27.09.2020... Ocúpate.

He bajado este fin de semana a Minaya. Visto la situación en la que nos encontramos, en Madrid, nadie sabe si en días restringirán la movilidad a otras regiones. Sentir la naturaleza, el campo, el silencio, me recarga en estos momentos en los que, como todos, vivo en una constante incertidumbre.

Las calles del pueblo vacías. Se cuidan bastante más de lo que lo hacemos en las ciudades aunque, aun así, el maldito virus también acecha esperando el más mínimo descuido. Es verdad que en los pueblos la vida es otra.

Todos echamos de menos el pueblo. La amplitud. El aire limpio. La calma.

La semana pasada un vendaval fortísimo, un mini tornado, se llevó árboles y causó destrozo en algunos tejados. Las tejas que sobrevivían poco sujetas e inseguras, volaron hacia el infinito de los campos. Aquellas viejas, bien apoyadas sobre el barro del tiempo, ni siquiera se movieron, preparadas para aguantar otro invierno de lluvias, hielos y vientos.

Tener los pies bien apoyados en el suelo, manteniendo recto y equilibrado el cuerpo, con la mirada al frente y no cabizbaja, es imprescindible en los tiempos que corren.

No son buenos tiempos para nadie, pero serán peores para aquellos que no sean capaces de caminar con paso firme, erguidos, con los hombros hacia atrás y mirando al frente aunque los vientos traten de hacernos caer.

Solo irradia luz el que la tiene. Si vives en la oscuridad hasta el día te será como la noche.

El mundo está cambiando a una velocidad que nos ha sorprendido. Las crisis nos obligan a cambiar. Muchos de nosotros estamos aprendiendo a trabajar de otra manera, incluso las relaciones con organizaciones, instituciones o personas son diferentes.

Es imprescindible tener un Propósito de Vida. Un guion. en caso contrario caminaremos desorientados o perdidos.

👉Sabemos lo que no queremos pero ¿sabemos o tenemos claro lo que sí queremos?

'No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va', decía el maestro Séneca

¿Sabes dónde vas?

En ocasiones estamos tan preocupados por lo que pasará que se nos pasa el tiempo de ocuparnos en lo auténticamente real, que es el hoy.

La vida continua, aunque sea desfavorable y parezca que el túnel no tiene final. 

No podemos modificar nada de lo que está ocurriendo en el exterior, pero si podemos cambiar nuestra actitud interior y no añadir más sufrimiento a nosotros mismos.

¿Dónde está tu presente?

¿Dónde está tu futuro?

Todos contemplamos, con asombro y estupefacción, con algo de vergüenza, cómo se está gestionando la crisis del Covid en nuestro país. Cómo nuestros políticos, más allá de colores e ideas, son incapaces de ponerse de acuerdo por el bien común. Piensan única y exclusivamente en sus intereses particulares, políticos. Parece que no entienden que una crisis no tiene ideología y que al enemigo se le vence con el poder de la fuerza que representa la unión y la diversidad de opiniones.

Reflexionando sobre ello he llegado a la conclusión de que estamos en ese momento en el que cada uno debe ser responsable de sí mismo y de su futuro. Solo así, desde la responsabilidad individual podremos caminar hacia un futuro mejor para toda una sociedad.

Cuánta más firmeza a la hora de plantear tu propósito vital, menos posibilidades habrá de que la corriente te lleve.

Ocúpate.

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