Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 46

J/15.L

 

No has dormido bien del todo. Anoche la selección española de fútbol ganó el Campeonato de Europa y en las calles parecía que nos fuese la vida en ello. Todo el vecindario estaba de fiesta hasta altas horas de la madrugada. Petardos, pitos, bocinazos de los coches, algarabía que tampoco entiendes y de la que no participas. Tampoco tienes ‘gracia’ para hacerlo.

 

Que tus padres, junto a tu hijo, sean lo más importante de tu vida es algo que tienes asumido. Que cualquiera de ellos te faltase, no lo contemplas porque tu vida quedaría rota y coja.

Su preocupación es tu preocupación.

No entiendes que haya padres que se alegren del mal de sus hijos, o no les ayuden en momentos de necesidad; tampoco entiendes que haya hijos que se olviden de sus padres.

Hay personas que portan un corazón que no les cabe en el pecho. Curiosamente son los que menos reciben de los demás y, en cambio, sí lo dan todo. Dar por los tuyos es una obligación más que un deber. No dar, simplemente es una irresponsabilidad.

 

“Examínate, analiza todos tus rincones y estúdiate. Observa cada día si progresas tanto en la teoría como en la práctica. La sabiduría no reside en las palabras, sino en los hechos.” Séneca

 

No eres el mejor en nada, tampoco eres ejemplo de nada. Vives impregnado de ciertas contradicciones que de alguna manera te ayudan a ser y te diferencian.

El tiempo te ha hecho ser consecuente con tus actos, crítico contigo y no juzgar a los demás.

 

Aquello que damos, de alguna manera lo recibimos.

Si damos para obtener, no estamos dando desde el corazón, sino desde el ego.

La gratitud es dar. Damos porque recibimos y por ello debemos estar agradecidos.

 

Comienzan esas mañanas en las que abundan momentos de tranquilidad y tiempo para recrearte y hacerlo todo más lento, en calma.

Llegas a esta segunda quincena de julio algo agotado, pero con ganas e ilusión de un verano en el que la desconexión y el trabajo interior prevalezca sobre todo lo externo.

No sabes si lo conseguirás, lo normal es que el miércoles de la semana que viene sea tu último día.

 

Aprender para crecer; errar para aprender.

 

Das por iniciado el verano, aunque no estés de vacaciones.

Decides ir a casa a comer y aprovechar así para descansar.

Decides estrenar tu piscina (comunitaria) que, con poco, este año ni te mojas en ella.

Tu tarde solo se ve interrumpida por esas cuestiones laborales que rompen los equilibrios.

Exígete tu y no exijas a los demás. Una persona no puede estar a todo y tú mirando o criticando si lo hace bien o mal.

 

 

J/16.M

 

Son las seis y media. Como cada mañana, bajas por esa calle, de estilo británico, con esas casitas adosadas, calle Libertad –bendito nombre- hasta que atraviesas el centro del pueblo camino de la estación de cercanías.

Las calles duermen todavía. Levantas la vista y es ese momento, en esta época del año que tanto disfrutas, parece que al cielo le han dado un brochazo de color salmón que va mezclándose con el azul hasta producir un estruendoso color rojizo que te inaugura el día.

Un instante que se llena de magia y que lo vives con gratitud cada día, tus días.

Nuestra vida está repleta de pequeños detalles que normalmente pasan de largo pero que, de repente, si sabemos y queremos mirar, son como un milagro. Son instantes poéticos, de Vida, de Ser.

Lo más bello de la vida es lo más sencillo. ¿Verdad?

Unos miran, otros vemos. Pararte a ver. Detenerte en tu camino y sentir. Contemplar.

 

Lees las noticias en los periódicos, tienes esa jodida costumbre desde muy joven, y observas que es todo lo trágico, todo lo que no funciona, lo que nos resulta más interesante o, incluso, produce regocijo. Lo bueno, lo poético, las noticias positivas, aburren. Lo trágico construye un relato, lo feliz no.

 

Es nuestra vida, el resultado de nuestros hábitos, de los buenos (virtudes), pero también de los malos (vicios).

Sin ejercitar la virtud quedaremos a merced de las apetencias, de los impulsos, del deseo.

 

 

J/17.X

 

Te duele algo la cabeza. Ayer almorzaste con el primo JA, que vive en Argentina y está de paso por Madrid, y alargasteis hasta la noche.

No lo tenías previsto, pero sabes que los momentos que dedicas a la familia son momentos de gratitud.

