F/12.L
Solo
tengo que agradecerle a la vida. Ha sido uno de mis pensamientos del
despertar, según caminaba esta mañana hacia el tren y me dejaba acariciar por
un frío más o menos agradable.
Me quejo, ¿quién no
lo hace?, pero no tengo razones para ello. No puedo evitar reconocer que he
pasado por momentos complicados, pero quién no, sustancialmente no ha sido de
una gravedad insuperable. En muchos de ellos me dejé llevar, también, por
pensamientos que me hicieron todavía más difícil superarlo. ¿He tenido suerte?
No, tampoco diría eso. Tal vez, aunque me cuesta admitirlo, si haya Alguien ahí arriba que ha cuidado de mí
y cuando he dado con la cabeza contra el suelo, me ha permitido levantar y
volver a caminar.
No poseo mucho más de
lo justo, pero a eso se une lo que más valor tiene: un hijo maravilloso,
familia, personas que te quieren y algún Amigo que merece serlo.
Y toda esta plegaria
matutina es para decir que me hubiera gustado dedicarme a otras cosas
diferentes a lo que me he dedicado. ¿Me ha ido bien? No me ha ido mal. ¿Me
hubiese ido bien dedicándome a otros menesteres? Pues vaya usted a saber.
Me hubiese encantado
tener mi librería, dedicarme a escribir, dar conferencias sobre liderazgo y
coaching; ayudar a las personas a superarse o salir de esas crisis vitales que
nos paralizan.
¿Todavía
a tiempo? El tiempo que queda es para levantar errores en
proyectos absurdos en los que me metí, que no salieron como preveía y en no
cometer muchos más.
¿Siempre
hay tiempo? Soy de los que piensan que sí lo hay. La edad no es el impedimento para nada, ni
siquiera para cambiar.
Toda nuestra vida
hemos sentido, porque así hemos crecido, que solo hay una respuesta correcta y
que, si no es la que damos, pues estamos equivocados. Y eso de equivocarse
parece es muy malo.
Pero
no es así, aunque cueste el tiempo darse cuenta, equivocarse no tiene por qué
ser malo, incluso puede ser bueno.
“En
lo que a mí respecta, todas las situaciones son favorables, siempre que yo
quiera que lo sean, pues sea lo que sea que ocurra, de mí depende obtener de
ello un beneficio.” Epicteto
Nuestras
limitaciones también tienen un límite, el que ponemos nosotros.
Reconocerlas es ese límite autoimpuesto para superarlas.
Son edades estas en
las que comienzas a descender lentamente.
Lo
mejor para conocer a una persona es darle poder. El cómo actúa una
persona, que no tiene que dar cuentas a nadie excepto a él mismo, es la manera
de saber cómo es realmente.
Esas personas
aparentemente normales que cuando se convierten en ‘jefes’ se transforman en
autoritarios, en egocéntricos.
El
poder es un servicio, así lo he concebido siempre yo.
Autocontrol.
Complicado enfrentarte a los deseos. Controlar los impulsos. El poder de la
voluntad. Esperar frente a los deseos.
Autocontrol.
Templanza. Disciplina.
F/13.M
El hombre que va
sentado a mi lado, en el tren, corpulento, ocupando su asiento y prácticamente
la mitad del mío, no deja de roncar. Va profundamente dormido. La barbilla
sobre el pecho y la cabeza, gran cabeza, balancea de un lado a otro de tal
manera que pareciese en cualquier momento cae sobre mí. No se inmuta. No le molesta
el ruido, ni las conversaciones de las gentes, ni los pitidos que avisan de que
las puertas se abren o cierran en las paradas. Es mayor que yo. Debe pesar más
de cien kilos. A veces le doy con el codo, como sin querer, a ver si consigo se
separe un poco. Pero me doy cuenta que está como encajado en el asiento y a mí
me tiene apretujado contra la ventana. No hay manera.
