Carta a estudiantes por CAROS SLIM HELÚ

Queridos estudiantes:



Les escribo esta carta con el fin de transmitirles un poco de mi experiencia de vida, buscando que contribuya a su formación, su manera de pensar y de vivir, a su equilibrio emocional, a sus sentido de responsabilidad para con ustedes y para con los demás y, sobre todo, a su felicidad producto de un ser y un quehacer cotidiano.
Son ustedes privilegiados dentro de la sociedad por la razón más importante, su propio valor.
El éxito no es hacer bien o muy bien las cosas y tener el reconocimiento de los demás. No es una opinión exterior, es un estado interior. Es la armonía del alma y las emociones, que necesita del amor, la familia, la amistad, la autenticidad, la integridad.
El ser tan destacado como ustedes significa un privilegio, pero entraña también muchos riesgos que afectan a valores muy superiores al “éxito” profesional, económico, social o político. La fortaleza y el equilibrio emocional están en la vida interior, y en evitar aquellos sentimientos que corroen el alma, la envidia, los celos, la soberbia, la lujuria, el egoísmo, la venganza, la avaricia, la pereza y que son venenos que se ingieren poco a poco.
Cuando den, no esperen recibir, “queda aroma en la mano que da rosas”, no permitan que sentimientos y opiniones negativas dominen su ánimo. El daño emocional no viene de terceros, se fragua y se desarrolla dentro de nosotros.
No confundan los valores, ni menosprecien sus principios. El camino de la vida es muy largo, pero se transita muy rápido. Vivan el presente intensa y plenamente, que el pasado no sea un lastre y el futuro sea un estímulo. Cada quien forja su destino y puede influir sobre su realidad, pero no la ignoren.
Lo que más vale en la vida no cuesta y cuesta mucho: el amor, la amistad, la naturaleza y lo que sobre ella ha logrado el hombre de formas, colores, sonidos, olores, que percibimos con los sentidos, pero sólo si los tenemos despiertos.
Vivan sin miedos y sin culpas; los miedos son los peores sentimientos del hombre, lo debilitan, inhiben su acción y lo deprimen, y las culpas son un lastre enorme en nuestro pensar, al actuar y en la vida. Hacen difícil el presente y obstruyen el futuro. Para combatirlos seamos sensatos, aceptémonos como somos, nuestras realidades, nuestros gozos y nuestras penas.
La ocupación desplaza a la preocupación y los problemas al enfrentarlos desaparecen, así los problemas deben hacernos más fuertes; de los fracasos hay que aprender y hacer de los éxitos estímulos callados. Actúen siempre como les dicte su conciencia pues a ésta nunca se la engaña, así los miedos y las culpas serán mínimas.
No se encierren, no arruinen su vida, vívanla con inteligencia, el alma y los sentidos despiertos y alerta; debemos conocer sus manifestaciones y educarnos para apreciarlas y disfrutarlas.
El trabajo bien hecho no es sólo una responsabilida con la sociedad, es también una necesidad emocional.
Al final nos vamos sin nada, sólo dejamos nuestras obras, familia, amigos, y quizá la influencia, por las ideas que hayamos dejado.
Con mis mejores deseos
Carlos Slim Helú

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29