El primo J es un buen tipo. Es inteligente, culto. Se ha dedicado a la creatividad, publicidad. Vive en Argentina desde hace años. Como todos, como cada uno de nosotros, tomó decisiones que fueron marcando su camino vital; acertadas o no, sus decisiones. No soy yo ni nadie quien para valorarlas y mucho menos juzgarlas. Entiendes que las personas somos el corazón que llevamos dentro y no lo que se ve de nosotros por fuera.

 

“Y no dejas que el dulce sueño se apodere de tus lánguidos ojos sin antes haber repasado lo que has hecho en el día.

¿En qué he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué deber he dejado de cumplir?

Comienza desde el principio y recórrelo todo. Repróchate los errores y alégrate con los aciertos. Esto es lo que hay que hacer. Estas cosas hay que amar. Por ellas ingresarás en la divina senda de la perfección.” Pitágoras

 

Cada uno de nosotros vamos construyendo nuestro destino. El resultado no siempre es el deseado, pero tiene que ver con nuestras decisiones.

 

Encuentro aquello en lo que creo. Creo en lo que quiero.

Creer está dentro de tu poder.

 

¿No crees que te tomas todo demasiado en serio? La vida personal es el núcleo de tu bienestar, tanto emocional como psicológico.

Eres extremadamente serio y eso termina por convertir tu vida en una fuente constante de ansiedad y estrés.

Perfecto no se puede ser, ni tú ni nadie. Has de ser más comprensivo y permitir más errores de los que permites o te permites.

 

No quieres recordar el tiempo que hacía que no comías en el restaurante italiano Mercato Ballaró. No quieres recordarlo porque lo sabes. Solías comer con MR, al menos una vez al mes, hasta que falleció.

No habías vuelto.

Pandemia, tu dieta anti-hidratos, no recordar. No te apetecía recordar.

Venías también con otras personas. Era tu restaurante italiano favorito de Madrid. Por aquí, muchos martes, el gran Manuel Vincent, admirado y leído cada semana en El País. Actores, actrices, varios y variados. Escritores y políticos.

Un lugar realmente entrañable para degustar esa extraordinaria cocina italiana. Lo has vuelto a comprobar: esos espaguetis con albóndigas.

El maitre te ha recordado. Esa barba tuya te delata. Te has inventado que en los últimos años has estado fuera de Madrid. La realidad es que no querías sentarte y recordar esas tertulias, esos momentos de apoyo y ayuda contante, esa importante y gran amistad que se fue.

Intentas recordar el día que os vio PG y sabíais que se generarían habladurías y bulos, interesadas y dañinas, sobre vosotros. Así fue.

Aquello fue lo que fue, jamás más de lo que debió ser.




 

 

J/18.J

 

En esta época, digamos desde el inicio de la segunda quincena de julio, el tiempo se ralentiza, todo se calma, se olvidan las prisas y las listas de tareas se aparcan hasta septiembre. Lo notas.

Son estos días de preparativos y planificación del verano, querrás alargarlo y ya miras un final cuando ni siquiera has llegado al inicio.

Estos días repasas los libros que te acompañarán. Comienzan las dudas. Sabes que lleves lo que lleves, como siempre, no acertarás. Alguno echarás en falta y otros te sobrarán.

Necesitas impregnarte de una paz que difícilmente consigues durante el año.

 

“En cada situación se está debatiendo tu éxito o tu fracaso moral” Epicteto

Actuar bien o actuar mal. Lo que importa no es el resultado, es la intención.

 

Es bueno que cada día recordemos que hay cosas que dependen de nosotros y otras no. Centremos la energía en aquellas que sí dependen.

 

Mi compañero Séneca, acostumbraba a terminar las cartas que escribía a Lucilio (Cartas a Lucilio) con una especie de regalo. Desarrollaba el tema de la carta y después de explicar todo lo que tenía que explicar, le decía que dejaba como regalo una, dos o tres frases de grandes filósofos para que meditara y reflexionara entre carta y carta. Simplemente las añadía, así, sin mucha explicación, una cita suelta, sin contexto, para que él las debatiera en su interior.

Algunas de esas personas que leen mis Diarios en abierto, comprueban, se asombran, que diariamente dejo alguna cita o reflexión de mis filósofos favoritos, libros de sabiduría que me acompañan o autores diversos. Lo hago por dos motivos fundamentales, porque guardo esas frases en este cofre que son mis cuadernos y porque se las dejo, para uso personal, a aquél que me lea por si le resulta interesante o le pellizca el intelecto.

