Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 13

N/27. L
 
Contemplar la totalidad del presente desde la gratitud es la forma de valorar, desde la experiencia todo cuanto nos rodea, que es mucho, la familia, amigos, el sol, los libros, el conocimiento. Todas las situaciones y seres que nos hacen como somos.
La abundancia no es tener más, es apreciar lo que cada día la vida nos regala.
Apreciar, agradecer los pequeños detalles hará que nuestra mente se especialice en acogerse a lo bueno que hay en ella.
 
Es importante leer las emociones de los demás, preocuparte por cómo están, por qué piensan lo que piensan, cómo se sienten o cómo les afecta una situación concreta. Liderar equipos es eso. Todo lo demás sería egocentrismo, individualismo, y eso no es liderar, es mandar.
 
Ira, miedo, enfado, rabia, malestar, odio, rencor, preocupación, celos, envidia, miedo, son emociones que están presentes en muchos de nosotros cada día.
Nos alejan de nuestro presente, de nuestro interior.
Lo sentimos de otros, pero es importante examinarnos y valorar los pensamientos y emociones que tenemos.
Mantener la mente en calma, serena.
“Cuanto más cerca esté un hombre de una mente calmada, más cerca estará de su fuerza.” Marco Aurelio
 
Siempre termino por hacer, vaya usted a saber por qué, lo que me propongo o me prometo no hacer. Debo de ser facilón.
Tal vez debería ser más sincero conmigo mismo, no engañarme tanto.
 
El presente es un regalo que normalmente no valoramos. A veces solemos estar tan preocupados por el futuro, y tan cargados con el peso del pasado, que somos incapaces de vivir y disfrutar del momento presente.
No nos damos cuenta de que según nuestro mundo interior, así es nuestro mundo exterior. 
Todo lo que nos ocurre fuera es una proyección de lo que nos está ocurriendo dentro: sentimientos, emociones, desequilibrios, pensamientos.
 
 
 
N/28.M
 
Me enredo en los días convirtiéndolos en poco literarios. Me entristece porque los pierdo en chabacanerías ajenas a lo verdaderamente esencial.
 
Ayer comimos los hermanos, pero fue una de esas comidas rápidas, como con prisas, de poco sabor. Tuve, no por mí, una sensación de compromiso que en familia no me gusta. Si no se puede, pues no se queda. Me llevé esa agridulce sensación. Es verdad que cada uno tiene lo suyo, o que cada uno vamos a lo nuestro. 
El poco tiempo que estuvimos lo aprovechamos para hablar de nosotros, de los padres y de los hijos.
Mi hermano tiene dos hijas, yo un hijo. Mi hermana es futura madre.  Mis sobrinas son algo tan mío que cualquier cosa que les pasara sería como si le pasara a mi hijo. ¡Maaato por mis sobrinas! Sí.
Ayer, en esa comida de hermanos, hice uno de esos comentarios de padre de chico, de los que hacemos todos, de los que ha hecho infinidad de veces mi hermano, y de esos, sobre todo, que hace alguien cuidadoso de sobrina/hija. Mi querido hermano me contestó con algo así como que era un comentario machista. Me quedé estupefacto. No sabía bien cómo actuar. Bien. El comentario fue protector, no sé si excesivamente protector por tratarse de una niña y no de un niño, no lo sé. Si sé que no fue machista porque, entre otros defectos, muchos, ese no lo tengo. Le contesté. Él, como padre que es de dos niñas/mujeres, se está viendo obligado a entrar en ese relato, que no es el real, a la hora de adjudicar el calificativo de machista o feminista a una persona por el mero hecho de ser protector, educado o, simplemente, un caballero, con una chica/niña/mujer. No se protege porque la persona a quién proteges sea más o menos débil, sea mujer u hombre; se protege por instinto, por amor.  Pero compramos estos relatos que intentan –con acierto, parece ser- imponer algunos. Yo no entro por ese aro. Cuando todos lo hayan comprado, lo que habremos hecho, sinceramente, es denostar la excelencia de la mujer por encima del hombre, que lo es por sus valores, características y virtudes. He dicho. Y que ahora me califiquen, nuevamente, de machista.
 
