Dice Omraam Mikhaël Aïvanhov que...

“La verdadera misión de un espiritualista es trabajar para que el Cielo baje a la tierra, a la materia. Es decir, primero hasta su cuerpo físico, con el fin de que resplandezca a través de él. En sus meditaciones, en sus oraciones, todos aquellos que realmente desean el bien de la humanidad deben pedir que la luz, el espíritu y el poder divinos desciendan sobre ellos, que todas sus células sean impregnadas... Cuando haya trabajado de este modo durante años, un día sentirán que el Cielo está en ellos, que la luz está en ellos, que el amor está en ellos, y entonces les será mucho más fácil ayudar a los seres, conducirlos hacia el bien, y aportarles la paz y la alegría."

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