Un día...
Escuchar el canto desafinado
de uno de los pájaros
que despiertan;
abrir la puerta del porche
para que el asustadizo viento
me absorba;
exprimir el limón al uso
dejando que el ácido
me reconvierta.
Las primeras páginas del día
como si eso fuera
el sentir de una vida;
la frase inacabada
escrita entre las líneas
de lo que fue el pijama.
Salir oliendo café
en ese bar del hombre
que jamás reía
y simplemente maldecía.
Volver a sentarme
frente esa ventana
mi ventana
dejando oscurecer el día
hasta que otra vez
dormía.
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