22.04.2016... Vuelta de Segovia...

Visitar una ciudad bellísima, de gran excelencia gastronómica y no volver a casa con el estómago descolocado es algo así como dejar un coche sin el freno puesto en una rampa y que no se mueva. 

Segovia es especial.




Trabajo, conferencias, pero luego: cena, desayuno y almuerzo. Por mucho que andes, por muchas reuniones, por mucho que te muevas, mi estómago llega totalmente corrompido a base de una gastronomía increíble, española, pero repletos de calorías. Feliz, sí; deshecho, también.

Así llego al viernes con los objetivos cumplidos, con ilusiones puestas en nuevos proyectos, pero, sobre todo, reflexionando muchísimo sobre lo que supone, casi siempre, apostar por lo más importante: las relaciones humanas.

Todos tenemos ideas, no sólo es saludable sino que es un síntoma de libertad. No todos respetan las ideas de los otros. Y todavía peor, muchos de aquellos que en teoría comparten las mismas ideas, no respetan o aguantan opiniones contrarias. Dicho esto diré que la experiencia, cada día más, me aporta situaciones que jamás hubiera vivido con una mente rancia como la que algunos se siembran.

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