A/22.L Superaste el día de ayer, dirías que con verdadero estoicismo. Guardaste para ti ciertos comentarios de ese mundo, el académico, el mundo del derecho, que se aleja mucho del tuyo. Notaste algo importante, sensación. Cuando el ego no aparece, cuando esos que pretenden ser el centro de atención, porque creen ser los mejores no están, el comportamiento del resto tiende a normalizarse. Los aduladores habituales no tienen que cumplir con su dosis de palmadas ni admitir hasta en lo que no están de acuerdo. Es así. Si te sientes nervioso, alterado, camina, sea la hora o el momento que sea, caminar ayuda a despejar la mente . Siempre consigue brindarte una perspectiva diferente. Tienes un gran privilegio, por mucho que a veces refunfuñes. Hoy estás en Granada , una de las ciudades más bellas del mundo, solo caminarla consigue que sientas ese orgullo de ser español. Ayer llegaste de tu rincón, Minaya, y el viernes lo hacías de otra de esas ciudades que has hecho tuyas, Barcelona
Todos los días son buenos para aprender José Luis.
ResponderEliminarSobre el año entre 1970-75, se e,scribía en una revista española, comentario, que leí, de un delegado del gobierno ruso -entonces comunistas-, la no posibilidad de cargarse al Catolicismo, que la única forma que podría hacer factible esa acción sería penetrando en él y destrozarlo desde dentro.
Más adelante y en base a tales declaraciones, un defensor de la Iglesia comentaba no existía tal posibilidad por los filtros que la propia Iglesia tenía instituidos.
Año 2012 -unos cuarenta años después- y por medio de la Prensa escrita y la Televisión conocimos que se confirman las declaraciones publicadas en las fechas ya citadas anteriormente.
Por RELIGIÓN en LIBERTAD.com
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Curioso y muy interesante ¿verdad?.
Un abrazo
J.
Nuevamente, cómo en otros anteriores, no pasa en el escrito lo publicado y sí un punto y el final. Por lo que intento, después de comprobarlo como siempre, pasarlo de nuevo, aunque en este caso solamente lo que no ha salido.
ResponderEliminarL a foto del «topo» del Papa: Paolo Gabriele, «piadoso y discreto, siempre tan amable...»
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