Dice Omraam Mikhaël Aïvanhov que...

"¿Qué podéis añadir a un recipiente que ya esté lleno? Nada, primero hay que vaciarlo. Lo mismo sucede con el ser humano: si no se vacía de sus defectos y de sus malas costumbres, ¿cómo podrán instalarse en él las virtudes y las cualidades divinas? Este es el sentido de la renuncia: renunciar es vaciarse, abandonar ciertos hábitos perjudiciales para sí mismo y para los demás para poder introducir en su lugar algo mejor, más beneficioso.


Aquellos que han comprendido el sentido de la renuncia, se esfuerzan en crear en ellos mismos este vacío indispensable para que las cualidades divinas vengan a introducirse en ellos. Que dejen de pensar que serán desgraciados si renuncian a ciertos placeres. No, al contrario, porque estos placeres minúsculos serán reemplazados por placeres mucho mayores y de mejor calidad."

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