Cuando uno sabe que debe hacer algo, pero lo retrasa y retrasa. ¿Para qué? ¿Por qué? En ese momento que finalmente lo hace, y más cuando se trata de corregir un error, el estado de paz que queda es tan inmenso que no tenía sentido el retraso.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30