Dice Omraam Mikhaël Aïvanhov que...

"Existen en la vida situaciones difíciles en las que sentís que una falsa maniobra, una palabra, una intervención, un gesto fuera de lugar puede ser fatal para vosotros. Por lo tanto, cuando os encontréis en esta clase de situaciones, empezad por evitar precipitaros, haced el silencio en vuestro interior y uníos al espíritu para que venga a controlar vuestros pensamientos; los pensamientos controlarán las emociones y los sentimientos, que a su vez controlarán vuestros gestos, vuestra voz y vuestras palabras. Es así cómo hallaréis la actitud correcta, y reaccionaréis acertadamente.
Frente a cualquier circunstancia, esto debe ser para vosotros un reflejo instintivo: comenzad uniéndoos al espíritu. Es como si estuvierais realizando una conexión: colocáis vuestro ser bajo el control del espíritu, y poco a poco todo se organiza y se ordena. Entonces actuáis de una forma equilibrada y armoniosa, y conseguís la victoria, estáis salvados."

Comentarios

  1. Iniciar una obra es cosa relativamente fácil, basta con avivar un poco la lumbre del entusiasmo.

    Perseverar en ella hasta el éxito, es cosa diferente; eso ya es algo que requiere continuidad y esfuerzo.

    Comenzar está al alcance de los demás, continuar, distingue a los hombres de carácter.

    Por eso la médula de toda obra grande –desde el punto de vista de su realización práctica– es la perseverancia, virtud que consiste en llevar las cosas hasta el final.

    Es preciso, pues, ser perseverante, formarse un carácter no sólo intrépido, sino persistente, paciente, inquebrantable.

    Sólo eso es un carácter.

    El verdadero carácter no conoce más que un lema: la victoria.

    Y sufre con valor, con serenidad y sin desaliento, la más grande de las pruebas: la derrota.

    La lucha tonifica el espíritu, pero cuando falta carácter, la derrota lo reprime y desalienta. Hemos nacido para luchar.

    Las más grandes victorias corresponden siempre a quienes se preparan, a quienes luchan y a quienes perseveran.

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