Dice Omraam Mikhaël Aïvanhov que...

"Poned atención en la manera en que empezáis vuestra jornada. ¡Cuánta gente se levanta gruñendo o quejándose! No deben pues sorprenderse si todo el día continúa desarrollándose con la misma tónica. Y por la noche, cuando se acuestan, no pueden dormirse: dan vueltas y más vueltas en la cama, encienden y apagan la luz y terminan ingiriendo calmantes. ¿Por qué, antes de ponerse en la cama, tampoco se preparan para el sueño? El final, así como el comienzo del día es un momento sagrado, porque es el principio de otra actividad: el sueño.

El discípulo sabe cómo debe comenzar el día si quiere que sea fructífero, lleno de la gracia de Dios, y si quiere poder repartir esta gracia entre las criaturas a su alrededor. E igualmente sabe acostarse, pidiendo ir a aprender y trabajar para los demás en el mundo invisible. En cualquier acción, en cualquier empresa, el principio es el momento más importante."

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