N/4.L
Te cuesta empatizar con
el entorno, cada vez cierras más tus círculos. Has dejado entrar a personas
que no lo merecían. No te culpes, tampoco les culpes.
Hoy los sueños te han
recordado que te enfrentas a semanas distintas. Ese otoño, ese invierno,
siempre sin muchas alegrías. Hoy leías que en estas estaciones se incrementan
las enfermedades. En tu caso es la época en la que más notas tu deterioro
mental.
“Que nadie te oiga
quejarte, ni te oigas quejarte a ti mismo.” Marco Aurelio
Es verdad que todos
no estamos en el mismo barco, pero sí en el mismo mar.
Unos van en yate, otros
vamos en barca o a nado. Pero todos tratamos de avanzar en este mar de
incertidumbres. Falta empatía.
¿Por qué sucede lo que
sucede?
Qué tranquilo has
vivido. Qué necesidad de todo esto. El ego. ¿La codicia? También.
En griego, el término timé
significa honor, valor, precio, y también aprecio, y entonces se usaba para
designar la buena imagen que una comunidad tenía de un héroe, un guerrero o un
ciudadano cualquiera. Dicha imagen para ellos era esencial, y determinaba el
valor de un ciudadano como persona.
¿Y entonces cómo era
el hombre de honor? Según los aquellos espartanos, sería aquel que actúa
conforme a lo que se espera de él, se reconoce en sus acciones, incluso por
encima de los intereses personales y siempre se enfrenta y vence a la
dificultad.
De comportamiento noble
y ejemplar; pero ¿qué es lo que podría fallar en este individuo? No tiene un
criterio propio, tampoco actúa por convicción interior, simplemente se mueve
por fuerzas externas, como el buen nombre, el prestigio y una buena reputación.
Platón subrayaba
confusión con respecto a la virtud: venera a las musas, pero no ama las artes,
sabe escuchar, pero no habla, respeta a los hombres libres pero castiga a los
esclavos, se muestra sumiso a sus superiores pero es ansioso con el poder.
El motivo de su acción queda
claro, no sería la virtud, sino más bien la ambición. Eh ahí la trampa de la
timocracia y de los que persiguen el honor.
En ocasiones, esta
sociedad en la que vivimos me recuerda en algunos aspectos a una timocracia.
Cuando lo políticamente correcto gobierna en el día a día de los ciudadanos,
abrir el debate entre la integridad y el honor sería algo necesario.
La integridad es la
cualidad de ser coherente y honesto en todas las áreas de la vida. Esto implica
actuar de acuerdo con principios morales firmes y mantener un elevado estándar
de conducta, incluso cuando nadie está observando y a pesar de las opiniones de
los que nos rodean. El papa Pío X lo tenía claro: “Lo que está mal está
mal, aunque lo haga todo el mundo; lo que está bien está bien, aunque no lo
haga nadie.”
N/5.M
“Estás como triste”, te han
dicho esta mañana. La persona que te lo dice es inmensa en valores, con una
vida que se llena de obstáculos a cada paso, pero que siempre tiene una
sonrisa, que en este caso imaginas a través del teléfono.
Y la verdad es que sí,
estás algo triste. Estás triste porque tal vez parezca que te conformas con que
te engañen, con perder batallas, con la sensación absurda de que como eres una
especie de privilegiado debes estar preparado para esos reveses. Y no estás de
acuerdo, y eso te entristece.
Estás triste porque se
te acaba la vida y ya no es tiempo de embarcarte en nuevos proyectos, ni de
emprender. Ni tampoco te apetece.
Estás triste porque
siempre creíste en la amistad leal y nunca pensaste que la codicia, el interés
personal, se prioriza por encima de ciertos ‘románticos’ valores.
Eres un idealista. Un
poeta y filósofo de la vida que sí has priorizado ciertas cosas por encima de
ti.
Tanto que en momentos has sido tú el que te has visto entre verdaderas
complicaciones.
Y sí, estás triste
siendo, como dices, un verdadero privilegiado que camina arropado y se va
despojando de todos esos que solo han venido a tu vida por el interés.
Los buenos y los malos
momentos nos llegan a todos. Antes, después, siempre. Es inevitable. No
puedes evitar los malos momentos como no puedes atrapar el viento con las
manos. Son parte de nuestras vidas. Y siempre tienen un propósito. Ir
contra ellos es perder el tiempo.
“Cuando te vengan
buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos
y otros son de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse
después.” Eclesiastés 7:14-17
Se nos ponen obstáculos
en el camino que nos impiden el paso; esos obstáculos se convierten en el
camino. No lo olvides.
Si apuestas porque el
miedo se adueñe de tus pensamientos, lo que haces es fabricar una percepción
falsa porque el miedo, realmente, no existe en ese nivel creativo.
Cuando tienes miedo de
algo, admites que tiene el poder de hacerte daño. Tu corazón es tu verdadero
tesoro. Si tienes miedo estás equivocado respecto a lo que es valioso.
En el mito de Sísifo,
Albert Camus trata de responder a alguna cuestión que la mayoría de nosotros
nos hemos planteado en más de una ocasión: ¿tiene sentido la vida?
