17.06.2018... Ataraxia.

Una canción de mi admirado Guille Milkyway (La Casa Azul), me ha hecho volver a reflexionar sobre ese término, tan lleno de belleza e inundado de significado, como es la Ataraxia.


La  ataraxia (del griego ἀταραξία, «ausencia de turbación»)​ es la disposición del ánimo propuesta por los epicúreosestoicos y escépticos, gracias a la cual un sujeto, mediante la disminución de la intensidad de pasiones y deseos que puedan alterar el equilibrio mental y corporal, y la fortaleza frente a la adversidad, alcanza dicho equilibrio y finalmente la felicidad, que es el fin de estas tres corrientes filosóficas. La ataraxia es, por tanto, tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos. (Wiki).

Mis amigos, los estoicos,  predicaban la ataraxia como forma de vida. La ausencia de temores, la aceptación de que lo que no se puede evitar ni depende de nosotros, es mejor no preocuparse de ello: el infortunio, el sufrimiento, la muerte. Para ellos, los estoicos, el virtuoso era aquel que consigue vivir despreocupado en un estado de tranquilidad interna que le libere de cualquier perturbación externa.
La vía para llegar a la felicidad, por lo tanto, es la ataraxia; es decir, la ausencia de trastornos del alma y la serenidad. 
La ataraxia consistiría, según los estoicos, principalmente en adecuar los deseos propios a la racionalidad de la naturaleza (logos), diferenciando las cosas que dependen de uno mismo de las que son independientes de una persona. 


Lo importante sería alcanzar la libertad y la tranquilidad sin preocuparse de las comodidades materiales, la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud. Para encontrar la ataraxia, también es necesario eliminar los miedos a los dioses y a la muerte, así como no quejarse por las inclemencias del devenir.

También para el Budismo, que  afirma que la causa principal del dolor por desasosiego es el deseo (cualquier deseo, que por ir siempre asociado al temor y la esperanza, desasosiega el corazón). Por lo que la fuga o redención del dolor yacen en la extinción de todo deseo o afección perturbadora. 

La Ataraxia sería una cualidad del Alma. A nivel filosófico podríamos decir que la definición más exacta sería imperturbable: lograr la serenidad no como ausencia de sentimiento, sino como control de las emociones negativas que tratan de perturbarnos el día a día. Alcanzar la paz mental.

Aquellos que estamos nadando en un mar de ruidos diarios, de locura sistemática, nos puede resultar difícil llegar a encontrar esta paz, pero es un camino, una dirección. La ataraxia es un estilo de vida frente a las adversidades o las circunstancias adversas; nos anima a rehuir, a aprender de la adversidad.

No es fácil, lo sé. Ahora, en este momento, habrá quien me lea  y dirá que o no estoy o no soy de este mundo. Es más, cualquiera que me conozca podrá decir que por qué no me aplico yo lo escrito. Es cierto, pero un primer paso para Ser es querer. No me canso de buscar y estudiar los comportamientos y los errores humanos. Comenzando por uno mismo. No dejo de estudiar los textos que me generan esa paz y me motivan en el cambio: Advaita, Un Curso de Milagros, Budismo, Filosofía estoica. De esa búsqueda incansable del equilibrio, nacen muchas ideas y, por qué no, consejos que espero no solo me sirvan a mi sino que puedan ayudar a otras personas en la reflexión (como primer paso), en la acción (como segundo).

Nosotros decidimos cómo vivimos lo que nos sucede. Somos dueños de nuestra visión de las cosas. Todo es temporal.

¿Qué podríamos hacer para cultivar la Ataraxia en nosotros? 

Pues a mi se me ocurre, en esta tarde, por ejemplo...
  • No evitar situaciones incómodas. Enfrentarnos a ellas cuanto antes.
  • No quejarnos tanto. Todos tenemos contratiempos, desde que levantamos hasta que acostamos. Unos son pequeños, otros importantes. ¿De qué vale quejarse?
  • No enfadarte. ¿Para qué?
  • Perdonar o pedir disculpas antes de dormir. 
  • No dejar de trabajar tu mente. Nuestra mente o nos levanta o nos hunde. O nos da fuerza o nos destruye.
  • No atormentarnos por las desgracias o situaciones de crisis. Pasarán. Todo pasa.
  • Ser uno mismo y olvidar lo material. Lo material se quedará aquí, sólo te llevas momentos de felicidad o poesía. Hay que trabajar la felicidad en cualquier sitio o circunstancia.“La felicidad y la dicha no la proporcionan ni la cantidad de riquezas ni la dignidad de nuestras ocupaciones ni ciertos cargos y poderes, sino la ausencia de sufrimiento…” Epicuro
  • Asume la realidad. Todo pasa.
  • Fortalecer diariamente nuestras convicciones mentales. Recolecta pensamientos que vayan a favor de esta maravillosa fortaleza. ¿Estás vivo? sí porque me estás leyendo. 
Quiérete, camina. 

El otro día volví a leer este poema titulado Invictus y escrito por el poeta inglés William Ernest Henley (1849–1903). Lo tengo siempre a mano y lo leo en esos momentos de bajón de esos que a todos nos vienen... 

En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán recto haya seguido el camino,
ni cuántos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

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