Voy leyendo la
novela, novelón diría, de Ignacio
Martínez de Pisón, ‘Castillos de fuego’. Me tiene más
atrapado que la segunda temporada de la serie ‘Machos Alfa’, que
también debo recomendar por lo buena que es. Si no fuera por el incordio de
este hombre, no levantaría cabeza hasta Atocha.
Es lo que tiene el
transporte público, que es eso, público. Con sus más y sus menos.
Tenemos un gran
enemigo: nuestro lado débil. Nadie te hace más daño que él. Nunca te muestres débil ante nadie, lo
aprovecharán.
“Las
cosas que cargo son mis pensamientos. Son mi único peso. Mis pensamientos
determinan si soy libre y ligero o pesado y agobiado.” Kamal
Ravikant
Tener
autoridad no es lo mismo que tener poder. Autoridad, de augere,
“hacer crecer”, hacer a los demás autores de sí mismos. El poder es dominación,
es anular a aquellos que quedan por debajo. Creces y haces crecer a los demás, eso es autoridad.
Tengo cierta ansiedad
estos días. Intento buscar la calma en la música clásica y los textos
espirituales. Lo que verdaderamente me preocupa es que sé el motivo de ello. Lo
tengo identificado. Es una reunión empresarial que me da vueltas en la cabeza y
de la que sé, porque así ocurre siempre, saldré más con enfado, con un
berrinche, que con soluciones o algo positivo. Desde el primer día todo esto es
un fiasco, problema tras problema, intereses de uno tras intereses de otro,
amistades que no son y cosas mal hechas por unos y otros, entre los que me
incluyo.
Fue un error mezclar la amistad con los negocios
y, sobre todo, en un número elevado de socios donde cada uno tenemos opiniones
e intereses dispares.
Lo que ahora pasa era
previsible. El tiempo nos pone a cada uno en su sitio y ya no aguantamos, o no
nos aguantamos, los unos a los otros como lo hacíamos antes. Tiene difícil
arreglo. Siendo egoísta, aunque solo sea por una vez, debería evitar los daños,
los míos, más allá de lo económico, lo emocional.
F/14.X
Creo que ayer me
desahogué en exceso con uno de esos ‘amigos’ con los que comparto empresa.
Curiosamente hoy, no tengo ningún remordimiento de conciencia, quiere decir que
lo que dije, más allá de una opinión, puede estar cargado de razón.
Creo también que
estoy demasiado cansado de todo y el todo es de mucho de lo que me he rodeado y
de reconocer que me ha hecho más mal que bien.
“Uno
debe intentar sobresalir en aquello que le es ajeno o que va en contra de su
naturaleza. Uno debe intentar sobresalir en aquellos aspectos que están a su
alcance, la Justicia, la Generosidad, la Modestia, la Templanza.” Cicerón
En mis estudios y
lecturas filosóficos, me doy cuenta que
aplicar la esencia, las premisas del estoicismo en nuestro día a día actual,
nos puede beneficiar en muchas facetas de la vida. Pero no es un camino fácil.
El camino exige de esfuerzo, de constancia, de valentía, humildad, de ser
sincero y sobre todo de despojarse de algunos de los patrones concebidos
en estas épocas nuestras como el consumismo, el individualismo ególatra y la
superficialidad. Por decirlo de alguna manera, los estoicos estarían bastante en contra del aparentar y del ‘postureo’.
Ser estoico en este
siglo implica, por tanto, nadar un poco a contracorriente. Esto no nada fácil,
sobre todo para algunos que solemos movernos en ‘la corriente’. Desde luego que
si se hace desde el convencimiento, la integridad y el honor, estaríamos dando
los primeros pasos para abrazar este modelo de vida.
Los beneficios son
realmente importantes y trascienden lo individual, pues una mentalidad y
comportamiento estoicos puede ser una palanca de mejora para organizaciones,
instituciones y la sociedad en su conjunto.
