09.05.2018... Reflexiones del Camino V

Cada día deseo más el despertar. El clima comienza a hacerme sentir en equilibrio y el haber dejado atrás los fríos y las lluvias me hace estar mejor. Todo es cuestión de mente, de pensamientos; reconozcamos que cada uno, cada cuál, se siente más cómodo en unas condiciones que en otras.

Mis caminatas diarias, que trato de intercalar con el running, me sirven para meditar y adentrarme en mi con esos pensamientos que vienen y van. Encontrar el equilibrio vital no es fácil, pero hay que desearlo.
Debemos asumir nuestra historia para aprender de ella y seguir creciendo. Debemos dejar de negar ciertas emociones y enfrentarnos con valentía al dolor que nos provocan. Debemos asumir las derrotas y evolucionar con ellas.
Somos el Ahora, no somos el tiempo.

El Ahora dura segundos. Nuestros pensamientos son compulsivos, se sienten culpables y atacan la verdad.

¿Por qué no cuestionamos lo que vemos, lo que percibimos? ¿Qué es real, qué es ilusorio? Conocemos el mundo a través de lo que percibimos. Debemos poner nuestra percepción en duda constantemente.

Damos a todo lo que nos rodea un significado que nos viene, a su vez, dado por otros. No elegimos.

Lo que pienso, es lo que interpreto, lo que percibo.

Sólo vemos pasado. Lo que percibo está basado en miradas previas.

¿Por qué vemos las cosas como las vemos? ¿por qué no lo vemos de otra manera?

Vemos aquello que queremos ver. Podemos ver ataque o podemos ver vanidad, pero debemos desearlo, debemos decidirnos a ver lo real.
La percepción es un instrumento del ego.
La visión no se tiene en el pasado, se tiene en el Ahora.

El perdón es una comprensión profunda de cómo son las cosas.

Siempre es Ahora.

Nadie me ha hecho nada.
No sé perdona para ser bueno, se perdona para ser libre.
Cuando nos perdonamos llegamos a saber realmente quienes somos.

Hoy por ejemplo, con este sol que nos acompaña, es un buen día para que examines tu vida, todo lo bueno y todo lo malo que hay en ella, para que aprendas a disfrutarla. No hay nada ni nadie a quien esperar, eres tú. El autoconocimiento es nuestra mayor fuente de transformación.

Todos tenemos mucho dolor reprimido y eso dificulta que vivamos verdaderamente conectados con nuestra esencia, disfrutando plenamente del momento presente.

Si no nos permitimos conectar y sentir el dolor emocional que anida en nuestro corazón, jamás nos liberaremos de él.

No entiendes lo que ves. No entiendes el dolor, no entiendes la culpa, la ira. No entiendes nada. No entiendes nada de lo que ves a tu alrededor.

No pienses en lo que era. Piensa en lo que es. Nada.

Creemos saberlo todo de todo.

Dejemos de juzgar. Perdona y suelta apegos.

Normalmente lo que entendemos es lo que creemos del pasado.
La vida no se entiende. ¿Para qué hay que entenderla? La vida hay que vivirla.

Cada pensamiento que tienes es una imagen del mundo.

Dejemos de negar mediante el pensamiento.

Nuestra mente dice que deseamos superarnos, cambiar de hábitos... pero aparece el ego para bloquear esas buenas intenciones.
"La mente es el poder maestro y nosotros somos mente, eternamente usamos la herramienta del pensamiento y damos forma a lo que deseamos, produciendo cientos de alegrías, cientos de desgracias.Pensamos en secreto y llega a suceder -nuestro mundo es nuestro espejo. James Allen
Pero hay que perseverar, vencer y dejar las lamentaciones o esas culpas constantes al resto.

Corregir.

Voluntad compartida con nuestro espíritu.
Elige tu destino y seguidamente márcalo en un mapa para llegar a él. Dónde estás y dónde quieres llegar. Toma la dirección adecuada.
Valores, visión, misión, propósito y metas. De dónde partes, dónde estás y a donde quieres llegar.

Podemos no querer, pero nunca decir no puedo.
No hace falta desear vidas distintas, lo que hace falta es tomar conciencia de que nosotros tenemos el poder de crear aquella vida que queremos.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Diario de un Estoico III. El presente que me vive. Semana 12

Diario de un Estoico III. El presente que me vive. Semana 14

Diario de un Estoico III. El presente que me vive. Semana 15