27.052018... Reflexiones del Camino VI.

No estoy últimamente animado en la escritura. Ni siquiera sé si estoy animado en algo más que los trabajos y proyectos que me llevan el tiempo. 

Es como si mi mente vagabundeara más de lo que lo hace habitualmente y me llevara de un lado a otro, sin fijar un objetivo claro, esa dirección tan necesaria siempre al caminar. Creo que necesito descanso, pero no un descanso físico sino un descanso mental.

He estado en Minaya. He contemplado esos campos que en estos momentos se llenan de un verde brillante y maravilloso. Es posiblemente en ese momento, cuando dejas la vista perdida en el cuadro infinito que junta el verde de la siembra con el azul del cielo, cuando más consigues que tu estado mental se paralice, se detenga, y te permita encontrarte contigo, fuera de ese ruido vital que nos lleva como en volandas.


Interpretamos la vida según la percibimos. Vemos el mundo según nosotros queremos verlo, pero no tiene por qué ser real. La única realidad está dentro de cada uno. 

Si no nos cuestionamos, si no cuestionamos nuestras creencias, nuestras percepciones, nuestro yo, difícilmente podremos ver el mundo tal cuál es.

La paz interior se consigue a base de esfuerzo y ese esfuerzo tiene que ver con el auto-conocimiento y para conocernos es necesario abstraernos de lo externo, de los pensamientos y objetos, y volver hacia nuestro propio ser: buscar nuestro YO.

La verdadera felicidad está dentro de nosotros, en ese interior profundo que es nuestro ser. 

Por mucho que nos empeñemos la felicidad no está en lo externo, en esos bienes materiales, experiencias, posesiones, apegos; está dentro de nosotros.
"El deseo y el miedo agitan la mente, y obscurecen de su visión la felicidad que siempre existe dentro de ella." Michael James
Para ser realmente felices, nuestra mente tiene que parar al igual que hacemos cuando dormimos. Para dominar ese arte, el arte de ser feliz, primero debemos dominar el arte de solo ser, que es permanecer conscientes sin perturbaciones en la mente que nos nublan y oscurecen nuestro caminar a base de pensamientos y emociones como el miedo, la ansiedad, los apegos o las creencias limitantes.
Podemos conocer mucho mundo, podemos tener experiencias increíbles, pero si no conocemos la verdad sobre nosotros, nuestro YO, jamás conoceremos  la verdad sobre el mundo.
Toda nuestra infelicidad, todas nuestras frustraciones o descontentos, que vamos experimentando y acumulando en nuestro caminar, son causados, fundamentalmente, por la ignorancia de no saber quién o qué somos. 

Nos identificamos como un cuerpo no como un YO SOY, un ser consciente. El yo cuerpo necesita de todo lo externo y si no lo obtiene se disgusta, se frustra, sufre. Con lo que la única manera de corregir es el autoconocimiento interior, retirando la atención de lo demás enfocándonos en la consciencia o ser, nuestro YO SOY.
Es verdad que uno no puede cambiar el pasado, pero sí que puede hacer un nuevo futuro.
El sufrimiento, la adversidad, debe ser el impulso al despertar. Despertar como persona, como ser humano. Obligarnos a encontrarnos con nuestro propio YO.

Para el ego el pasado es importante.

Vivimos manejados por nuestros egos. El ego domina nuestras vidas, nos hace sufrir. El ego no quiere que miremos hacia dentro de nosotros, prefiere que lo hagamos siempre hacia fuera, hacia ese mundo idealizado e irreal. Vivimos constantemente preocupados por el qué dirán, por el tener, por envolvernos en más y más tarjetas de visita con cargos rimbombantes... hasta que te das cuenta que lo importante está dentro, en la esencia de nuestro ser.

Tomar consciencia de nosotros.
"Somos el Ahora, no somos el tiempo" Ramana Maharshi
Y sí, hoy vamos a terminar con un poquito de música...





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