'Gracias' por Cristina L. SCHLICHTING

Estoy cuerda. He sufrido mucho. Tengo 44 años. ¿Cómo es posible que una mujer –o un hombre– normal, de edad madura, con profunda experiencia del peor lado de la vida, crea en Dios? Hay quien piensa que es por «sentido poético», hay quien lo atribuye a la imaginación fantasiosa y quien considera que es una imbecilidad. Pero existe otra posibilidad: que Dios verdaderamente se haya hecho carne y que, por lo tanto, atención, fíjense, esa carne se pueda tocar. Hace veinte años me encontré con el hombre más inteligente y sensible que he conocido. Se llamaba Luigi Giussani y era un sacerdote italiano que me dejó asombrada cuando empezó a hablar, porque daba razón de los datos de la realidad de la forma más completa que yo había oído. Me quedé tan sorprendida que decidí no despegarme de su lado y, en los años siguientes, entendí por qué la fe ha dejado de interesar a los jóvenes, incluso a muchos que van a misa. Sencillamente, de poco sirve que Dios exista si no aporta nada real a tu vida, entendida en términos de trabajo, amor humano y razón. Sólo si Dios se revela pertinente, indispensable en estos tres aspectos, merece la pena preguntarse por Él. Que el Verbo se haya hecho carne quiere decir que la Verdad se ha hecho carne, que la Bondad y la Belleza se han hecho carne: un hombre era todas estas cosas. Mucha gente tiene exigencias de verdad, de bondad y de belleza, pero muy poca encuentra respuesta. Yo, oyendo hablar a Giussani, toqué la verdad, la bondad y la belleza encarnados en un hombre que se llama Jesús. En Giussani vi y gusté la Encarnación. Por eso actualmente soy una discípula de ese señor –en realidad de los dos, de Luigi y de Cristo– como miembro del movimiento eclesial que fundó y que se llama Comunión y Liberación. Y por eso les cuento hoy mi historia. Sencillamente porque se cumplen cinco años de la muerte de mi amigo. De la muerte de Luigi Giussani.

Comentarios

  1. Suscribo la intención de Cristina pero puede que se haya pasado de frenada en su voluntad de ensalzar una figura que para ella parece que es muy importante. Yo conozco la vida de comunidad y hay veces que se pierde el norte, un poquito, pero es por cariño, lo se. El sacerdote que estaba al frente de la mía nos lo "birló" la Compañía de Jesús y se lo llevó con sus sesenta y pico de años al Chad, a un campo de refugiados. Y donde está este los "cooperantes solidarios y de izquierdas" ni asoman. Pero claro, donde está es donde se le necesita, pese a todo lo que le puede pasar. Bueno, puede que yo también pierda el norte un poquito, pero es por cariño.

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  2. Querido amigo, te pillo en retirada. Hoy no llueve y me voy a casa 'rápido' a calzarme las zapatillas y salir a correr unos kilómetros.
    Estoy de acuerdo contigo, en todo. Tanto que es verdad que 'todos perdemos a veces el norte'... Lo bueno es volver a recuperar la línea y el camino, siempre en ese sentido cariñoso del que hablamos.
    El verdadero cristiano es el que está dónde se le necesita sin esperar nada a cambio...
    Un abrazo

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