30.12.2018... He aprendido...!

Parece que finaliza este año. Parece por tanto que estas líneas, que tal vez deberían escribirse mañana,  las escribiré hoy en previsión de que mañana prefiera no hacerlo. Por lo tanto serán las últimas reflexiones de este 2018.

No sabría decir si este año me deja algo de positivo. Tal vez rebuscando entre los días encuentre algún instante, algún proyecto, algo que haya merecido la pena. Seguro que sí. En todo caso algo de positivo habrá sido el aprendizaje de los tropiezos y caídas. En cada uno de ellos, a veces, crees es imposible levantar, pero lo haces. A duras penas, con sufrimiento, asumes que de tal caída has aprendido mas que de los pocos triunfos que pudieras tener.

Aprender. Siempre aprender. No dejar de aprender.

Este año que termina he aprendido, por ejemplo, que las personas somos diferentes unas de otras, que cada uno pensamos de manera distinta, que tenemos nuestras razones y nuestra verdad y que debemos respetarnos más unos a otros.

He aprendido a perdonar más que a perdonarme; esto segundo es una asignatura que dejo en suspenso para el próximo año, a ver si consigo el aprobado.



He aprendido a valorar más ciertas cosas que antes ni siquiera contemplaba porque pensaba que todo lo importante está más fuera que dentro. Me queda mucho camino por andar, espero, pero sé lo conseguiré.

He aprendido que el mundo está lleno de buenas personas y que para serlo simplemente tenemos que Ser uno mismo y no aquello que los demás quieren que seamos.

He aprendido que no hay que prometer, que simplemente hay que hacer. Las calles están llenas de promesas incumplidas.

En este año he aprendido que todo ocurre por algo. Absolutamente todo, nada es casual.

He aprendido que si tienes un problema lo mejor es solucionarlo cuanto antes, si lo dejas pasar  ese mismo problema terminará convertido en un problemón, posiblemente sin solución.

Y aprendí también que por muy fuertes que nos creamos, somos seres frágiles y vulnerables y a la mínima de cambio nos apagamos.

He aprendido que aunque creamos que lo que a nosotros nos pasa es lo peor del mundo, siempre hay algo ahí fuera todavía peor.

He aprendido que hoy será un año más, pero también un año menos.

He aprendido que a veces las mariposas se posan y si las miras te regalan sonrisas.

He aprendido que se aprende más de la derrota que del triunfo.

He aprendido que por ahí andan sueltos seres despreciables que deberían estar encerrados para siempre.

He aprendido que la lealtad y el cariño que generosamente te ofrece un perro normalmente es impagable.

He aprendido que puedes finalizar el año con un montón de propósitos para el siguiente, pero si no te comprometes la lista continuará siendo la misma al finalizar el próximo.

He aprendido que los instantes valen mucho más que los días.

He aprendido que no se puede estar disperso. Que hay que prestar atención a lo que se hace y no andar de un lado a otro dejando las cosas a medias.

He aprendido que el poder real está dentro de uno mismo, nunca viene de fuera.

He aprendido que la verdadera riqueza solo se consigue viviendo las virtudes de la honestidad, la humildad, la disciplina y la integridad.

Este año aprendí que las excusas no llevan a ningún lado.

He aprendido que la mejor medicina para cuando te entran ganas de rendirte es continuar.

He aprendido que te enriquece más dar que tomar.

He aprendido que uno siempre puede superarse y ser más imbécil de lo que es habitualmente.

Aprendí que soy como soy, con tantos defectos y alguna virtud.

He aprendido que el campo es buen compañero de soledad.

Qué los libros y escribir se han convertido en una parte inseparable de mi ser.

He aprendido que la verdad no está en ninguna parte ni nadie es dueño de ella. La verdad es la que se busca dentro.

He aprendido que esos días en los que deseas no haber nacido, lo mejor es salir a la calle y enfrentarte a ellos como si nada.

He aprendido que el liderazgo es cosa de uno, no de los demás.

He aprendido que somos responsables de todas nuestras acciones, pensamientos y emociones. Si nos controlan no nos controlamos.

He aprendido que tener 50 años no te hace más sabio sino que te puedes dar cuenta de lo tonto que eres.

Qué no tiene por qué mandar el mejor, ni el más listo, sino el que llega.

He aprendido que la fe es la principal estrella que tenemos.

He aprendido que el poema es de quien lo escribe y nunca de quien lo lee.

He aprendido que cuando no tienes ganas de reír y te ríes, el mundo se llena de mariposas.

He aprendido que tener un euro de más no te da la felicidad.

He aprendido que puedes recuperar todo lo que desees menos el tiempo.

He aprendido que una madre y un padre siempre están, aunque no te den la razón.

He aprendido que lo que no ves es culpa tuya porque miras hacia otro lado.

Qué lo importante en una carrera es llegar, no el puesto en el que quedes. Qué no por correr se llega antes.

He aprendido de mi hijo, aunque nunca se lo reconozca.

He aprendido que hay personas con tanto corazón que se han ganado ya el universo.

He aprendido que no hace falta lo más grande sino la esencia de lo importante.

He aprendido lo importante que es tener hermanos, aunque te cueste expresar lo que sientes.

He aprendido que soy incapaz de no preocuparme por los demás y capaz de despreocuparme de mi.

He aprendido que la mente es tan difícil de entrenar como el cuerpo. Pero sin una mente entrenada ni piensas ni tomaras las decisiones correctas.

He aprendido del valor y privilegio que tiene el tener un puñado de amigos. Pero no de esos que te dan la razón siempre o te acompañan en los momentos de jolgorio o alegría, no, Amigos de esos que te dicen que eres un gilipollas pero seguidamente te dan un abrazo para decirte que adelante y que ahí están para lo que sea.

He aprendido que todo hay que pensarlo antes porque somos responsables de nuestras decisiones pero también de las consecuencias.

He aprendido que en los proyectos nunca puedes ir solo.

He aprendido que llorar no es ninguna vergüenza sino la mejor manera de darte cuenta que eres humano.

Y he aprendido que mientras haya vida todo puede ser susceptible de cambiar o mejorar. Que jamás hay que dejar de intentarlo ni mucho menos rendirse.

He aprendido que en la vida no existe la suerte, existe el riesgo, la valentía y el esfuerzo. Nadie te  regala nada. 

He aprendido que cuando cae la noche y todo se oscurece, lo mejor es dormir y dejar que amanezca, porque siempre vuelve la luz.

He aprendido que todo es impermanente y que aquello por lo que creemos estar luchando tal vez es lo que nos va quitando un poco de vida cada día.

A todos los que de una u otra manera, me han acompañado en este año, solo puedo darles las gracias por haberme hecho aprender.

Perdón también a los que en algún momento he defraudado porque de eso sí he aprendido algo...  a no saber perdonarme.

Pero yo seguiré aprendiendo...

Y cualquiera dirá: ¿si has aprendido tanto, el año que viene, entonces, serás muy listo?  Pues posiblemente continúe siendo el mismo tonto de siempre.

Gracias por leer cada una de estas frases absurdas. 
Feliz 2019.

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