Jamás podría compararme con el maestro Séneca, pero comparto algo que vengo haciendo desde que escribo diarios o cartas.

 

 

J/19.V

 

No dejes de expresar tus sentimientos, para bien o para mal.

Sé fiel a ti mismo y no te traiciones por quedar bien con los demás.

Da un paso, tengas la edad que tengas, atrévete a ser más feliz. Si no arriesgas ahora, te arrepentirás mañana.

 

Pensar en felicidad no es Ser felicidad. De hecho, normalmente, cuando no piensas en ser, Eres.

 

Dios no pertenece a nadie. Cada uno tiene su camino como yo tengo el mío.

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, declara el Señor.

Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9)

 

Recoges a Kika, un beso al hijo y vas a casa como queriéndote esconder del ruido.

Tienes la casa en una oscuridad absoluta, con las persianas bajadas y las ventanas cerradas. Intentas que no penetre el calor que hace fuera, rozando los 40º. De esos días auténticos de verano. Esto lo aprendiste de las abuelas y luego de la madre. En la casa no se ve nada, pero es cierto que se mantiene a una temperatura que se puede estar.

Realmente no es una casa calurosa en los veranos. Tiene buena corriente y dirías que este año todavía no has pasado ninguna noche de esas en las que el sudor te despierta.

Lo que más te gusta de estar así es el silencio. No se escucha nada y te sientas un rato, antes de comer, en tu sillón dejando que esa Voz interior te acompañe.

Solo el silencio permite recibir, escuchar.

El encuentro contigo, el encuentro con Cristo pasa necesariamente por el silencio.

Te das cuenta de que necesitas marcharte. Otro día hubieses salido a comer con los amigos, hoy no, ya no.

 

Escribe Soren Kierkegaard: “Del libro y del pájaro, en tanto que maestros, aprendemos Silencio o aprendemos a Callar”.

El peor ruido no es de fuera, proviene de dentro.

 

 

J/20.S

 

El verano es la campanada que suena para alejarte de la ciudad. No te alejas del todo de los asuntos pendientes, mala costumbre la tuya, pero la vida en pantalón corto o bañador vivida desde el porche del pueblo o el patio frente el mar, no se ve de la misma manera.

El verano es el cambio mental del negocio por el ocio.

Para ti el verano no significa no hacer nada, es dedicar tiempo a caminar por otros caminos, dedicarte a ti. Ampliar el horizonte de tu vida. Retarte.

El verano cura la tensión acumulada durante el año. Te repone.

Paz, te llenas de toda esa paz que necesitas sin olvidarte jamás, con esa mirada compasiva, de todos aquellos -muchos- que no pueden salir de casa.

 

Libertad. ¿Cómo alcanzarla?

Has despertado sintiéndote libre. ¿Cuántas veces no es así?

Esfuerzo, decisiones complicadas, desafíos, errores, momentos de sufrimiento. Todo es necesario para ser libre.

Miedos. Ser libre de miedos es una sensación que muy pocas veces tienes.

 

No importa mucho la edad que tengamos, siempre habremos deseado haber empezado antes. Date cuenta de que hoy eres lo más joven que jamás serás.

 

Ese personaje, que es nada menos que exPresidente de los EEUU, y que vuelve a ser candidato a la presidencia con todas las papeletas para serlo, dijo ayer en su discurso de aceptación de la nominación republicana a la presidencia, y tras sufrir, el pasado fin de semana, un atentado que le podía haber costado la vida: “Había sangre por todas partes, pero me sentía seguro. Dios estaba a mi lado.”

“… me sentía seguro, Dios estaba a mi lado”. Cuántas veces hemos dicho, al menos yo, eso.

Este tipo es un botarate, no más ni menos que otros, cercanos o lejanos, elegidos en las urnas, que pululan por ahí dirigiendo países y potencias mundiales.

Es verdad que nunca han querido asesinarte, no has sido nadie, más allá de aquellas balas en un sobre enviadas por algún ignorante cobarde e incapacitado para insultarte a la cara, que hábilmente detectó la Policía Nacional en correos; esa época de escoltas porque ETA apuntaba sin ton ni son a cualquier político demócrata. Sí has sentido, por otras experiencias, que algo superior te sujeta.

Has echado mil instancias para caer en las profundidades del fango, actos que no te honran, decisiones que te desmerecen; la vida te ha dado hostias a mansalva. Algo te ha sujetado. Para ti ese Algo es Dios, al que te agarras y personificas en las figuras de Cristo y Buda.

