He perdido uno de mis cuadernos 'Moleskine', el último. Uno de esos de los que me acompaña mes a mes, en mi bolsillo, guardando mis vómitos, reflexiones, suspiros o anotaciones. Me ha dolido tanto que me ha tenido un par de días bloqueado. He rebuscado en todos los rincones posibles, incluso he ido a los lugares dónde podía haberlo olvidado. Nada de nada. De seguro ha decidido esconderse de mi o escapó del bolsillo sin darme cuenta.

Si lo a encontrado alguien, y por casualidad decide leer, opinará que tiene en sus manos los pensamientos manuscritos de un gilipollas; a lo mejor si lo coge otro, vaya usted a saber, podrá pensar haber encontrado los apuntes de alguno de esos bohemios escritores de renombre, que van anotando sus ideas, sus frases, en el momento en el que se les aparecen en mente; pero la mayoría de los que lo encuentren, seguramente, en vez de abrirlo y husmear, lo tirarán directamente a una papelera como si las palabras trazadas por el lápiz les pesara en las manos.

Y para mi, en cambio, es como haber perdido trocitos de mi vida, instantes recogidos en un cuadernillo como aquel que guarda recortes de prensa o cromos. Para mí son esos pequeños instantes que no podré guardar por aquí y que no volverán.

Por cierto que pronto se editará un libro con todos los 'pensamientos' publicados por aquí hasta ahora.

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