Motivación: Fauja Singh, un Maratón a los 100 años.





El keniano Kenneth Mungara ganó el domingo por cuarta vez el maratón de Toronto, con un tiempo de dos horas, nueve minutos y cuarenta y nueve segundos. Pero buena parte del público en la ciudad canadiense, y también un montón de personas en otros lugares del planeta, estaban pendientes de otro hombre mucho más lento y muchísimo más viejo: Fauja Singh tardó más de ocho horas en completar el recorrido y atravesó la meta caminando, pero llegó, y se convirtió así en el primer centenario que termina los 42 kilómetros y 195 metros de esta prueba. «Conseguir esto va a ser como casarse de nuevo», dijo alborozado a su entrenador cuando enfilaba la recta final.
A Fauja le apodan «el Tornado con Turbante» por su estampa en las carreras: siempre con el cabello cubierto, como manda la religión sij.
El maratón ni siquiera fue su única prueba de la semana. El jueves, como calentando motores, batió buena parte de los récords existentes para corredores de su edad, y también alguno inexistente hasta ahora: desde los cien metros, que hizo en 23,14 segundos, hasta los 5.000, en los que invirtió 49 minutos y 57 segundos. Uno de sus lemas es que continuará corriendo hasta que muera, aunque en alguna ocasión ha ido todavía más lejos: «Intentaré seguir corriendo después de muerto», ha declarado.
Fauja es un atleta tardío. De joven solía correr en su aldea natal de la India, en el Punyab, pero la familia y el trabajo en el campo fueron arrinconando esta afición. La recuperó cuando ya era octogenario, deprimido por las muertes de su esposa y su hijo Kuldip y por la tediosa vida de jubilado en casa de otro de sus hijos, en el barrio londinense de Ilford. «Podía hacer dos cosas, dormir o correr, y elegí la segunda», resume, espantado por los hábitos de la tercera edad en Occidente: «La mayoría come demasiado, no se mueve y se desplaza solo en coche. Eso hace que enfermen». Empezó desafiando a otros ancianos del vecindario. Si los veía en buena forma, iba planteándoles distancias cada vez más largas. Un día vio un reportaje televisivo sobre el maratón y supo que eso era lo suyo: corrió el primero con 89 años.
¿Cuál es el secreto, qué ha hecho Fauja para dar esquinazo a la decrepitud? Se entrena a diario unos 15 kilómetros. Se embadurna todas las mañanas con aceite para bebé. Su dieta, asombrosamente frugal, es vegetariana y evita las frituras y alimentos como la coliflor o el arroz. Y, como devoto sij, atribuye todo el mérito a su dios, con quien habla mientras compite.

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