'El Dharma y el Espíritu'



Los libros marcan los días como la música se convierte en la banda sonora de nuestra vida. Para mí siempre ha sido así. Estos días de verano, pasados ya, he tenido la inmensa gratitud de deleitarme con alguno de esos textos que, además, consigue hacerte pensar. Los libros que hacen pensar son los mejores.


Más allá del ruido, encontrándome con ese silencio que nos devuelve a lo auténtico, he pasado largos y agradables momentos con un magnífico texto: 'El Dharma y el Espíritu. Conversaciones entre un cristiano y un budista', de Juan Masiá (Juan Masiá es jesuita y profesor de Bioética y Antropología en la Universidad Sofía de Tokyo, donde publicó en japonés Anatomía de la moral (1985). Entre sus obras destacan: "El animal vulnerable" (1997), "Lecturas de Paul Ricoeur" (1998) y "Tertulias de bioética" (2005). En PPC ha publicado "Moral de interrogaciones. Criterios de discernimiento y decisión" (2000) y "Pensar lo humano. 100 planteamientos de antropología") y Kotaró Suzuki (es responsable de la Asociación Budista Seglar Kôseikai, una comunidad budista en el distrito de Nerima (Tokyo). Se trata de un grupo que, desde su fundación, no quiso encerrarse en el interior de una comunidad, templo o iglesia, sino caminar con la comunidad local del barrio, conectando con el movimiento cívico para promover desde el propio barrio la cooperación y educación ciudadana por una sociedad más saludable. K. Suzuki ha colaborado en la obra colectiva "50 cartas a Dios" (2007, 4ª ed.), editada por PPC). Un libro de 160 páginas de sabiduría, editado por PPC y que no es más que eso, aunque es un todo por ello: las conversaciones entre el jesuita Juan Masiá Clavel y el budista Kotaró Suzuki.


Tan pocas páginas para tanto. Siempre es mejor decir poco para decir mucho. Una conversación entre dos creyentes de diferentes religiones, con un sentimiento de unión extraordinario. El libro encierra un mensaje para mi importantísimo: "Que convivan las religiones autocriticándose y dejándose transformar mutuamente. Que cooperen las religiones para la convivencia mundial fomentando juntas la superación de toda clase de violencia, los procesos de pacificación y la construcción de la convivencia mundial." Un ideal, una tarea. Que las religiones sirvan para unir y nunca para dividir.


En los diálogos entre los dos religiosos, ambos expertos y conocedores de una y otra religión, tratan de unir y buscar las semejanzas entre los mensajes del budismo y el cristianismo a través de sus textos. Textos que guardan, en su sabiduría, semejanzas en sus mensajes que a veces resulta difícil diferenciar. Ejemplo de ello es cuando en el Sutra del Loto hay un párrafo que dice: "Dondequiera que vayáis, allí estaré yo siempre a vuestro lado predicando el Dharma hasta el fin de los tiempos". En el Evangelio según San Mateo, Jesús se despide de los suyos, antes de la ascensión, así: "Id y haced discípulos. estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los tiempos." Qué cerca.


Recomiendo su lectura para aquellos que deseen encontrarse con dos mundos en uno, con los mensajes que se acercan entre dos religiones. Un diálogo ameno y cercano, discreto y sencillo, pero sobre todo humano.


Les dejo con la reseña de la contraportada del libro, qué mejor presentación:

"He aquí una rica conversación entre un cristiano y un budista en la que no se trata de que el primero convierta al segundo a la fe en Jesús, ni de que el budista consiga que el cristiano se haga un seguidor del Buda, sino de que ambos se transformen y se ayuden mutuamente para convertirse al misterio del Espíritu, que actúa en todas partes. El cristiano Masiá habla naturalmente del Espíritu de Jesús, y recuerda la necesidad de dejarse guiar por él y respirar en él: «En él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). El budista Suzuki habla del Dharma como la expresión de la verdad que iluminó a Gautama Shakamuni -el Buda-, la Vida en toda su inmensidad y hondura, pero sin forma, más allá de todo espacio y tiempo; una Vida que lo llena y lo empapa todo, que no cesa de actuar, que todo lo vivifica.Así pues, se trata de encuentros a mitad de camino entre los peregrinantes, con el objetivo de seguir avanzando juntos hacia una meta que desborda a ambos y que ninguna religión puede monopolizar. Se trata de que las religiones cooperen de cara a la convivencia mundial, que sean capaces de convivir autocriticándose y dejándose transformar mutuamente, que cooperen de cara a la convivencia mundial, fomentando juntas la superación de toda clase de violencia, los procesos de pacificación y la construcción de la convivencia mundial. Se trata, en definitiva, de poder estar en comunión en el silencio contemplativo, para que el Misterio que penetra, envuelve y desborda a todas las religiones nos conduzca a una espiritualidad más allá de todas ellas."
Dice Hakuin, maestro japonés del Zen, que: "Qué pena da ver a la gente extraviada buscando lejos la Verdad que mora en su interior. Como quien se queja de sed mientras nada en un lago."

Qué verdad. Buscamos lejos lo que tenemos al lado, valoramos más lo que no poseemos, queremos más lo que no tenemos. Esa es nuestra desgracia: lo tenemos todo sin darnos cuenta de que así es.

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