Podrán pensar que has perdido la batalla, incluso tú puedes pensarlo; lo que no sabrán es que lo que has hecho ha sido ganar. Las batallas que se ganan, en innumerables ocasiones, a la larga, se pierden; aquellas que se pierden, normalmente, se ganan.
Padre Nuestro en Hebreo
Åvinu shêbashåmaím, yithqadesh Shimkhå, Tåvo Malkhuthkhå, ye'åsê Retsonkhå kevashamaím ken bå'årêts. Êth lêkhêm khuqenu ten lånu hayom. Uslakh lånu 'al khatå'eynu kefí shêsolkhím gam anakhnu lakhotím lånu. Vë'al tëvi'enu lidey nisåyon, ki 'im khaltsenu min hårå. Ki lëkhå HaMamlåkhåh, HaGvuråh vëHaTif'êrêth lë'olmey 'olåmím. Åmen. El Padre Nuestro es una de las Oraciones más bellas que existen. Eso pienso. Me he interesado últimamente en buscar por ahí la Oración en hebreo. No es fácil y estoy encontrando algunas diferencias entre unos y otros. Aunque por aquí dejo algunos ejemplos , me gustaría, si alguién tiene a bien, recibir sugerencias del auténtico Padre Nuestro en len gua hebrea. Es posible que sea alguno de éstos, pero tengo mis dudas. (la transliteración se lee de izquierda a derecha) Abienu shebashamayim yitkadesh shimcha, tabo malchutecha, yease retsoncha ba’aretz kebashamayim . Ten lanu et lechem yoman, uslach lanu al chataeinu, kefi ...
Muy cierto. A no ser que se sea un necio, las batallas perdidas nos hacen aprender de nuestros errores y nos enseñan nuestros puntos débiles. Las victorias, especialmente cuando son fáciles y dulces, nos embriagan en la creencia de que todo está ganado y frecuentemente nos hacen olvidar que puede que hayamos ganado una batalla, pero desde luego no hemos ganado la guerra.
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