Crisis y Navidad

Todos enviamos, y recibimos, en estos días, cientos de sms y correos electrónicos -acabó la tarjeta navideña, el christmas navideño con escritura personal- felicitando la navidad a unos y otros de los contactos que guardamos, con celo, en nuestra preciada agenda telefónica. Palabras cariñosas, gestos de buena voluntad, ánimo y deseos de 'Amor', 'Paz', salud y prosperidad para todos nuestros familiares, amigos e incluso, aquellas personas que durante el año ni siquiera recordamos que están. Son fechas en las que las compañías de telefonía hacen el 'agosto' a costa de todos nosotros, 'intelectuales' de la tecnología.

Y así durante la noche de navidad, ese 24 de diciembre, o luego durante la noche del 31, envueltos en las viandas que preparamos, comiendo y bebiendo casi sin apetito y sed; así, entre alimentos cocinados con el cariño de madres, hermanos o amigos; así, degustando el mejor vino y cava, el mejor marisco y carne; así, entre risas y cánticos subidos ya de tono por el exceso, mientras la mesa se va llenando de sobras; así, en estos momentos pletóricos, felices, no nos permitimos ni parar un segundo en pensar en el privilegio que ostentamos y en todo lo que deberíamos agradecer por ello.

Y siguen llegando los mensajes, los sms de otros y de unos, de conocidos y amigos, de alguno que no lo es tanto y se equivoca al enviarte; todos quieren que sepamos que en esta noche te han recordado con cariño y el sentimiento de que ellos están en un instante, igual o parecido al nuestro; que también viven de esa alegría y privilegio que otorga la Navidad y que parece deja de lado todos los problemas... O casi todos. Te crees, nos creemos, que todo el mundo en cualquier rincón del planeta, está viviendo igual que tu, igual que nosotros: no nos roza, ni de lejos, la necesidad.

Pero vivimos una épocas diferentes. Una época de crisis y necesidades dónde muchas familias, no tan lejos, están viviendo situaciones que rozan lo trágico y dramático y que nunca antes habían pensado les tocaría vivir.

Este año han sido menos los sms recibidos y los sms enviados.

¿Y por qué escribo esto hoy? ¿Trato así de vomitar aquello que rebota en mi conciencia? No, ni mucho menos. Soy consciente de ello. Soy consciente ahora pero lo he sido antes también. No quise escribirlo ayer para no pecar de triste. Son momentos de alegría y felicidad fraternal pero deben serlo, también, no lo olvide nadie, de gratitud y reflexión. Somos unos privilegiados y al menos, por unos minutos, deberíamos meditar sobre ello y dar gracias.

Ayer por la mañana, repasando los mensajes que tenía en el móvil, recibidos todos de personas allegadas y conocidas, amigos todos, tenía uno en el que no reparé, o no vi la noche anterior. Uno de esos 'sms' que me han hecho pensar, reflexionar y, claro, entristecer más de lo debido. Es de una persona que conozco y que siempre recuerdo sonriendo y rebosante de felicidad. Anoche, estoy seguro no sonreía. El mensaje decía así respondiendo al mío de felicitación navideña:

"Feliz noche a ti también. Nosotros este año no tenemos cena navideña, no hemos podido permitir. Los niños ya están dormidos y el resto nos vamos a la cama ya. Es mejor así. Te deseo a ti y los tuyos muy feliz noche".

Como esta familia, desgraciadamente, miles no pudieron disfrutar de una cena decente estos días. En la mesa de miles de familias sobró comida y bebida que, en la mayoría de los casos, ha ido a parar al camión de basura. No es justo y nunca lo ha sido.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27