El ego es un forjador de ilusiones.
 
Synpathéia. Algo así como 'Sufrir juntos'. Tiene mucho que ver con la idea actual de empatía. Nos decía Zenón de Citio que "pensar que somos distintos del prójimo es tan sólo una ilusión perceptiva de nuestra especie", "lo que es malo para la colmena es malo para la abeja". Se trata de ser empáticos, de entender las motivaciones de los otros y que las cosas que hagamos sean buenas para todos. Trabaja la inteligencia emocional con compasión. Si alguien se comporta mal con nosotros, busca por qué e intenta  explicarle. Su beneficio irá también el beneficio del grupo.
 
 
 
N/29.X
 
Hay peligros que lo son, que los ves venir, que no hace falta que nadie te diga que están ahí. Los tienes delante de tus narices. Sabes que si te tiras de cabeza te darás contra el suelo para quedar descoyuntado y de difícil reparación.
Son esos en los que tienes que pensar muy bien lo que haces y no dejarte llevar por el calentón momentáneo.
Si eres débil, lo mejor es evitar esas tentaciones que te pueden llevar a cometer errores de los que el arrepentimiento te vencerá. Calma.
Los finales de año son tan así que todos queremos correr para hacer lo que no hemos hecho durante el año.
No te dejes llevar.
 
Nuestro problema, ahora mismo, es que sufrimos por algo que ocurrió hace años y por lo que podría ocurrir pasado mañana. Lo que recordamos y lo que imaginamos.
Usar la mente, utilizarla a nuestro favor, no en contra.
 
A estas alturas de la vida necesito estar rodeado de personas buenas. A la mínima señal de maldad o prepotencia, simplemente la expulso. Lo que nos quede quiero vivirlo en paz.
 
“Después de todo, entendemos que sufrimos por algo bueno, ya sea para ayudar a nuestros amigos, a nuestra ciudad, para luchar por las mujeres o los niños, o por la razón más importante y de peso de todas; para ser buenos, justos y sensatos. Nadie logra esto sin dolor. Los humanos adquirimos todas las cosas buenas mediante el dolor, la persona que no está dispuesta a soportar el dolor se condena a sí misma a no ser digna de nada bueno.” MUSONIO RUFO, Disertaciones VII,5-10
 
Cada uno de nosotros tenemos la capacidad de elegir nuestro sufrimiento. Podemos sufrir por imbéciles o podemos sufrir por algo que, en su caso, merezca la pena.
Trato de mejorar, día a día, como persona, entre otras cosas para no sufrir innecesariamente. Para no sufrir como un imbécil. La excelencia humana es la cura del sufrimiento. 
No podemos eliminar el sufrimiento de nuestra vida, sufrimos desde que nacemos, pero sí podemos hacernos más fuertes ante él.  
¿Por qué sufrir inútilmente? 
Elijamos algo bueno que perseguir, y todo ese sufrimiento será tomado como superfluo. Lo veremos como lo que es: necesario para conseguir algo valioso, importante. No buscaremos el sufrimiento, más bien lo recibiremos con buen ánimo en cuanto llegue.
Nadie, absolutamente nadie, puede conseguir algo bueno sin sufrimiento, sin esfuerzo, sin disciplina, sin dolor. No hay rosa sin las espinas.
 


 
N/30.J
 
¿Sabes qué es lo importante? Si lo sabes por qué te desvías del camino.
 
“¿Qué vida buena va a alcanzar aquella persona que vive entre dos zanjas, que no alcanza nunca tierra firme, una persona que vive existencialmente como si fuera un interino, una persona continuamente reemplazada, en un entretiempo constante?” Jorge Freire
 
Siempre buscamos lo siguiente.
 
Tengo la sensación de que vivimos como amargados.
Leemos libros de motivación y autoayuda, no aguantamos mucho a nadie, saltamos a la mínima, no nos gusta que nos lleven la contraria. No nos aguantamos ni a nosotros mismos. Somos muy susceptibles.
¿Paciencia? ¿Dónde?
 
