Diario de un Estoico III. El presente que me vive. Semana 12

 
N/18.L
 
Escribió Marco Aurelio que “la mejor respuesta a la ira es el silencio”. Callar. Silencio. Ha sido mi elección en un momento complicado, que no va ni hacia delante ni hacia atrás. Callar. Calma.
Un poético proyecto empresarial que se muere. Una buena amistad que se diluye, algo que para ti tiene más importancia que lo primero.
 
Sepárate de todo aquél que te falte el respeto, que te mienta, que te use o no te valore.
 
Lo que da sentido a nuestra vida es tener historias que contar, no poseer cosas que mostrar.
 
De cualquiera podemos aprender. De los mayores, pero también de los que son más jóvenes que tú. De los más ricos, del más pobre que tú. De los que están tristes o de aquellos pletóricos en felicidad.
De todos y de todo se aprende. De lo bueno y de lo malo. Aprender qué hacer o qué no hacer.
Hacer lo correcto.
Escucha, siempre escucha. Es el mejor aprendizaje.
 
Llegas a casa pronto. Los lunes son así, o tratas de que sean así.
Te preparas tu zumo favorito: de tomate, pimienta, sal, tabasco, angostura y medio limón exprimido. Todo un placer del que solo te arrepientes cuando te sube el ácido úrico.
Te sientas a leer, en ese silencio. Un poco de calma. El día ha sido bastante intenso, mentalmente hablando.
Es difícil pedir a alguien que tenga fe cuando ha perdido la confianza.
Esa fe, la que propugnaba Jesús, la de la confianza, la perseverancia y el compromiso. No la obediencia, lealtad o creencia. La fe que busca la inteligencia.
Esta es la verdadera fe a la que yo me agarro, aunque en ocasiones decaiga. La fe que aconsejo a los que decaen.
Pistis.
En la mitología griega, Pistis era la personificación de la buena fe, la confianza y fiabilidad. Se menciona junto con muchas otras personificaciones como Elpis (Esperanza), Sophrosyne (Prudencia), y las Cárites, quienes estaban todas asociadas con la honestidad y armonía entre la gente.
Su equivalente romano era Fides.
 
 
N/19.M
 
Te acostaste pronto. Un caldo te entonó el cuerpo. Leíste unos pasajes de la Biblia, tu lectura favorita en esta época. Unos versículos de Marcos, algo de Proverbios y Eclesiastés. Te entonó la mente. Suficiente para despertar pleno y dispuesto a enfrentarte a esos problemas que sabes has de resolver de manera inminente, sin dilación.
 
La felicidad es, simplemente, paz interior. Sin paz interior nada externo Es. Y la paz interior es aceptar y aceptarse. Estar a gusto con uno mismo es estar en el camino que nos conviene.
Lo que más afecta a nuestra paz interior son todas esas emociones que nos perturban. Pensamientos, emociones, sucesos externos que convierten nuestro estado mental en negativo.
Orgullo, odio, ira, codicia o envidia tienen un fulminante efecto desestabilizador de nuestro equilibrio interior.
 
“De esta forma respondió Sócrates al que le recordaba que se preparara para el juicio donde se decidiría su vida:
-      ¿No te parece que me he estado preparando toda la vida?
-      ¿De qué forma?
-      Protegiendo lo que dependía de mía.
-      ¿Cómo?
-      Nunca haciendo nada injusto ni en público ni en privado”. Disertaciones, Epicteto.
 
Perdonar una vez el error y sacar las castañas del fuego al perdonado; perdonar dos veces y dar otra oportunidad; perdonar tres, esto ya sería de gilipollas. ¿No? Creo que sí.
 
Démonos cuenta de que el problema no es la vida, sino nosotros.
 
 
N/20.X
 
Reuniones que te tranquilizan y generan calma. En ocasiones las alargas en demasía, pero necesitas escuchar, hablar, desahogar con amigos, aunque en determinados momentos te digan más de una verdad, de esas que te escuecen.
No das crédito a ciertas situaciones que ocurren y te ocurren, pero la única manera de seguir adelante y afrontarlas es así, desde la calma.
Lo que más dice de una persona es su comportamiento ante determinadas situaciones. Valentía o cobardía. Actitud crítica o cómoda. Personalidad insegura, ajeno a la emoción.
No sueles juzgar a nadie, pero en este caso, los hechos te llenan de razón. No todo el mundo valemos para lo mismo. Hay quienes valen para ser empresarios y quienes valen para ser empleados.
Con esto no quiere decir que tú seas mejor en un lado o el otro. Sí que al menos, lo que haces, tanto en un sector como en el otro, estés dónde estés, es tratar de gestionar de la mejor manera posible.
Dice mucho de esas personas que cercanas a los cuarenta todavía llevan la vida en desorden.
 
