Querido hijo...

Si tienes decidida una meta, escríbela. Plantéate un tiempo para alcanzarla, sin excesivas prisas, y un plan de trabajo o acciones para tratar de alcanzarla. A lo mejor nunca llegas a conseguir, pero siempre tendrás la brújula esa brújula anotada en el cuaderno, para que no te desvíes mucho del camino.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30