10.11.2018... Si te resbalas y caes, levanta y vuelve a intentarlo!

Hoy veía un vídeo que realmente me ha emocionado, a la vez que entristecido.


Una osa y su cría se juegan la vida en la empinada pared nevada de una montaña, mientras un dron lo graba desde las alturas.

Me ha entristecido porque sabemos que esos dos animales, que disfrutan libre y placenteramente de la naturaleza, se ven sorprendidos por un aparato que, dirigido por un humano, pretende inmortalizar su paz vital. Se ven sorprendidos, asustados y huyen poniendo en riesgo su vida.




Más allá de esta crítica, sí quiero ponerlo como ejemplo: nunca hay que darse por vencidos, aunque nos caigamos dos, tres o las veces hay que levantar y seguir.

No creo que a nadie se le ocurra pensar que el éxito llega por casualidad o suerte. Que cuando alguien llega arriba lo hace sin antes haber caído varías veces, o sin esfuerzo y sacrificio, o sin perseverancia y constancia, o sin disciplina y tesón.

Hay una creencia por ahí, en algunos foros, bastante ignorantes o cutres por cierto, de que el éxito en los negocios, en la Empresa, es cuestión de suerte; o que el dinero de aquel que lo tiene le ha venido caído del cielo (no hablo de loterías).

__________________________________________
Eso de la suerte yo nunca he entendido qué es o, al menos, diré que no la he conocido.
__________________________________________

Sí he conocido, y conozco, a personas con iniciativa, valientes, que se arriesgan, que luchan, que resbalan, caen y vuelven a levantarse. Unos han llegado arriba y otros lo siguen intentando. 

No sé lo que es el éxito o lo que significará para ellos, tampoco me toca hoy describir lo que significa para mi, aunque sí diré que una parte del éxito es no dejar de pelear y luchar nunca por tu proyecto o aquello en lo que crees.

Si te resbalas, vuelve a intentarlo.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 34