Cuando comencé a escribir este primer pensamiento del día, tenía que forzarme a hacerlo. Me esforzaba cada día al despertar por escribir algo, absurdo o no. Ahora, simplemente, NECESITO escribir. No siempre, pero se ha vuelto una fuente de placer.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 34