23.08.2018... Reflexiones desde la arena.

Que no. No me apetece escribir mucho en estas tardes de este verano. Todavía acompaña el calor y los días continúan siendo irregulares. 

Me levanto pronto, tomo café, corro/camino junto al mar tratando de despejar la mente de pensamientos y emociones que persiguen, y trato de dedicar tiempo a la lectura y el estudio de temas que tengo pendientes para el inicio de curso (en breve). 

Lo mejor de estos tiempos de arena es que el tiempo es como diferente. Te das cuenta que los años, uno tras otro que van y, espero, vendrán, son solo instantes que se acumulan o instantes que se dejan perder. 



En estos días más o menos tranquilos, en los que podemos pensar más en otras cosas que posiblemente sean mucho más importantes que aquello a lo que dedicamos nuestro tiempo habitual, el resto del año, reflexiono normalmente, pienso, en el valor de las cosas que nos rodean y en cómo ese valor cambia o significa por el hecho de tenerlas, poseerlas o no. Comenzando por nosotros mismos. Cómo valoramos más cuando perdemos algo que creíamos tener, o cómo educamos en el poco valor a las cosas hasta que puede ser irreversible. 

Pero uno llega a una edad, cabalgando al galope de la vida, cayendo al suelo más de una vez, que no valen ya tanto las reflexiones como las acciones. 

Hay quienes pudieran pensar que estoy loco o abducido por alguna secta, pero no. Ni estoy loco ni me abduce ya nada, menos a estas alturas de la vida. Ando bastante cuerdo y no soy como algunos quieren hacer ver; simplemente soy, Soy Yo, el que Soy. 

Y lo digo a cuento, porque por más años que uno tenga, siempre podremos trasladar a los demás, de alguna manera, lo que creemos positivo. Y ni pienso ni debo dejar de hacerlo, aunque no sirva de nada.

Todos somos espirituales. Nos cuesta reconocerlo pero lo somos. En el momento en el que recuperamos el contacto con la esencia de nuestro Ser, Aquí y Ahora, despertamos nuestra espiritualidad dormida. 

El éxito comienza en uno mismo. 

Para hacer primero tienes que Ser. 

Para tener primero tienes que Hacer. 
Estar bien contigo mismo es indispensable para Ser. Y si eres para ti lo serás también para los demás. 
La vida siempre es actitud. 

Despierto cada día obligándome a un pensamiento o reflexión. Lo anoto, lo escribo y publico. Cada año se convierte en una recopilación de pensamientos, aforismos o… estupideces varias. Es un ejercicio mental que busca generar pensamiento, reflexión o, simplemente, acompañamiento. 

Preparo dos libros que tienen que ver con el liderazgo. Uno lo coordino, y participo como colaborador/autor; otro trato de presentar, como autor, el Método #liderandoT. Cuando estos días me paro a meditar sobre lo que hago, sobre mis errores, sobre mis defectos, también me pregunto qué sería de mi si no hiciese. 

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 33

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 34