F/15.J
No es compatible no
dormir bien con trabajar. Esta mañana me cuesta pensar tanto como escribir.
Será un jueves largo.
Los
grandes líderes, los de verdad, los auténticos, se alimentan del corazón.
Me preocupa no ser
sincero conmigo. Los días que me acuesto habiéndolo sido me despierto sin
sueño.
Hay
cierta felicidad que se abre camino en medio de la adversidad y las
contradicciones.
Necesitamos cosas
para ser. Nos agarramos, buscamos riquezas porque estamos incompletos.
“No
es admirable no turbarse en la tranquilidad, sino elevarse allí donde
todos se deprimen, permanecer firme allí donde todos se derrumban”. Séneca
Día extraño,
lluvioso, gris.
Hoy tenía que haber
estado en la reunión del grupo empresarial, privado, en el que participo. Me ha
coincidido con otra reunión de institución y he tenido que priorizar, como no
puede ser de otro modo. Tampoco me apetecía en exceso ir. Sé que iba a terminar
discutiendo y uno ya no está para generarse berrinches. Ya me enteraré, si me
entero, de lo bueno o de lo malo. Tomaré mis propias decisiones cuándo y cómo
las deba tomar.
F/16.V
Ayer me encontraba
demasiado cansado hasta para escribir. Fue día de reuniones internas que se
alargaron hasta la tarde. Tuvimos una visita externa, en el trabajo, el CG, y
son de esas reuniones en las que se debe tener la mente en absoluto estado de
atención, e incluso tensión. Lo cierto es que el tipo en cuestión me cae bien,
es bastante inteligente, agradable y de esa clase de gestores, políticos,
porque también lo es, que son conciliadores, nada autoritarios, empáticos,
suman. De esos que están por detrás, en las organizaciones, solucionando
problemas o apagando fuegos. Sabe perfectamente de mi procedencia y eso le
presupone una especie de respeto clásico, de esos políticos que conocí en otras
épocas.
Me siento a gusto con
personas así. Siempre tuve claro que las
ideas de cada uno están para que lo común nos una y haga más fuerte una
institución, una organización o un país.
La Fundación es de
las pocas instituciones de España plurales. Conviven todos los colores
políticos y todos tienen el mismo objetivo: el municipalismo, lo local. Se
trabaja, se reflexiona, sobre las ideas. Las ideas en común nos hacen crecer;
enfrentadas nos separan tanto que pueden provocar el hundimiento social.
“Lo que bloquea el
camino se convierte en el camino”. Marco Aurelio
Y que ayer no
asistiese a la otra reunión, la de la empresa, que coincidió y, lógicamente,
prioricé, me ha generado paz mental. Es lo que he ganado con mi no asistencia.
No sé el resultado. Tampoco sé hasta qué punto me importa. Ni siquiera sé si me
interesa aunque, por responsabilidad, debería.
Creo que hoy marcharé
a Minaya después de comer. Es justo y necesario.
El
único que te salva en una caída eres tú. Levántate, camina y sé tu propio
héroe.
No fuerces a nadie a
elegirte. Aprende a estar solo.
Busca
la calma.
Domina tus emociones. Solo en calma podrás mantenerte y pensar mejor cualquier
situación.
Con el tiempo todos
se mostrarán tal y como son. Así que dale tiempo.
Estoy
en paz conmigo cuando me ocupo de lo mío.
Si no saben nada
sobre ti vivirás mejor.
Levanta cada día y
sigue adelante. La vida no espera a que nos recuperemos.
Si
aceptamos que moriremos, que ese es un hecho inevitable de la vida, entonces
dejará de tener sentido desear esa inmortalidad que no será.
Hay cosas que son
inevitables, estar preocupado, pues, por ello, carece de sentido.
La muerte es una
certeza, luego debe ser una de las menos temidas.
F/17.S
Acaba de amanecer.
Sobre esas tierras un azul rojizo que levanta un cielo que anuncia será limpio
en este sábado de Minaya. Feliz.
