31.10.2018... Noviembre!

Nos llega noviembre. Noviembre es, al menos para mi, uno de los meses más raros y tristes del año. No consigo que sea de otra manera. 

Noviembre es un mes inhóspito, aburrido, lento. Nace en el día que se celebran los santos y los muertos.

En noviembre la luz se va apagando, como el año, y los días parece terminan antes mientras las aceras se enfrían en soledad.

Me apenan estos días tristes, cortos, que auguran el largo invierno. Soy persona de luz y de sol. 

Eso sí, lo superaremos. Somos nosotros mismos los culpables del ver el mundo como lo vemos, todo es cuestión de cambiar el punto de vista.

Si nuestro estado mental está mal fallaremos en todo lo que hagamos. Así que ante una circunstancia negativa lo mejor es convertirla en positiva y tratar de disfrutarla.

Todo aquello que vemos oscuro es un sueño. En algún momento deberás despertar a la realidad ya que somos nosotros los autores de nuestra vida; nadie va a vivir tu vida ni nadie la va a administrar más que tu. Si dejas que otros te administren tus días, lamentarás no haber sido tu quien lleve las riendas de tus días.
La felicidad no depende de nuestras circunstancias; la felicidad es una decisión en sí que tomamos con nuestro Ser.
La misma circunstancia a unos les produce tristeza y otros se llenan de esperanza.

Podemos ver todo en negativo o podemos relajarnos, limpiar los cristales y, aunque llueva, ver el lado positivo de las cosas que sin duda siempre tendrán.

Debemos adaptarnos.

Despertar y pensar: voy a disfrutar de este día, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra.

No es fácil ser positivo. La mente tiende a lo negativo. Si nos dejamos llevar terminamos amargados.

Sonríe aun en lo negativo. ¿Qué hay más negativo que no vivir?

Si te dejas llevar por lo negativo quedará arraigado en ti, dejándote vivir amargado, y dejándote morir en el tiempo.

Todo lo que pensamos, nuestras emociones y hábitos van generando la realidad, creando nuestro mundo y de alguna manera el de las personas que nos rodean. 

El monje budista Thich Nhat Hanh describe con sencillez la patología que sufrimos hoy en día. Dice “en lo cotidiano estamos desconectados de nosotros mismos. Caminamos, pero no estamos conscientes que estamos caminando. Estamos aquí, pero no estamos conscientes que estamos aquí. Estamos vivos, pero no estamos conscientes de estar vivos. Durante todo el día, nos perdemos”.

Nos olvidamos de nuestro Yo auténtico, y en su lugar adoptamos nuestro Yo falso, nuestros miedos, ansiedades y rencores, como nuestra identidad. 

Para lograr independencia emocional debemos aprender a ser felices por nosotros y con nosotros mismos, por dentro, disfrutando de nuestra compañía en silencio y soledad. Esta es la conquista más difícil, pero la más necesaria. Una vez que seamos capaces de hacerlo, sin duda irradiaremos felicidad a los que nos rodean y veremos sentiremos, por ejemplo, el mes de noviembre como el mes más bonito del año.

Últimamente ando como más cansado. Creo es el exceso de muchas cosas, pero lo fundamental es el exceso de pensamientos, que van y vienen sin control y eso povoca una ansiedad que paraliza, cansina. 

Hablaba estos días con unos conocidos y todos coincidíamos en lo mismo: somos parte de lo que ingerimos y parte de nuestras emociones. Si no somos capaces de controlar y manejar nuestras emociones, sin darnos cuenta nos iremos haciendo un daño, en nuestra salud física como mental difícilmente reparable.

A veces siento dolor físico, cansancio, como ahora, y es debido a la autoexigencia, a las preocupaciones o al exceso de proyectos. Las prisas que nos llevan. Es como si doliese el alma, asumiendo que el dolor del alma es el más difícil de curar porque lo primero que tienes que reconocer es que te duele, lo segundo es que tu culpabilidad no es tu culpa porque todos estamos exentos de ella y lo tercero es perdonarte. El perdón a ti mismo no te hace daño, porque no te ha culpado.

Todo alrededor es vida. No debemos tener todo tan organizado y colocado que en cuanto se nos escapa algo, parece que nos perdemos. No hace falta. Solo hay que ser consciente del Ahora y vivirlo.

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