Los generosos ofrecen sus mejores conocimientos, también tiempo y su inteligencia porque facilitan la vida a los demás. Son personas que reconcilian con lo mejor de la humanidad.
 
Disfruto en exceso comiendo solo. Es más, se convierte en una necesidad. Al menos una vez por semana me busco en la soledad de alguna barra, con mi vino y mis cosas. Pienso y tomo notas en el móvil que luego paso al cuaderno, mientras unos van y vienen, me miran, y los platos pasean ante mi tan llenos como vacíos.
Estos días así, lluviosos, son más bien caseros, de lecturas y miradas perdidas.
 
 
D/1.V
 
El optimismo, ser positivo, es una característica esencial del líder de hoy. En cualquier organización, del ámbito o tipo que sea, es importantísimo generar un clima positivo en el que todos puedan conciliar los intereses de la organización con los intereses particulares, siempre sin dejar de lado las obligaciones de cada uno.
Flexibilidad. Hoy por hoy lo más importante en una organización son las personas.
 
Comenzamos hoy, entre lluvias, el último día del año. Bien, descansado, contento y con gratitud.
“Tonterías ya las justas”, pensaba hoy al despertar. En paz. Volver a hacer el imbécil, como tiempos atrás, sería eso, de imbéciles.
A veces un buen descanso es suficiente para recuperar esa energía mental que pierdes en los días de intrigas y tensiones. Mente reseteada.
 
“Yo no sé”, nos lleva a la posibilidad del saber; a la búsqueda, al saber.
 
No busques nada, solo mira.
Mirar sin motivo.
Mejora la percepción, mejora tu forma de ver.
 
Hay deseos positivos y negativos. Hay deseos que te enriquecen internamente y deseos que en el corto o largo plazo te hacen sufrir.
No estoy en contra de desear, sí de desear todo lo que un placer momentáneo, material, efímero.
Desear salud, desear amor, desear vivir en paz.
Desear terminar bien el año, desear comenzar un buen año.
Todo deseo requiere una acción para que se cumpla y eso depende de ti. Tienes la exclusividad.
 
Los títulos nos hacen jefes, nuestra gente nos hace líderes. No hay que confundir ‘líder’ con ‘jefe’. Nunca es lo mismo.
 
Nadie te puede dar lo que tú no estás dispuesto a darte a ti mismo. Nadie te dará o generará paz si tú no te generas serenidad y paz. Es tu trabajo.
 
Es realmente increíble cómo juzgamos y etiquetamos a las personas. Nos creemos videntes. Solo nos damos cuenta de esto cuando sentimos cómo nos juzgan a nosotros sin conocer o tener razón.
 
Si te sientes presionado, no te dejes. Si crees que te están obligando, en cualquier ámbito de la vida, a hacer algo en lo que no crees, para y di que “no”. Si haces algo a disgusto, cuánto ni más obligado, te arrepentirás siempre.
 
Fateri Errata, 'Admitir los errores': Aceptar nuestras equivocaciones pues es la única vía para poder arreglar y mejorar las cosas. Nadie es infalible, la grandeza está en reconocerlo y enmendar. Hacer autocrítica para aumentar nuestro autoconocimiento y mejorar cada día. 
 
Y en este momento suena J.S. Bach: Concierto de Brademburgo nº 4 en sol mayor, BWV1049: III. Presto. Esto no es paz, es soñar despierto.
 
 
 
D/2.S
 
Me acosté ayer tan pronto que he dormido tanto que me he asustado.
Kika se metió bajo el edredón, entre las sábanas y, al igual que yo, no se ha movido en toda la noche.
El único fastidio es que mis sueños han caminado por temáticas laborales, nada placenteros. 
 
Tengo una parte de mi entre estúpida y gruñona. La adoro. Es mía. Si no la tuviese no sería yo. Lo reconozco y además estoy orgulloso de ello.
 
Lo más importante de todo es siempre lo que no se ve, lo que se hace en la sombra, en el día a día, para que las cosas sucedan, con constancia y sin compromiso.
 
