15.08.2016... Olas de Verano VII: mirar alrededor.

Resulta curioso pensar cómo van pasando los días, como llegamos a los lugares, nos apoderamos de ellos y marchamos dejando esa presencia nuestra en sus rincones.

Llegamos al ecuador del mes de agosto, en este lunes festivo, y nos viene esa sensación mental que nos impulsa a la actividad. De repente es como si volviésemos a enchufarnos y la corriente nos recorriese el cerebro encendiendo las luces que han permanecido apagadas.

No sé por qué, o tal vez sí, pensaba hoy en que el mundo está lleno de buena gente, sólo tenemos que ser capaces de confiar un poco más y dejarnos tocar por los demás sin miedo.

Los individualismos no triunfan, no son positivos; los individualismos destruyen y se destruyen.

Las personas tienen necesidad de relacionarse, necesitan de conocer a otros, de querer, de amar. Es una necesidad que va más allá de nosotros mismos. Es una necesidad vital. Quien quiere y ama, quien siente, necesita ser amado y querido, necesita ser sentido. Quien odia, sólo merece ser odiado.

A muchos de nosotros nos interesan bien poco los demás, sus problemas, sus sufrimientos, sus penas o desgracias.

Parece que la opresión de las minorías, las guerras que todavía aniquilan y alteran vidas en el mundo, el hambre o la pobreza extrema nos es algo lejano.

Es verdad que si somos incapaces de preocuparnos por los cercanos, difícilmente lo haremos por los que sentimos lejanos.

Todo es parte de nuestro universo, de nuestras vidas.

Nos acostumbramos a evitar conectar con los demás. Somos egoístas, egocéntricos y narcisistas.

Curiosamente, lo que más ha enriquecido mi vida es conocer personas; escuchar, saber de sus vidas, ponerme en su lugar para analizar y reflexionar sobre el por qué de sus pensamientos o acciones.

Jamás desechó la oportunidad de conocer a alguien, de dejarme tocar. No siempre ha sido positivo pero, por lo general, mi experiencia me dice que vence siempre el peso de lo humano.

¿Por qué no somos más amables y más compasivos? ¿Por qué no hacemos más que pensar en nosotros cerrando los ojos a lo que ocurre alrededor?

Ser amables con los demás, ser compasivo, nos hace mejores personas.
Desear lo mejor, el bien, a todos los que nos rodean y tratar de ayudar a construir un mundo mejor nos hace vivir en un mundo mejor.

No somos seres aislados, el bien de los demás repercute en el nuestro.

La vida está ahí afuera, aquí. No necesitamos buscarla en novelas ni inventar nada.

Aconsejaba el gran Dostoievski: "No invente nunca ni la fábula ni las intrigas. Tome lo que la vida misma le ofrece. ¡La vida es infinitamente más rica que nuestras invenciones!"

Casi todos los escritores, sobre todo los novelistas, inventan retorcidas historias. Creo que las verdaderas historias están ahí, en la vida. Sólo hay que estar atentos, escuchar, sentir. Sólo debemos preocuparnos un poco más por los demás y descubriremos la riqueza de este mundo nuestro, con sus penas y alegrías, con sus miserias, pero siempre rodeado de una inmensidad poética.  

Cambiar nuestra forma de ver las cosas.

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