Está ahí, dentro, en ti. No siempre has querido escucharlo, pero nunca te ha abandonado.

Solo ahora, con los años, puedes hacer el repaso.

La fe es tu respuesta. Es una relación íntima, interpersonal con un interlocutor a un ser invisible, que nadie ve ni verá.

Se puede pasar la vida sin reconocerlo o, simplemente, negándolo.

Podemos vivir aceptándolo, generando un vínculo aunque, de vez en cuando, ese vínculo decaiga.

La fe es confiar, saber que Está ahí y que vela por ti en cada segundo de tu vida, incluso cuando te olvidas. Siempre Está. Te sostiene. Te eleva por encima de todos esos obstáculos que aparecen a lo largo de tu camino.

Estas dispuesto a escucharle.

Escuchas su Palabra, pero también su Silencio.

 

 

J/21.D

 

En el decir o en el no decir está el término medio o la virtud. A veces es positivo decir lo que piensas y por ello ser reprochado, otras lo mejor es callar y que cada uno haga lo que quiera, aunque se equivoque. Hay personas que, aunque saben se equivocan, cometen una y otra vez el mismo error y además no admiten que se lo recuerden.

Es verdad, allá cada uno y cada uno a lo suyo.

 

Esforzarte no te va a garantizar el éxito, pero no esforzarte lo sí es posible que te garantice es el fracaso.

 

Sales a trotar, más que correr, temprano. No has hecho más de 10 km a un ritmo realmente lento. Estas calles son un sube y baja. Reconoce que en los últimos años tu constancia running es nula y, como en todo, no llegas a coger aquella forma física que tuviste. Tampoco es que ahora pretendas estar igual que entonces, pero sí te gustaría ir algo más sobrado.

Sin disciplina y constancia es imposible llegar.

Recordabas hoy que no hace tanto, ¿diez años, once?, como eran esos ritmos tuyos corriendo. Salías seis días de siete a correr. Podía llover o helar. En la noche o en el amanecer. No fallabas. Tu último año, en aquellas buenas condiciones físicas, participaste en no menos de ocho carreras populares de 10 km., hiciste cuatro medias maratones, dos maratones y una ultrafondo de 117 km (Madrid-Segovia). Ahí es na. Corrías a buen ritmo, charlando y sin cansarte. Pero todo se desmoronó, te dejaste ir, te vencieron las circunstancias, comenzaron las excusas y ahora te cuesta volver a Ser.

Ya no pretendes volver a aquello, no tienes edad ni tiempo, pero sí a una constancia que te permita equilibrar la salud física con la mental, aunque sea despacio. En aquel entonces llegaste, a base de años de constancia, disciplina, sacrificio y voluntad. Si quieres, lo puedes.

 

Siempre podemos encontrar ese camino de vuelta a Él, por mucho que nos hayamos alejado. Todos nos aferramos a cosas, pero las cosas son simplemente eso, cosas.

¿Qué necesitas soltar? ¿Qué es?

Tal vez tan solo necesitemos despertar.

Tal vez no necesites más que sentarte, en calma, y desprenderte de todo lo externo para comunicarte con lo interno, con tu palabra, con Su palabra.

Volver, volver a Casa, volver a Él. Sabes que no es fácil. Sabes que te has separado tanto como te han separado.

Encontrar ese nuevo significado y dirección en la vida. Es tu ultima etapa del camino.

Tener una relación con él, con Dios, con Jesús. Reorientar tu vida y volver al lugar de donde procedes, al que perteneces.

Su Espíritu está dentro de ti.

Empezar de cero.

Hoy puede ser el día. Levántate, mira hacia arriba, vuelve.

No importa el pasado, importa que vuelvas a Ser.

 

Decir lo que se piensa, desde el cariño, nunca merece reproche. El reproche otorga la razón a quien dice, aunque no la tenga.

 

Vuelves a notar a Kika, vuestro teckel, rara. Se esconde como asustada. Crees que es el estar de un lado a otro. Siempre ha sido asustadiza, desde pequeñita. Ahora es algo extraño, como si quisiera mostrar enfado. Te apena mucho. Tu forma de vida no te permite tenerla. No soporta quedarse sola. Mozart, recuerdas, era algo más independiente.

 

Hoy. Si quieres tener una gran vida, debes centrarte en tener grandes días. Si quieres tener grandes días, debes intentar tener grandes horas. Y si quieres tener grandes horas, ten grandes minutos.

 

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