Querido hijo...

Si tienes decidida una meta, escríbela. Plantéate un tiempo para alcanzarla, sin excesivas prisas, y un plan de trabajo o acciones para tratar de alcanzarla. A lo mejor nunca llegas a conseguir, pero siempre tendrás la brújula esa brújula anotada en el cuaderno, para que no te desvíes mucho del camino.

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