Algunos nos agarramos a
la fe, con nuestras creencias, que no deja de ser esperanza. Otros lo hacen a
la botella de whisky, que no deja de ser placer momentáneo.
¿Y los demás?
La vida es alegría,
pero también dolor, miremos hacia donde miremos.
La vida es soledad.
Nacemos y morimos solos.
Todos terminaremos en
el mismo sitio.
Luego entonces, la vida
es un poco de absurdo.
Siendo así, vivámosla.
N/6.X
La vida es un largo
invierno con ciertos destellos de sol. Lo pensabas esta
mañana.
Y así has llegado a la
oficina, con algo de sueño y esa especie de sentimiento que se encuentra al
despertar.
A estas horas parece
que Trump volverá a ser el presidente de los Estados Unidos.
Borges decía que no
hay que hablar si no vamos a mejorar el silencio.
Nunca has sido
protagonista de nada, siempre has huido de protagonismos o apariencias para
destacar. El protagonismo termina por destruirte.
Apartarse de personas
complicadas hace que tu salud mejore.
Se paga un alto precio
por defender esos valores que te caracterizan, como es la lealtad. Pero se
termina por pagar un precio más alto si no lo haces.
Almuerzas con tu hijo
un excelente cocido en El Sustento, ese bar de menú dónde sueles ir en tus días
de despacho. Más allá del lugar, más allá de la fantástica y sabrosa comida, lo
excelente ha sido ese momento.
Habéis comentado tus
últimas proezas empresariales, los problemas que trae la vida y has escuchado
con atención esos consejos de una mente joven, pero bastante madura. Te dejas
aconsejar y, también, regañar cariñosamente por tu hijo por implicarte tanto con
personas que no lo merecen.
Te importa mucho lo que
piensa.
Paráclito proviene
de la palabra griega koiné παράκλητος (paráklētos), parece significar "el
que consuela o consuela; el que alienta y revive; el que revive; el que
intercede por nosotros como un defensor en un tribunal". La palabra
“paráclito” tiene forma pasiva y, etimológicamente, significa “llamado al
lado de uno”. La forma activa de la palabra, parakletor, no se encuentra en
el Nuevo Testamento, pero está en la Septuaginta, en plural, en "Consoladores
molestos sois todos vosotros” (Job 16:2).
N/7.J
Ayer, en el almuerzo
con A., pensaste que la vida son esos minutos que se convierten en milagro
porque estás con quien quieres estar. Y es ahí, también, donde aprecias
verdaderamente la vida. ¿Dónde estás? ¿Cómo estás?
“La cuestión no es
lo que se mira, sino lo que se ve. Basta contemplar el menor hecho o fenómeno,
por familiar que sea, desde un punto que se aparte un pelo de nuestro camino
habitual o de nuestra rutina, para quedar sobrecogido, encantado por su belleza
y su significado”. Henry David Thoreau
Nuestras creencias
no sólo condicionan las respuestas a cualquier pregunta, es que también
condicionan las propias preguntas. No podemos explorar lo que hay afuera sin lo
de adentro.
Sin un propósito,
es muy fácil dejarse llevar por lo que otros esperan de ti o lo que parece una
buena idea en el momento.
Definir tu propósito te
da la dirección y motivación para avanzar con confianza, incluso cuando las
cosas se pongan difíciles.
N/8.V
Feliz el día de ayer.
Te tomaste los botellines , antes de comer, en El Chule. Comisteis en La
Fontanilla y terminaste en La Cañería. Auténtico recorrido, tradicional, de
jueves. Amigos, amor. Olvidaste todo lo que te complica la existencia y te
quedaste con lo que lo merece.
“Para el humano, la
medida de toda acción es el juicio, la opinión.
Quien no lo recuerde,
no se irritará con nadie, no se enfadará con nadie, a nadie insultará, a nadie
hará reproches, no odiará…
No se impacientará con
nadie…”
Epicteto
Nelson Mandela pasó 27
años en la cárcel. Parece que, al volver a ser libre, dijo: “Al salir por la
puerta hacia mi libertad supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el
resentimiento, seguiría siendo un prisionero”. Nelson Mandela comprendió
que existen dos tipos de esclavitud: la externa y la interna, y que siempre la
más difícil de superar es la interior.
Es curioso pero esta misma
reflexión guio la vida del amigo Epicteto, uno de mis grandes estoicos del
siglo I. Epicteto vivió como un esclavo durante gran parte de su vida, y en esa
condición abrazó el estoicismo. Con el tiempo, aprendió a desprenderse de la
ira, el odio y el resentimiento, y a liberarse de todo aquello que lo limitaba
interiormente. Era libre en espíritu mucho antes de alcanzar la libertad
exterior. Así, cuando finalmente dejó de ser esclavo, su libertad ya era plena
y auténtica.