Decía Thomas S. Eliot (1888-1965), que fue uno de esos grandes poetas norteamericanos, premio Nobel, que “los hombres viven del olvido”.
Tenía, en parte, razón. Olvidamos pronto lo que hacen los demás, en lo bueno y también en lo malo. No solemos olvidarnos de lo que hacemos nosotros, sobre todo en lo malo.
 
La caminata tiene un excelso privilegio de conocimiento.
Caminar por el campo es encontrar composiciones naturales de creación viva; caminar por la ciudad es cruzarte con otras vidas que ajenas murmullan sus pasos cansinos de unos tiempos pasados.
Siempre que puedo camino, hasta cuando estoy en casa leo caminando, recorriendo los pasillos. En los viajes jamás me quedo en esas inhóspitas habitaciones de hotel, salgo a la calle y camino.
Salir a caminar es un ejercicio de meditación, también de reflexión.
Salir para sentirme en paz.
Caminar. Reconciliarme conmigo y con la vida, la mía. Buscar serenidad. Si no me reconcilio conmigo difícilmente me reconciliaré con los demás.
Parece que estoy en guerra conmigo y con la vida.
 
“¿Cuántas cosas he roto en mi vida? ¿Cuántas se me han roto entre las manos? Podría intentar dedicar el tiempo que me queda a componer algunas de ellas. A saturarlas, a enmendarlas, a sanarlas.
Me gusta pensar que la escritura es una forma de hacer eso. Como caminar. Paso a paso -palabra a palabra-, ir cosiendo la herida.” Victor Colden, Mañana me voy.
 
Fallece la Chica Yeyé de España, Concha Velasco. 84 años.
 
 
D/3.D
 
Caliento las manos en la taza del café. Fuera rozamos los cero grados y una niebla densa, habitual en estas fechas por esta zona, no deja ver más allá de unos metros.
No he dormido bien. Preocupado. Anoche me mensajeó el amigo D para preguntarme si tenía alarma en la casa del pueblo: “Están entrando en las casas a robar, esto es el acabose José.”
Lo que tengo de valor, para mí, no creo sea de valor para esos delincuentes que roban en las casas: los libros, esa parte de mí, esa vida mía. Más allá de un par de televisores que poco funcionan de no ponerlos en marcha nunca. Es más el destrozo que te hacen, el susto, la incertidumbre, el miedo a no poder estar tranquilo ni en tu casa. El miedo a tener y que te invadan lo tuyo, tu intimidad, tu vida.
Hay quien roba porque lo necesita, porque pasa hambre, aunque no lo justifico; hay quien roba para dañar. Creo que son los musulmanes lo que aplican esa ley: el que roba y se le pilla le cortan la mano. Aquí el que entra en tu casa y te roba, o sea queda dentro a vivir, tiene total impunidad. No le pasa nada. Ni lo uno ni lo otro. Tengo la sensación de que aquellos que han conseguido algo en su vida, tener algo, aunque sea lo mínimo, están más indefensos que todos esos pícaros, chupalápidas y gentes del mal vivir profesional.
 
Lo mejor para vivir en paz es ser humilde, ser privado, ser discreto y no ser envidioso.
 
A estas horas, son pasadas las nueve, ya no hay silencio en la cafetería. Los moteros de los domingos, los aparentemente jubilados, comienzan a llegar para tomar su café, para charlar un rato. En la esquina, yo solitario con ese cuaderno de tapas verdes. Lo cierro. Ya no estoy a gusto. Unos y otros miran. La camarera me ha preguntado, días sí y no, si soy escritor. Le digo que soy anotador. Anoto lo que veo, lo que siento o lo que pienso. Anoto lo que les diría a unos y lo que me digo a mí mismo. Anoto lo que me apetece, sin ton ni son, sin hilo conductor.
 
Las comidas familiares, de hermanos, cuñadas y cuñados, padres, sobrinos, hijos, son como son, siempre cubiertas de felicidad, aunque, en ocasiones, como dice mi hijo, aparenten de compromiso.
Las empresas familiares viven mientras que están los padres. Las familias, los encuentros familiares, subsisten mientras que ellos las convocan. Después, como en todo, entran en juego los agentes externos.

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