27.06.2018... Valiente!

En la vida, en la empresa, como en cualquier ámbito de nuestra existencia, la valentía es una virtud esencial.

Leo y estudio cada día a los sabios estoicos. Se ha convertido en costumbre dedicar unos minutos a la filosofía como forma de equilibrar la mente. Entre mis destacados está siempre el maestro Séneca

En estos momentos releía un librito, que a aquellos que solo leen en estas fechas estivales se lo recomiendo con profundo cariño: Tratados Morales (versión pdf aquí)

El primer capítulo Séneca lo titula 'De la Providencia'. Nos habla aquí de por qué algunos hombres, siendo buenos, sufren, se les pone a prueba constantemente, mientras que otros viven en la comodidad constante pareciendo que nadie les exige nada, ni siquiera la vida.


Si no damos un paso, si no emprendemos, si no arriesgamos, si no decidimos, si no nos enfrentamos a las adversidades u obstáculos que la vida pone en nuestro camino, jamás podremos medirnos como líderes ni, beberemos la esencia del éxito.
Las adversidades nos ponen a prueba. Superarlas supone una experiencia de valor.
Transformemos en bueno todo lo que nos suceda y saquémosle provecho.

Es verdad que no es fácil. Es verdad que se vive más cómodamente sin meterte en líos ni problemas: sin arriesgar. ¿Para qué? o ¿a estás alturas de mi vida para que me voy a meter en eso?

En el camino vital no hay un programa que te dice cuándo es el momento de avanzar o parar. Seguir avanzando es la regla y, por lo general, seguir caminando supone vivir experiencias muchas veces desagradables.

Un líder que se precie a serlo, tiene que ser valiente. Por eso solemos tener como referentes a personas que normalmente arriesgan en su vida y no a personas que se quedan en el sillón viéndolas venir.

Ocurre en la vida, en la empresa y en la política. Lo estamos viendo y viviendo continuamente. En los últimos tiempos, aflora una tipología de líder emergente, que arriesga con una acción paciente y nunca precipitada y siempre con la creencia en sí mismo.
En la vida siempre encontrarás oportunidades. Sólo tienes que perseguirlas y estar atento. Pero hay que perseguirlas.
Comienza ahora mismo. No esperes más. Da lo mismo la edad o el momento en el que te encuentres. Da el paso.

Actitud, perseverancia y paciencia son las virtudes de los nuevos líderes. Creen en sí mismos y arriesgan. No les importa caer una y cien veces, no les importa mancharse de barro o sufrir heridas de difícil cicatrización.
Dice Séneca que "Te juzgo desdichado por no haber sido nunca desdichado. Te has pasado la vida sin adversario: ni siquiera tú mismo sabrás nunca hasta dónde alcanzan tus fuerzas. La experiencia es necesaria para el conocimiento propio. Sólo haciendo la prueba, sabe cada cual lo que puede saber o hacer. (...) Los grandes hombres encuentran su gozo en la adversidad, de la misma maner que en la guerra los soldados valientes." Y más adelante añade algo que me encanta: "¿Cómo podré saber tu estado de ánimo en la pobreza, si estás cargado de riquezas? ¿Y cómo podré conocer tu entereza para sufrir la ignominia, la impopularidad, si has envejecido gozando de los aplausos de la plebe, apoyándote siempre en su inquebrantable apoyo y rindiéndote a sus favores? (...) Te he visto consolar a los otros, pero te admiraría de verdad si te viera consolándote a ti mismo y si suprimieras toda compasión hacia ti mismo."
Es fantástico lo que nos enseñan los clásicos. Todo la esencia de la sabiduría básica sobre el liderazgo está escrita hace miles de años.

Hay que arriesgar, hay que dar el paso, no hay que callar ante aquellos que marcan consignas a seguir cuando no estamos de acuerdo con ello.

En la empresa, en la vida, en el liderazgo, hay que tener hambre. No importa lo que queramos hacer, no importa la idea ni el proyecto, necesitas tener hambre: de hacer, de aprender, de caer y levantarte.
No seas perfecto porque todo se puede mejorar. Sé valiente.
No escuches a los que se rían o te intenten intoxicar. 

Camina hacia delante.

No te quedes donde están los demás. Sé diferente.

Toma decisiones. 

Camina y no pares.

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