17.04.2016... Orinar en Barcelona es más barato.

Las costumbres, sobre todo las buenas, nos atrapan. No nos damos cuenta de ello, pero se va generando en nosotros una especie de dependencia que cuando se rompe, por el motivo que sea, te descoloca.

Las sesiones running de domingo no son lo mismo en solitario. La distancia menor se hace más larga, el tiempo pasa más lento, los pensamientos van descolocándose en vez de colocarse; cuando no has hecho más que 11 kilómetros de los 16 habituales, parece que tus zancadas te llevan solas hacia casa porque tus piernas no quieren dar una más.

Todo lo que quiere parecer absurdo tal vez no lo sea, puede que signifique algo. Todo eso que pasa por nuestro lado y no le damos más importancia que la mínima, a lo mejor la tiene y el tiempo será el que nos la muestre más adelante, en su momento.

La verdad es que hoy he estado vagabundeando en pensamientos y palabras, sin saber muy bien ni qué hacer ni qué escribir. Sé mucho de lo que tengo que hacer, sí, y también de lo que debo escribir; en algunos casos va en conjunto, pero hoy me falta el cómo, el impulso.

Ha sido esta una de esas semanas que podemos valorar en positivo; sin parar, pero con pasos bastante firmes. Es curioso cómo, en ocasiones, va mejor lo que por regla general o lógica debía ir peor y peor lo que debería ir mejor.

Estaba repasando, y tal vez sea eso lo que me ocurre, que es tal la cantidad de temas que se agolpan en la cabeza, que se acumulan de una a otra jornada, que van y vienen sin descanso, que en estos días en los que frenas y paras, te cuesta arrancar. No quieres volver a empezar de nuevo, deseas quedarte sentado en el sillón sin hacer nada ni pensar en nada.

Recordaba, por ejemplo, que no dejo de programar actividades en la Fundación, que he comenzado, por fin, el guión para ponerme a preparar las clases que impartiré sobre Coaching y Liderazgo en un Máster universitario allá por el mes de julio; estamos dando forma a ese otro proyecto que en breve verá la luz, seguimos con nuestros Entreps, la Consultora, la poesía, la vida... ¿y qué? Llegados a este punto, pienso y repienso eso: ¿y qué? o ¿para qué? ¿No sería mejor y cerrando asuntos y dedicarme sólo a lo que verdaderamente me motiva? Ya quisiera yo: leer, pasear por el campo, escribir... ¿vivir?

Echo un vistazo a la programación de la próxima semana y se me ponen los pelos de punta. Aun así sé que todo es cuestión de organización y motivación. Ni lo uno ni lo otro, de momento, me falta. 



Mirando las páginas de estos días pasados, me doy cuenta que esta semana, el martes, hasta estuve en Barcelona en una agradable pero intensa reunión de trabajo. Parece más distante, en otra semana; pero fue esta, hace unos días. El tiempo a veces pasa deprisa y otras se nos alarga.

En el cuaderno guardé el ticket del baño de la Estación de Sants. Cuando llegué desde Madrid decidí ir andando al lugar donde había quedado, no era una distancia especialmente larga, unos tres kilómetros, pero en esa previsión mía, pasé por el baño antes de iniciar el camino.

Introduje un euro y me devolvió 0,50. Cogí el ticket y leí, por si me había equivocado. No, efectivamente orinar en la estación de Barcelona cuesta 0,50 euros. ¿Por qué digo esto? Porque si no recordaba mal, orinar en la estación de Madrid, Atocha, cuesta 0,60. 

No sé por qué me hizo gracia. Parece absurdo que uno esté todo el día metido en mil y un charcos, en mil y una situaciones diferentes y se guarde una tontería así.

No quedó ahí la cosa. El otro día, al llegar por la noche a la Estación de Atocha, decidí ir a echar un pis al aseo y comprobar, por si estaba equivocado, lo que realmente cuesta orinar en Madrid. Efectivamente, 0,60 euros. ¿Somos más caros? Cobramos el apretón más caro en Madrid que en Barcelona. ¿Será porque en Barcelona el número de usuarios sea mayor y salga rentable un precio menor o, será, que en Madrid evacuemos menos y haya que subir un poquito el precio de la micción?

De seguro tendrá una explicación tan absurda como el hecho de que yo, a estas horas del domingo, despidiendo la semana, lo esté escribiendo por aquí , como si se tratara de un hecho tan trascendental como que... llegue a convertirse en uno de los motivos por los que nuestros paisanos catalanes quieran independizarse del resto.

Oye pues, visto lo visto, a lo mejor sí. Que en Madrid sea más caro mear puede ser una de las causas del conflicto. Creo que esta semana se reunen Puigdemont y Rajoy; mañana mismo enviaré una nota a La Moncloa para que lo tengan presente los sabios del lugar en el orden del día como posible tema trascendental para el futuro del país.

Bueno, valgan estas líneas para terminar, con una nota de humor, unos días realmente intensos y que den pie a otra semana que, sin duda, no estará exenta de follones varios pero, sin duda, también de poéticos momentos.

Feliz Semana...

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30