Todo cambio provoca miedo, toda incertidumbre es miedo, inseguridad, pero todos los cambios son la esencia de la vida y siempre una oportunidad para aprender.
Adaptarnos. Aceptar.
Nada es casual, todo es por algo.
 
Alan Watts decía que “cuanto más tratamos de controlar, más nos controlan nuestros miedos… El miedo es el resultado de intentar aferrarnos a lo que es impermanente.”
 
Compromiso contigo, con tu esencia, con tu verdadero ser.
Ser tu mejor versión.

 
 
N/21.J
 
A veces tienes compromisos inevitables, otros eres tú el que los busca. El mayor compromiso debería de ser siempre contigo.
Al fin y al cabo, los verdaderos lujos son la salud, el tiempo, la buena compañía, una mente tranquila y la libertad de elegir lo que quieras hacer.
Todo lo demás sobra.
 
“No te llames a ti mismo filósofo cuando estés entre los que no lo son, y tampoco hables mucho en su presencia sobre principios teóricos...
Sino limítate a actuar de acuerdo con esos principios.
Del mismo modo que en un banquete no se te ocurriría disertar sobre el modo en que se debe comer, sino que te limitas a comer como es debido”. Epicteto en Enquiridión 46
 
Lo que vivimos, siempre nos enseña algo. A lo mejor no es el mejor capítulo de nuestra vida, pero tengamos presente que es eso, tan solo un capítulo, no el final de nuestra historia.
Ya hemos pasado por situaciones difíciles y logramos salir a flote. Esta vez no va a ser una excepción. Nos levantaremos, volveremos a brillar y olvidaremos, con buenos momentos, estos peores. Simplemente confiar.
 
Evitar conversaciones incómodas, además de un acto de cobardía, hace que los problemas se enquisten. Siempre hay que hablar, es mejor, aunque incomode. Siempre en frío y sereno.
 
El camino de la espiritualidad sería algo así como ser capaz de vivir con la mayor paz posible en el manicomio que habitamos.
En nuestro día a día. En el atasco de por la tarde. En el tren apretujados como sardinas. Con dolores de tripa. Incluso con un gobierno traidor. También con esos compañeros o conocidos que creen que tener una rica vida interior es comprarse el último modelo de smartphone. 
Pero también con uno de esos atardeceres maravillosos. Con la sonrisa de un niño o de esa persona mayor a la que cedes el asiento. Con un regalo inesperado que te hace un ser querido.
Vivir en paz en medio de todo eso. Eso es la espiritualidad.
 
 
N/22.V
 
Escribir un diario es escribir lo que se ve, aunque sea monótono y aburrido; lo que se siente, aunque a veces las emociones sean como notas musicales y otras como esos túneles oscuros sin fin. Escribir un diario es dar cuenta de tu vida, dejarla escondida en el recuerdo de unas hojas para saber quién eres cuando, a lo mejor, no te reconozcas ni sepas quien fuiste.
Has llegado al café envuelto en estos pensamientos tal vez porque ayer tuviste una de esas tardes emocionalmente agradable.
Ayer comiste solo, en La Fontanilla, con V, H y A revoloteando,  atendiéndote y haciéndote sentir como en casa.
Hiciste algo de compra y a casa, a esperar.
Una cena, esas conversaciones, la vida.
 
Es verdad que en ocasiones las decepciones son el único modo que tiene la vida de hacer limpieza.
 
A veces vienen tormentas y perturban nuestras vidas, pero no todas vienen a eso, algunas vienen a limpiarnos el camino.
 
La respuesta que dio David al rey, según las escrituras fue: “no me preocupa lo que pueda hacer un gigante, porque mi Dios me defendió antes y lo volverá a hacer.”
Es Confianza. Es Fe.
Deberíamos de poner las cosas en su lugar.
Aquellos que se creen enemigos nuestros también son los de Dios y si se enfrentan, o nos atemorizan, Él actuará, pero para ello debemos confiar. Confía.
 