Ya libre, Epicteto dedicó
el resto de su vida a la práctica y la enseñanza del estoicismo, convirtiendo
su filosofía en consejos prácticos y concretos para aplicar cada día. Es en sus
enseñanzas donde encontramos cómo relacionarnos con nuestras pertenencias y
nuestros afectos; cómo llevar adelante conversaciones significativas; cómo
resistir esas tentaciones que tanto nos gustan pero que nos perjudican; cómo
orientar nuestras energías hacia lo que depende de nosotros y evitar
desgastarlas en proyectos destinados al fracaso; cómo ser libres de la mirada
ajena y de nuestro propio juicio. Incluso nos ayuda a reconciliarnos con la
idea de la muerte.
Epicteto, curiosamente, no
dejó nada escrito. Tal vez ni siquiera sabía leer o escribir. Sin embargo, su
sabiduría atrajo a discípulos, desde intelectuales hasta los más poderosos de
su tiempo. Uno de ellos, el senador romano Flavio Arriano, resumió sus
enseñanzas en un pequeño libro llamado Manual de Epicteto, una joya
filosófica repleta de ejemplos claros y profunda sabiduría.
N/9.S
Los campos están envueltos
en una niebla densa.
Volviste a encontrarte con
esos pensamientos de culpa, de saber que no haces las cosas bien, de dudas, de que
siempre te pillan con el pie cambiado y el que siempre pierdes eres tú.
Lo personal es lo peor. Es
lo que realmente te daña. No piensas con claridad.
Te das cuenta de
que estás más en calma cuando simplificas las cosas.
Esa puñetera voz que te habla en alto y que te hace estar enfadado por no haber
conseguido lo que te proponías. Que quiere que corras, que no pares, que no
pienses.
Retrocede. Vuelve a
comenzar. No pasa nada.
Dejar de luchar a
contracorriente, sumergirte en la calma que te aporta la aceptación de que hay
cosas que no puedes cambiar.
Te inhabilitan los
pensamientos.
Continúas profundizando en
el engaño, la mentira y en cómo has podido ser tan gilipollas.
Cómo calmar tu ira.
Sentido, destino.
Sentido en el camino, destino a alcanzar.
La inmensidad de la Parábola
del Hijo Pródigo que vuelves a leer. Lucas 15: 11-32:
“ 11 También
dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de
ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y
les repartió los bienes. 13 No muchos días después,
juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí
desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y
cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y
comenzó a faltarle. 15 Y fue y se arrimó a uno de
los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que
apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre
de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Y
volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me
levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu
hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y
el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy
digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo
a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su
mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro
gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque
este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y
comenzaron a regocijarse.
25 Y
su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó
la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los
criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le
dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por
haberle recibido bueno y sano. 28 Entonces se
enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29 Mas
él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote
desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis
amigos. 30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha
consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31 Él
entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Mas
era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y
ha revivido; se había perdido, y es hallado.”
La separación del
padre, la libre búsqueda de la individualidad supone un desgarro con nosotros
mismos, el olvido de lo que somos.
Preside nuestra vida el egoísmo,
el egocentrismo manifestado, claramente, en el consumismo, los apegos, el
materialismo, el narcisismo, la desnaturalización, el deseo.
N/10.D
Los estoicos, siempre amigos;
la Biblia, tu compañera de viaje. Te agarras a esos textos, pero te distraes y
no te concentras en lo que debería ser un momento de meditación. Ni siquiera
los paseos te tranquilizan.
Método Zettelkasten. Escribir
notas. Escribir comienza antes de sentarte frente a la hoja en blanco.
Escribir es pensar.
Anotar es el
resultado de pensar, leer y entender. Entender te permite aprender y escribir
es tu mejor forma de aprender.
Cuando sabes algo, que no
sabes cómo lo sabes, pero tienes claro que lo sabes. A esto se le llama algo
así como intuición.
En un desastre como el que
ha vivido España, y más concretamente, Valencia, ha quedado de manifiesto que
los que tenían que tomar las decisiones que fallaron.
Hoy son 220 fallecidos y
todavía hay 50 desaparecidos que, si Dios no lo remedia, sumaran como
fallecidos.
Una tragedia que deja al
descubierto que no se hizo todo lo que se podía haber hecho para que esas cifras
fueran mucho menores.
Considerar que la mayoría
política de un país solo es legítima si coincide con mis ideas u opinión, no es
de ser demócrata. Valor democrático: pluralismo político.
Para algunos, que
un país vote mal es que vota a quien ellos no votan.
Escuchas ese tema de Tracy
Chapman, ‘Baby Can I Hold You’. Intenso.
Tal vez dediques
demasiado tiempo en pensar o hablar de lo malo, y poco a recordar esos pequeños
detalles del día a día que te alegran la vida y te llenan de esperanza.
Estos ratos con tu hijo.
Herodoto lo dijo, nunca
es permanente en el humano el bienestar. Todo alrededor señala que os
aguardan males en cada esquina, a veces se acumulan, y no nos queda otra que
enfrentarnos a ellos, tratar de resolverlos y, si no es posible, pues
sobreponernos a ellos de la mejor manera posible.
Lo sabio es no dar un peso
excesivo, mirar alrededor a todo lo bello y grato. No responsabilizar a los
demás de nuestro mal y sí interrogarnos sobre la cuota de error que nos
incumbe.
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