13.04.2018... Comprender!

Parece que la semana quiere terminar tal y como comenzó: gris. Da la sensación de que el invierno no quiere dar paso a la primavera, a la luz, al sol, en este año. 

Paseé mis pies estos días por las calles de Sevilla. Una ciudad que siempre será hermosa y poética, por mucho que las nubes y el agua quisieran empañar sus rincones.

Los viajes de trabajo cansan, aunque tengas el privilegio de recorrer esos lugares que de otra manera no harías, pero desordenan el estado vital del ser, aunque trate de dedicar siempre esos momentos de silencio a la reflexión y el pensamiento.

Me doy cuenta que el mundo que vemos es un reflejo de nuestra imaginación. Pero el mundo, ese que vemos, somos nosotros ¿por qué imaginarlo? El mundo soy yo.


Deberíamos aprender a ver lo que nos rodea como es, tal como es y no como imaginamos las cosas. En el momento que veamos las cosas como son nos veremos también nosotros mismos tal cual somos.

Si nos percibimos nosotros sin engaños, sin imaginaciones, como somos, aceptaremos también el mundo tal como es, sin percepciones falsas, sin imaginaciones.

Nuestro alma o espíritu es nuestra consciencia, y eso que denominamos “libre albedrío” es la libertad de nuestra mente de pensar o no. 

Sólo tenemos una voluntad, una única libertad, la elección que controla todas las otras elecciones que hagamos, y que determina nuestra vida y nuestro carácter.
Tenemos la libertad de ver el mundo que queremos ver, la libertad de elegir nuestros pensamientos. 
Estamos capacitados y somos libres de elegir que pensamiento queremos tener y en que mundo queremos estar: en el negativo o en el positivo. 

Nuestra actitud, nuestro enfoque, cómo elijamos, provocará unos resultados: a pensamiento negativo, resultados negativos, a pensamiento positivo, resultados positivos.

Por eso ocurren los errores. Habitualmente es causa de percepciones distorsionadas de la realidad, del miedo, de los prejuicios, de las creencias limitantes que nos acompañan. Debemos tomar conciencia de que nuestras percepciones no son reales. 

Por eso el vivir tiene un sentido si aprendemos a comprender, a perdonarnos y a querernos tal como somos. Sólo así comprenderemos también a los demás.

Y sí, a veces vierto palabras y frases que no tengo muy claro de dónde vienen, pero sí que aquí quedan.

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