Te quedas en casa en la tarde. Esos viernes, con Kika, tranquilos, de reflexión y calma.
Ha sido una semana intensa de trabajo.
Andas algo más centrado.
Te has dado cuenta de que el valor de lo humano está reñido con el valor de lo material. Lo sabías y sabes, pero es algo que en algunos casos eres incapaz de contemplar.
Hay personas que por su personalidad son maleables, fáciles de influenciar. Personas débiles, sin carácter ni pensamiento crítico. Carecen de autoridad.
Poco o nada puedes hacer más que respetar las decisiones y olvidarte de lo que ha sido un buen proyecto, aunque, parece, envuelto en una mentira interesada. Así es la vida. Así son las cosas.
 
 
N/23.S
 
Duermes cerca de diez horas, algo totalmente insólito en ti. Sales a caminar y lo meditas, entiendes que tanto tu cuerpo como tu mente necesitan recuperarse. Los sometes a desgastes que ya no van acorde con tu edad. Pero no consigues cambiar.
 
El abrazo. Te encuentras, mientras caminabas, con un amigo, de esos que crees lo es, y le abrazas. El otro día, recuerdas, después de tomar unos vinos y estar presente en una discusión de dos amigos, en este caso hermanos, de los que ya se abrazan poco, te quedaste un rato con uno de ellos. Trataste de animarle y transmitirle lo que pensabas y, sobre todo, que no merecía la pena estar así, que debían hablar y solucionar sus diferencias. En un momento dado se emocionó, le abrazaste. Un abrazo de amistad, fraternal, de calma.
El abrazo es un gesto de los más importantes que existen en las relaciones humanas, cargado, además de simbolismo. Abrazas con amor a tus padres, a tu hijo, a tus hermanos y pareja. También abrazas con cariño a esos que sientes como Amigos de verdad, que forman parte de tu círculo más íntimo. No son muchos.
Tal vez por eso te duela tanto desperdiciar abrazos; dar abrazos incorrectos. Incluso que te abracen falsamente.
Los abrazos que se pierden no se recuperan.
 
“El poder, la política y el Estado solo se justifican si constituyen un medio para obtener un fin: el bien común.” Manuel Fraga Iribarne.
Políticos de verdad, políticos que engrandecían la política, de unas ideas y de otras, pocos o ninguno queda.
Palabras que suenan lejanas en momentos en los que la política se ha convertido en un problema, no en la solución.
 
Ser inteligente tiene sus ventajas, y no digo que yo lo sea. Una de ellas es que se puede fingir ser imbécil, en cambio al revés es imposible.
 
Poetizar el Yo. Que tus palabras, tus versos, sean tu propia voz. Eso es ser auténtico, lo que cada uno debería perseguir cuando escribe.
 
 
N/24.D
 
Pensamos que todo el mundo goza de los mismos valores que nosotros, que actúa bajo los mismos principios, pero no es así. Cada uno tiene los suyos, interpretamos la realidad a nuestro modo de ver, de forma diferente.
 
Seguir un camino espiritual es llenarte de soledad. El camino personal es soledad. Esperas, deseos, puertas que no se abren cuando esperábamos estuviesen abiertas; personas que nos defraudan, otras que se van; esas cicatrices que no han cerrado, que están.
Ese camino escabroso, con subidas y bajadas. Ese camino que se llena de libros que predican, pero no aprendes y solo te provocan interrogantes. Esos interrogantes que aparecen a las cinco de la madrugada y no te dejan dormir.
Ese camino que es tuyo, que lo haces en soledad, cayendo y levantando. Camino de dolores, de respiraciones que no llegan, de susurros de silencio y oscuridades.
Tu camino, tu soledad.
 
Y sí, piensas dedicar el día de hoy a dar gracias por todos los días que has despertado y los que te quedan por despertar. Y lo aprovecharás para pensar en cómo ser mejor contigo mismo, para así serlo con aquellos que te rodean e importan.
 
Tanaj es el nombre que recibe la Biblia hebrea, judía, y que está compuesta por La Torá (cinco primeros libros de la Biblia, escritos por Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), Neviim (profetas) y Ketubim (escritos).
El Tanaj realmente es lo que se conoce como Antiguo Testamento.
Y ya, para dejarte por aquí otro término que complementa tus notas anteriores, el Talmud serían las discusiones de los rabinos o sabios judíos acerca de cómo interpretar los diferentes pasajes y/o enseñanzas que se daban en el Tanaj.
 
Tenemos la capacidad de cambiar en cualquier momento nuestro camino, ser o existir. Nada está escrito. Nadie nos obliga a ser siempre los mismos.
 

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