Lo que vas aprendiendo...
Artículo original publicado en: DEL TODO Y LA NADA
Si buscas dentro de ti, encontrarás mucho que merece la pena.
El aprendizaje de los tropiezos y caídas, el valor de los pequeños éxitos.
Cada tropiezo parece imposible de superar, pero siempre te levantas. Con sufrimiento, sí, pero descubriendo que de cada caída aprendes más que de muchos triunfos. Y aun así, los pequeños triunfos también son tuyos y de ellos también aprende tu Ser.
Has aprendido. Y sigues aprendiendo.
Últimamente has aprendido, por ejemplo, que las personas somos diferentes unas de otras, que cada uno pensamos de manera distinta, que tenemos nuestras razones y nuestra verdad y que debemos respetarnos más los unos a los otros.
Has aprendido a perdonar más que a perdonarte; esto segundo es una asignatura que dejas en suspenso para el próximo año, a ver si consigues el aprobado.
Has aprendido a valorar más ciertas cosas que antes ni siquiera contemplabas porque pensabas que todo lo importante está más fuera que dentro. Te queda mucho camino por andar, esperas, pero sabes que lo conseguirás.
Has aprendido que el mundo está lleno de buenas personas y que para serlo simplemente tenemos que Ser uno mismo y no aquello que los demás quieren que seamos.
Has aprendido que no hay que prometer, que simplemente hay que hacer. Las calles están llenas de promesas incumplidas.
Últimamente has aprendido que todo ocurre por algo. Absolutamente todo, nada es casual.
Has aprendido que si tienes un problema lo mejor es solucionarlo cuanto antes. Si lo dejas pasar, ese mismo problema terminará convertido en un problemón, posiblemente sin solución.
Y aprendiste, también, que por muy fuertes que nos creamos, somos seres frágiles y vulnerables, a la mínima de cambio nos apagamos.
Has aprendido que aunque creamos que lo que a nosotros nos pasa es lo peor del mundo, siempre hay algo ahí fuera todavía peor.
Ha aprendido que hoy será un día más, pero también un día menos.
Has aprendido que a veces las mariposas se posan y si las miras te regalan sonrisas.
Has aprendido que se aprende más de la derrota que del triunfo.
Has aprendido que por ahí andan sueltos seres despreciables que deberían estar encerrados para siempre.
Has aprendido que la lealtad y el cariño que generosamente te ofrece un perro normalmente es impagable.
Has aprendido que puedes finalizar una semana con un montón de propósitos para la siguiente, pero si no te comprometes la lista continuará siendo la misma cuando finalice la próxima.
Has aprendido que los instantes valen mucho más que los días.
Has aprendido que no se puede estar disperso. Que hay que prestar atención a lo que se hace y no andar de un lado a otro dejando las cosas a medias.
Has aprendido que el poder real está dentro de uno mismo, nunca viene de fuera.
Has aprendido que la verdadera riqueza solo se consigue viviendo las virtudes de la honestidad, la humildad, la disciplina y la integridad.
Este año aprendiste que las excusas no llevan a ningún lado.
Has aprendido que la mejor medicina para cuando te entran ganas de rendirte es continuar.
Has aprendido que te enriquece más dar que tomar.
Has aprendido que uno siempre puede superarse y ser más imbécil de lo que es habitualmente.
Aprendiste que soy como soy, con tantos defectos y alguna virtud.
Has aprendido que el campo es buen compañero de soledad.
Que los libros y escribir se han convertido en una parte inseparable de tu ser.
Has aprendido que la verdad no está en ninguna parte ni nadie es dueño de ella. La Verdad es la que se busca dentro.
Has aprendido que esos días en los que deseas no haber nacido, lo mejor es salir a la calle y enfrentarte a ellos como si nada.
Has aprendido que el liderazgo es cosa de uno, no de los demás.
Has aprendido que somos responsables de todas nuestras acciones, pensamientos y emociones. Si nos controlan, no nos controlamos.
Has aprendido que tener 50 años no te hace más sabio sino que te puedes dar cuenta de lo tonto que eres.
Que no tiene por qué mandar el mejor, ni el más listo, sino el que llega.
Has aprendido que la fe es la principal estrella que tenemos.
Has aprendido que el poema es de quien lo escribe y nunca de quien lo lee.
Has aprendido que cuando no tienes ganas de reír y te ríes, el mundo se llena de mariposas.
Has aprendido que tener un euro de más no te da la felicidad.
Has aprendido que puedes recuperar todo lo que desees menos el tiempo.
Has aprendido que una madre y un padre siempre están, aunque no te den la razón.
Has aprendido que lo que no ves es culpa tuya, porque miras hacia otro lado.
Qué lo importante en una carrera es llegar, no el puesto en el que quedes. Qué no por correr se llega antes.
Has aprendido de tu hijo, aunque nunca se lo reconozcas.
Has aprendido que hay personas con tanto corazón que se han ganado ya el universo.
Has aprendido que no hace falta lo más grande sino la esencia de lo importante.
Has aprendido lo importante que es tener hermanos, aunque te cueste expresar lo que sientes.
Has aprendido que eres incapaz de no preocuparte por los demás y capaz de despreocuparte de ti.
Has aprendido que la mente es tan difícil de entrenar como el cuerpo. Pero sin una mente entrenada ni piensas ni tomaras las decisiones correctas.
Has aprendido del valor y privilegio que tiene el tener un puñado de amigos. Pero no de esos que te dan la razón siempre o te acompañan en los momentos de jolgorio o alegría, no, Amigos de esos que te dicen que eres un gilipollas pero seguidamente te dan un abrazo para decirte que adelante y que ahí están para lo que sea.
Has aprendido que todo hay que pensarlo antes porque somos responsables de nuestras decisiones pero también de las consecuencias.
Has aprendido que en los proyectos nunca puedes ir solo.
Has aprendido que llorar no es ninguna vergüenza sino la mejor manera de darte cuenta que eres humano.
Y has aprendido que mientras haya vida todo puede ser susceptible de cambiar o mejorar. Que jamás hay que dejar de intentarlo ni mucho menos rendirse.
Has aprendido que en la vida no existe la suerte, existe el riesgo, la valentía y el esfuerzo. Nadie te regala nada.
Has aprendido que cuando cae la noche y todo se oscurece, lo mejor es dormir y dejar que amanezca, porque siempre vuelve la luz.
Has aprendido que todo es impermanente y que aquello por lo que creemos estar luchando tal vez es lo que nos va quitando un poco de vida cada día.
A todos los que de una u otra manera te acompañan en la vida solo puedes darles las gracias por haberte hecho aprender.
Perdón también a los que en algún momento has defraudado porque de eso sí has aprendido algo… a no saber perdonarte.
Pero seguirás aprendiendo…
Alguien podría decir: “¿con tanto aprendizaje deberías ser muy sabio?”. Pero no, sigues siendo el mismo tonto de siempre, con defectos y fragilidad; con defectos y alguna virtud.

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