Hice ayer lo
correcto, lo que a mí me apetecía e importaba, comer y salir tranquilamente
para llegar antes del anochecer.
Justo cuando los
cielos se tornaban de ese color del fuego y el sol se escondía, con toda su
inmensidad, por donde ahora distingo las siembras, pude pasear un rato no muy
largo porque pronto tenía al teléfono al amigo JL preguntándome si había
llegado y donde me encontraba. No tardó en venir al camino a recogerme y no
tardaron, tampoco, en llegar las ‘amigas
mahou’, frías como siempre, que ocuparon buena parte de la tarde. Es lo que
tiene esto. Luego me quejaré de la subida de los niveles de ácido úrico.
El día de hoy va a
ser largo.
Despierto
orgulloso al silencio; ese que interpreta mis horas de sueño; ese que me cubre
en este campo.
Filosofía
es iniciar el camino hacia la sabiduría. Todos podemos ser
filósofos. Da igual quién seamos o de dónde vengamos. Es un camino que se
emprende con el objetivo de mejorar tu vida.
Caminar.
Me revivo al mundo.
Caminar por estos
parajes que simplemente me restituyen en mí ser, en ese sentimiento de
felicidad de mi existencia.
No es lo mismo
caminar por aquí que por allí.
Me gusta el sonido de
mis pisadas en el camino mientras esa banda sonora del cantar de los pájaros,
tórtolas, estorninos, cogujadas, perdices, urracas, parece que todos me van
cantando aunque me cuesta distinguir.
La escarcha en las
siembras ya crecidas. El brillo del sol reflejado en las gotas que caen hacia
la tierra.
Esos almendros que
comienzan a florecer.
Los agricultores, como
el amigo D, al que acabo de saludar, que han iniciado el día antes del
amanecer, labrando sus tierras, mimadas como merece ese campo que nos dará de
comer.
Todo es igual, pero
todo me maravilla como si fuese la primera vez que lo veo.
Caminar,
algo tan sencillo y primigenio, que nos mimetiza con nuestro entorno y
naturaleza humana.
Las cosas que
pudieron ser pero vaya usted a saber por qué, por qué circunstancias, no
llegaron a ser. Así transcurre nuestra vida.
F/18.D
Esta mañana abrí el
cuaderno y miré las páginas en blanco.
Anoche nos acostamos
bastante tarde. El día se alargó según lo previsto. Me he dejado acariciar por
el sol que entraba por la ventana según me iba despertando. No tenía prisa, no quería tenerla. ¿Por qué
las prisas? ¿Para qué?
Diría que he
disfrutado como si fuera aquél adolescente de tiempos atrás. Pero no lo soy.
Esos treinta y tantos de diferencia te hacen mirar con perspectiva el momento y
a los demás.
Aquí me siento uno
más y eso me hace ser lo que verdaderamente soy.
Venía pensando, en el
viaje de vuelta, en mis cosas del trabajo. Me enfrento a una dicotomía
importante. Ejercer la responsabilidad a riesgo de perder el confort, o dejar
las cosas como están y asumir, también, que es mejor mirar hacia otro lado,
vivir cómodamente lo que quede y no ejercer ni ser tan responsable.
No
podemos aferrarnos a la vida tanto ni más como tampoco podemos sujetar las
aguas de una corriente torrencial. Desde que nacemos,
morimos constantemente. Día a día. Nadie es la misma persona que era. Nuestro
cuerpo no es aquel que vieron nuestros padres nacer.
Es
muy difícil ser honesto si no eres libre. Algo así decía
nuestro querido maestro Séneca: “no
puede ser honesto lo que no es libre… quien se propone realizar algo honesto…
debe poner en ello su voluntad y actuar de buen grado. Ningún acto honesto es
impuesto o forzado; es sincero y sin mezcla de mal”.
Y suena 'Lobos' de Shinova.
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