Los faros siempre han iluminado el camino. La Luz que a cada uno nos ilumina desde nuestro interior marca el destino que, como meta, nos espera.

No es ser, no es tener... es Ser dueños de nuestro propio caminar.

Los faros siempre me han parecido un lugar poético, bello, para detenerse y pensar. Olvidar lo exterior y encontrarnos con nuestro interior que, indiscutiblemente es la esencia de nuestro Ser. Fuerza, Prudencia, Equilibrio, Coherencia, Paciencia. Todo lo que se hace esperar, llega. Todo lo que llega pronto, se va.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30