24.11.2019... Acéptate!

Transcurre mi vida últimamente, más allá de constipados o tensiones laborales, en una búsqueda intensa, e incesante, del equilibrio mientras desenredo toda la serie de contradicciones que me han venido acompañando en los últimos tiempos.

Tal vez sin darnos cuenta, en el día a día, vamos enredando una madeja de creencias, de valores, de confusiones varias, que cuando nos damos cuenta, si nos damos, puede resultar difícil de desenredar.

Acostumbro a escribir pensamientos y reflexiones, diariamente, que me vienen a la cabeza fruto del momento o de lecturas o recuerdos, y que solo yo soy capaz de interpretar. Por ello, también, recomiendo a los lectores que no hagan mucho caso de lo que escribo, más que en aquellos consejos que, ciertamente y debido a mi experiencia, lanzo al universo para el que quiera guardar.

¿Sabes quién eres?


La gran mayoría de nosotros responderíamos que sí, pero estamos realmente equivocados. No somos quienes creemos realmente que somos.

Caminamos, envueltos, rodeados, de falsedades, de mentiras.

Conocerse no es un camino fácil. Es bastante complicado e implica compromiso.

Eres lo que tu mente representa de lo que eres.

Lo que antecede a toda acción es un pensamiento. Quiere decir que hacemos lo que pensamos y si no controlamos nuestros pensamientos son ellos los que nos manejan.

Todos somos algo ignorantes, lo importante es darnos cuenta de ello, reconocerlo.

Darnos cuenta de ese ego que nos administra. 

Darnos cuenta del error que supone estar apegados a nuestros pensamientos y emociones.

Somos esclavos de nuestra mente, nos dirige, nos engaña. El engaño de nuestra mente es el engaño a nosotros mismos.

¿Por qué no paramos y nos contemplamos? ¿Por qué no te paras y ves tu vida? 

Te condiciona tu pasado. Crees que tienes que ser así porque no puedes ser de otra manera. Falso.

Somos nuestro peor enemigo. Somos ignorantes. Sufrimos.

Nos vamos perdiendo el día a día, su belleza, su gozo; su dicha. Tienes miedo a Ser.

Vivimos en nuestra mente, no escuchamos nuestro corazón ni aprendemos de nuestro cuerpo.

Somos esclavos de nuestros pensamientos.
No vemos la realidad, lo que es; vemos lo que queremos ver.

¿Quién soy Yo?

Todo en la vida es cuestión de perspectivas; cada uno observamos la realidad desde un punto de vista, el tuyo, el mío.

Todos podemos mirarnos o mirar el mundo que nos rodea con confianza, amor y alegría o con pesimismo, miedo y dudas.

Somos esclavos de nuestro ego, de nuestra mente.

El miedo surge porque no sabemos realmente quienes somos.

Acéptate como eres. 

¿Quién no tiene defectos? Lo que ocurre es que siempre tendemos a juzgar los del prójimo en cambio nosotros preferimos sentirnos perfectos.

Nadie es quien para criticar el comportamiento de otro más que poniéndose en su lugar para conocer, al menos, los motivos reales por los que esa persona actúa como actúa. Y evidentemente, no me estoy refiriendo, ni mucho menos, a hechos delictivos, aunque en algún caso también. Me refiero a comportamientos cotidianos, de la vida, esos que pueden ser para unos buenos o malos para otros, correctos o incorrectos, injustos o justos, de los que gustan a unos o no gustan a otros. Morales o inmorales, dependiendo para quién o dependiendo de las creencias o valores de cada uno. O dependiendo también, por qué no, de las circunstancias de cada uno.

Es importante no juzgar.

Es importante no compararnos ni comparar.

Es importante no sentirnos superiores a los demás.

Es importante Ser.

Solo podemos cambiar si somos capaces de aceptarnos tal y como somos.

Acepta dónde estás en este momento y dependerá de ti estar mañana en otro lugar.

Elabora un plan y serás la persona que quieres ser sin fijarte en los demás o escuchar a aquello que otros quieren que seas.

Quererte implica aceptar tus defectos y querer mejorar.

No juzgues. Tampoco te juzgues.

Deja morir ese Yo con el que no estás a gusto y despierta tu Yo esencial, ese que siempre has querido y que es tu auténtico Yo, tu YO SOY.

Tú no eres tu coche, ni tu trabajo, ni tu reloj, ni tu familia, ni tu casa, ni tu dinero. Tú eres tú y hasta que no seas capaz de comprenderlo no podrás vivir en libertad con una vida real.

No te resignes. resignarse es sufrir. 

Deja de compadecerte. Deja de sentirte víctima. Todo depende de ti.

Acéptate. 

¿Qué no te gusta de ti? Cámbialo.

Tú eres la única causa de tus males y como tal puedes cambiarlo.

Haz que las cosas sucedan.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33