Los hechos del pasado sólo tienen vida en el pasado. Nunca se debe reprochar, o ensalzar, errores, o éxitos, del pasado a aquellos que no fueron protagonistas ni tuvieron la más mínima oportunidad de opinar sobre ello en el momento.
Por ello, traer al presente errores o hechos del pasado sólo es una muestra más de incompetencia y cobardía de aquel que lo hiciere.
A los ciudadanos nos interesa que, unos y otros, se dediquen a buscar soluciones a los problemas que nos acechan en el presente, que los resuelvan o al menos intenten resolverlos; aquellas cuestiones pasadas, pasadas y enterradas están con aquellos que en su momento tuvieron responsabilidad.
Del pasado se aprende, del presente se vive. Del futuro... Dios dirá.

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