Querido hijo...

No reniegues nunca de aquello en lo que crees. Nunca vayas por un camino distinto al que deseas porque alguien lo critique. Es preferible parar, callar y hacer lo que uno piensa o desea a vivir siempre atado al remordimiento de conciencia de no haber hecho o defendido aquello en lo que creía.

Comentarios

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30