llegan.

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