Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 43
J/24.L Hay despertares y despertares. Tras esta noche de San Juan a la que te habías entregado en sueños pronto, derrotado, coges el móvil y ves varios mensajes que llegaron ya pasada la media noche. Eran de tu hijo anunciando la última nota que le faltaba por conocer en el final de carrera: aprobado con 7.5. Todavía con legañas en los ojos, te has visto vencido por la emoción. Lo ha conseguido. Creo que nada en el mundo te supondría una alegría mayor en estos momentos. Ha concluido otra etapa, importante, en la vida. Hay momentos en los que el orgullo te engrandece. En este caso no por un éxito tuyo (que poco has conocido), sino por el de aquellos a los que quieres. Es cuando, además, miras al cielo y agradeces no haya habido ninguna contienda que engulla el esfuerzo y sacrificio. Porque el éxito, en partidos así, depende de varios condicionantes externos, pero también internos. Cuando lo trabajas, te comprometes, te esfuerzas, las probabilidades de quedar satisfecho con el resu